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Октябрь
2024

El ocaso del gigante de Gat

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El presidente Rodrigo Chaves fue elegido en un proceso democrático plasmado en las urnas electorales. En sus discursos originales, su idea de mejorar aspectos esenciales de la administración del país fue manifestada, y el pueblo se alegró. Mencionó la seguridad, la economía, cómo bajar el precio de las medicinas, la ruta del arroz y muchos asuntos más, como es costumbre en quien ingresa a la silla del Poder Ejecutivo y piensa, desde el principio, en cómo congraciarse con la población.

Pareciera que comenzó a lograrlo, acompañado de un elemento negativo: un ejército de troles alquilados, contratados o de donde vinieran, con discursos que desviaran la atención, dispuestos al ataque de todo lo que signifique crítica al gigante de la Casa Presidencial, apoyado en sus servidores en las curules.

Las políticas implantadas pronto comenzaron a surgir junto con un discurso de odio alimentado por el ataque orientado hacia la libertad de información y de expresión, al calificar a la prensa, en muchos casos, de “canalla”, sumado al ataque a balazos discursivos todos los miércoles, con el grupo de esbirros que lo acompañan, en contra del escudo de protección de los principios de pesos y contrapesos que respaldan nuestra institucionalidad.

Su motivación tiene una finalidad específica: quiere parecerse al actuar de los vecinos nuestros como Ortega, Maduro, Bukele y compañía de dictadores, quienes se han aprovechado de los mecanismos democráticos para eliminar las libertades, la libre expresión, la crítica ciudadana, la división de poderes y los controles judiciales, de la Administración Pública y del primer poder de la República.
En suma, destrozar el Estado de derecho construido desde los orígenes de la Costa Rica independiente.

Este gigante “incircunciso”, como llamó el rey David del Antiguo Testamento a Goliat, osa retar a los ejércitos sustentados en nuestra fuerte y sólida institucionalidad. La diferencia abismal es que el rey David, antes de subir al poder, había crecido como pastor de ovejas. Sus manos fueron entrenadas para proteger a su pueblo al cuidar a ese rebaño contra el ataque del león y del oso.

Cuando se llevaban a una oveja, emprendía una persecución hasta que soltaran la presa. Incluso se enfrentaba a esos animales y los mataba. Sus manos, su mente y su actitud eran los de un valiente con grandes principios. Mató al gigante al conocer su área descubierta.

El gigante de la Casa Presidencial no es un pastor de nuestro pueblo. Todo lo contrario. Su pretensión es desestabilizar el marco institucional del país al estilo filisteo. Sus amenazas, sus discursos que profieren insultos, la división y las expresiones soeces no son propias de un líder adecuado para la silla presidencial.

David recogió cinco piedras para armarse con su honda. Nosotros contamos con un régimen que proviene de antes de la Constitución de 1949. Ese es nuestro ejército. Con él venceremos.

Gloria Navas es diputada.