Yo me bajo en Atocha
Como usuaria del ferrocarril desde que me alcanza la memoria y amante confesa de esa forma de viajar, siempre he visto enormes similitudes entre los trenes y los novios. Si no te fallan, tienen chica para rato. Ahora bien, como empiecen a llegar tarde un día sí y otro también, a obligarte a suspender planes a base de incumplimientos, a desilusionarte con promesas que no pasan de mera palabrería... el fin de la relación está cantado.