¿Son mujeres malas?
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La historia del mundo necesita un reverso infame, desleal y abyecto que se oponga a la concepción del bien. En la aventura literaria, el arquetipo de mujeres malas se repite una y otra vez en personajes memorables, aquí en la obra 'Malas' de Miguel Galindo Abellán, autor teatral y profesor de Literatura, representada este domingo 20 de octubre durante el IX Certamen de Teatro Aficionado Villa de Torrijos , en el Auditorio del Palacio de Pedro I. En el reparto, en este drama de seis actos, seis actrices de Villarrobledo y su alrededor, en una obra dirigida y adaptada por Manolo Valero y Pilar Simón , con sus personajes espejo se enfrentan a un juicio social en sendos monólogos dramáticos: Medea (Paqui Peinado), Celestina (Julia Flores), Lady Macbeth (Mercedes Fernández), Laurencia (Carmen Henales), Nora (Majo Fernández), Bernarda (Mª Carmen García). Son mujeres injuriadas, de carácter fuerte. Su voz se acompaña por el rasgueo de la guitarra de Rubén Valero. Personajes sugerentes que con sus argumentos se enfrentan a la violencia social de cada una de sus épocas históricas . La maldad parece imperar en la acción causal de un protagonismo matriz y en sus reacciones: abandonos, traiciones, destierros, hechizos, conspiraciones, desamparos, violaciones, sacrificios, violencia, restricciones. Al otro lado de ellas, enfrente siempre, una sociedad de hombres machistas, poderosos, vengativos, autoritarios, censores… que buscaron su simpleza y/o grandeza secular y cavernaria en mujeres dóciles, sumisas, súbditas. Estas mujeres vilipendiadas en los libelos de sus autores, de sus creadores, fueron arrojadas al pozo más trágico de la existencia, aunque ahora ellas y sus reflexiones sean un necesario aguijón igualitario en la sociedad actual. ¿Quién impone el bien o el mal? ¿Quién, la idea suprema, la virtud moral, y/o la ignorancia? En sus voces, en ellas, en la escenografía, los textos de Eurípides, Fernando de Rojas, W. Shakespeare, Lope de Vega, H. Ibsen y García Lorca . A un lado del escenario, casi a oscuras, el magistrado (el actor Julián Serrano) de voz cortante y facciones de negritud dura, con su martillo de corte, ceremonial, no es sino un personaje muy secundario, pues el verdadero juez de sus reflexiones es el público actual, hombres y mujeres que hemos de entender unas acciones y reacciones femeninas, y unas justificaciones bien tramadas que quieren romper la cuarta pared desde una retórica vehemente. En ese apóstrofe, el espectador en el anfiteatro debe dirimir, entre esta y otra, media decena de obras representadas en este concurso, el carácter interpretativo. Sin embargo, hemos de quedarnos con el interés social de la obra, en los valores trasmitidos. En cómo se ha pasado de la tragedia histórica en representaciones patriarcales, hasta los ojos del público de hoy, que ha de analizar los modos de la violencia de género que sufren las protagonistas , separándose de la representación 'oficial' limitada a representar a las mujeres en los roles de bondad (docilidad al macho) y maldad (deslealtad al macho). Ellas, estas mujeres de ficción, malas solo por su condición femenina , como otras muchas de carne y hueso (Concepción Arenal, Clara Campoamor, Malala Yousafzai) han marcado un hito hacia la igualdad de género. Donde queda el equilibrio de las verdades de sus verdades femeninas ha de reinterpretarlo el espectador, el verdadero tribunal inquisitorial, que se enfrenta a la técnica interpretativa de estas seis actrices manchegas y a unas acciones machistas, que no por repetidas pueden seguir siendo aceptadas.