«La independencia de EE.UU. no habría sido posible sin España»
0
«La independencia de Estados Unidos no habría sido posible sin España» y los rebeldes norteamericanos «lo sabían». La contundente afirmación llega de boca del historiador Thomas E. Chávez , doctor por la Universidad de Nuevo México y referente en Estados Unidos del olvidado legado hispano en ese país. Tras declarar la independencia de Gran Bretaña en 1776, sostiene, los sublevados buscaron la implicación española en la guerra a través de Benjamin Franklin y otros emisarios enviados a Europa, porque eran conscientes de que con la francesa no bastaba: «Sabían que necesitaban la ayuda de otro país porque, como sabemos ahora, Francia no tenía el poder para ganar a Gran Bretaña, y Francia sabía que necesitaba a España». Chávez es uno de los expertos que participaron hace unos días en San Luis (Misuri, EE.UU.) en un congreso de historia que ha servido para destacar el papel clave de España en el éxito de la lucha por la independencia de las colonias británicas en Norteamérica entre 1775 y 1783. La II Conferencia Histórica sobre la Revolución Americana en el Oeste, organizada por la Sociedad Histórica del Condado de St. Charles (Misuri), los capítulos de España y de St. Charles de las Hijas de la Revolución Americana (DAR, por sus siglas en inglés), y el capítulo Fernando de Leyba de los Hijos de la Revolución Americana (SAR) reunió durante tres días a especialistas, en su mayoría estadounidenses, que analizaron el conflicto a lo largo del valle del Misisipi (geográficamente «el Oeste» respecto a las trece colonias originales), un escenario a menudo despreciado por los historiadores en favor de las batallas en la franja atlántica. Y en ese teatro bélico tuvo fue clave España, que en aquel momento era dueña del inmenso territorio de la Luisiana , un espacio de unos dos millones de kilómetros cuadrados en la orilla occidental del Misisipi y que compartía por tanto frontera con los británicos a lo largo de miles de kilómetros. Sobre ciudades hoy tan estadounidenses como San Luis, en Misuri, o Nueva Orleans, en Luisiana, ondeó la bandera española durante cuarenta años, hasta que a comienzo del siglo XIX la provincia fue devuelta a Francia, que a su vez se la vendió a los Estados Unidos. En la ponencia que pronunció en la Conferencia, titulada 'Benjamin Franklin, Francisco Saavedra de Sangronis y la gran estrategia de España en la Guerra de la Independencia de Estados Unidos', Thomas E. Chávez afirmó que haber ido a la guerra sin el apoyo de España habría sido «un suicidio». Los franceses y los estadounidenses lo dejaron por escrito, apunta. Recuerda, en este sentido, que el propio George Washington , comandante en jefe del ejército rebelde y más tarde primer presidente de los Estados Unidos, aseguró: «Si España se une a la guerra, la victoria es nuestra». En realidad, más allá de la mera lucha de unos colonos contra su metrópoli, se trataba de una verdadera «guerra mundial» y, para Chávez, «ésta es la clave de la independencia de los Estados Unidos». En ese contexto de conflicto global, la pugna de los españoles contra los británicos en escenarios tan distantes entre sí como Bahamas, Jamaica, Guatemala, Menorca o Gibraltar, en los que estaba en juego la hegemonía planetaria, tuvieron mucho más que ver con la victoria de los americanos de lo que generalmente se cree. Y no sólo fue esencial la implicación militar directa de España en la guerra. La financiación española fue también indispensable. El propio marqués De Grasse , comandante de la flota francesa que propició la victoria en la decisiva batalla de Yorktown en 1781, reconoció que el dinero llegado de La Habana fue fundamental, insiste Thomas E. Chávez. A lo largo de las tres jornadas del congreso celebrado en San Luis, investigadores tanto independientes como de diversas universidades y organizaciones culturales expusieron ante cerca de 150 asistentes los más variados aspectos de la guerra en el Oeste. Los debates se extendían a los pasillos, las pausas para los almuerzos y las cenas, que bullían con el intercambio apasionado de conocimientos y de nuevos proyectos divulgativos sobre una historia que se resiste a caer en el olvido. El investigador Stephen L. Kling Jr. , gran impulsor de la conferencia, destaca cómo «a lo largo de la guerra España suministró abundante ayuda material a los colonos, gran parte de la cual se envió desde Nueva Orleans aguas arriba por el Misisipi, a través del río Ohio, hasta Fort Pitt (actual Pittsburgh, Pensilvania) para ser distribuida entre las fuerzas de las trece colonias». Después los suministros se enviaron también a San Luis para los hombres de George Rogers Clark , al otro lado del Misisipi, y más tarde, cuando España entró en la guerra, esta «maniató, y en algunos casos capturó, a fuerzas británicas que de otro modo podrían haber sido usadas para reforzar la lucha contra los americanos en las trece colonias». En el caso de la alta Luisiana, la región donde se encontraba San Luis, «americanos y españoles trabajaron juntos en planes defensivos y ofensivos que frustraron los planes británicos de conquista», comenta. Uno de los grandes ejemplos de la alianza entre España y los colonos americanos fue, precisamente, la estrecha colaboración entre Fernando de Leyba , gobernador de la alta Luisiana española, y George Rogers Clark, el teniente coronel virginiano que arrebató a los británicos las tierras al este del Misisipi y al norte del Ohio en 1778. Kristine L. Sjostrom , investigadora estadounidense afincada en Sevilla, destacó en la conferencia cómo esta «poco conocida relación entre los españoles y los americanos acabó con el plan británico» de apoderarse del Misisipi desde el norte, que en caso de triunfar habría dificultado a la postre la victoria rebelde en la guerra. Sjostrom subrayó los entresijos del «vínculo de hermandad» que trabaron Leyba y Clark, plasmado en una intensa correspondencia entre ambos y en visitas mutuas, a pesar de sus grandes diferencias de orígenes y caracteres. Muestra de esta sintonía fue la expedición de castigo conjunta que lanzaron tras el brutal ataque simultáneo sufrido el 26 de mayo de 1780 en San Luis , en la orilla española, y en Cahokia, en el lado controlado por los americanos, a manos de guerreros nativos aliados de Gran Bretaña . La fuerza hispanoamericana organizada por Leyba y Clark salió poco después en persecución de los atacantes para tratar de alejar el peligro, indica Sjostrom, que es coautora de 'The Battle of St. Louis, the Attack on Cahokia, and the American Revolutionary War in the West' (THGC, 2017) y acaba de publicar una biografía en inglés sobre Fernando de Leyba. El propio Stephen L. Kling Jr., que es descendiente de un miembro de la milicia española que luchó contra los ingleses en San Luis en 1780, intervino en la Conferencia con una ponencia, en este caso sobre la «subestimada victoria» de Bernardo de Gálvez , gobernador de la Luisiana, en su campaña en el Misisipi en 1779. En una ofensiva que cogió por sorpresa a los británicos poco después de que España declarase la guerra a Londres, Gálvez se hizo con los fuertes de Manchac , Baton Rouge y Natchez (en los actuales estados de Luisiana y Misisipi), lo que le dio el control de la parte baja del río, una vía de comunicación vital en una época en que todavía no había trenes ni autopistas. Estas conquistas permitirían más adelante a Gálvez hacerse con Mobila (hoy en Alabama) y Pensacola (Florida), las proezas por las que la figura de este militar malagueño es más célebre. Los triunfos de Pensacola y Mobila «fueron muy importantes, pero no se habrían podido realizar sin asegurar el Misisipi», aseguró Kling, coautor del mencionado 'The Battle of St. Louis, the Attack on Cahokia, and the American Revolutionary War in the West' y de 'The American Revolutionary War in The West' (THGC, 2022), entre otros libros, y gran impulsor de la conferencia celebrada estos días en San Luis. Otros conferenciantes abordaron cuestiones concretas del día a día en la época de la Luisiana española. Así, Frances Kolb Turnbell , doctora por la Universidad Vanderbilt y profesora en la Universidad del Norte de Alabama, se ocupó de las diferentes banderas, medallas y gorjales que tanto franceses como británicos y españoles regalaban a los nativos para ganarse su favor, mientras que Philippe Halbert , historiador del arte en el Wadsworth Atheneum de Hartford (Connecticut), describió la cultura marcial y la formación para mantener elevada la reputación de las tropas españolas en aquella remota región del imperio. En videoconferencia desde España, además, el jefe del Departamento de Referencias del Archivo General de Indias, Antonio Sánchez de Mora , hizo un repaso de las historias del territorio de la Luisiana y sus habitantes que se recogen en los documentos que alberga ese histórico centro sevillano, entre ellas cómo se realizaron los pagos a los milicianos que combatieron en San Luis en 1780. ¿Por qué entonces, si la ayuda de España fue tan trascendental, su papel ha quedado en segundo plano? Para Kling, el hecho de que Francia entrara antes en la guerra y participara directamente en las batallas en las trece colonias hace su contribución «mucho más obvia» y «eclipsa la ayuda igual, y en cierto sentido superior, que España prestó a los americanos». De hecho, apunta a ABC, «la igualdad naval (con los británicos), si no superioridad, sólo se consiguió cuando España entró en la guerra». «Es inconcebible que los americanos pudieran lograr su independencia sin la enorme ayuda proporcionada por Francia y España», sentencia. Kling cree que comprender que los americanos sólo alcanzaron ese objetivo «con la ayuda de otros» no resta valor a su logro, «pero lo pone más en su perspectiva adecuada y otorga reconocimiento a la gente y los países que ayudaron a que sucediera».