El épico nepotismo de LeBron James marca el inicio de la NBA
La NBA comienza en la madrugada del miércoles (hora española) y ya son toneladas de tinta las que han corrido en las últimas semanas sobre la mejor liga de baloncesto del mundo. Son los Boston Celtics, actuales campeones y equipo más laureado de la competición con 18 anillos, los principales protagonistas de la temporada 2024-25 por su favoritismo para repetir éxito. También los New York Knicks, que tras fichar al ala pívot Karl Anthony Towns pretenden romper la maldición de 51 años sin hacerse con la corona. Incluso los Dallas Mavericks de Luka Doncic levantan extensa expectación después de llegar a las finales de la última edición y haber adquirido a Klay Thompson, uno de los emblemas de la última dinastía de la competición, los Golden State Warriors. Pero parece que las tertulias estadounidenses han obviado este buen material para derivar todas sus charlas hacia un acontecimiento sin precedentes. LeBron James será el primer jugador de la historia de la liga en compartir vestuario con su hijo, Bronny James . La estrella de Los Angeles Lakers, tras ganar cinco anillos con cuatro equipos diferentes (dos con los Miami Heat, uno con los Cleveland Cavaliers y el último con los Lakers), buscaba un último desafío legendario, la última frontera. Y dado que tuvo al primero de sus retoños con tan solo 19 años (ahora tiene 39), optó por el nepotismo. Los Lakers y toda la liga conocían su deseo, por lo que elegir a James júnior en el draft del pasado verano se convirtió en una especie de batalla de la Guerra Fría. LeBron no tenía contrato y hacerse con los derechos de su hijo era asegurar acercarse a la contratación de uno de los mejores jugadores de la historia, solemne y dominante su baloncesto pese a ser prácticamente un cuarentón (la última campaña promedió 25 puntos, siete rebotes y ocho asistencias). Pero parece que nunca hubo debate: los Lakers ficharían a Bronny y LeBron renovaría con ellos. Una realidad que se consumó el pasado julio, cuando el jefe del clan James prolongó su relación con los californianos dos años a cambio de más de 100 millones de dólares y, a cambio, los Lakers seleccionaron en el Draft a su hijo en la posición 55, cifra reservada a jugadores a los que no se les intuye un sólido recorrido en la NBA. El aquelarre era una realidad, padre e hijo compartirían vestuario y jugarían en uno de los equipos más icónicos de la historia del baloncesto. Sin embargo, las críticas no tardaron en florecer. En uno de los primeros partidos de Bronny James con los Lakers en la liga de verano, competición de pura pretemporada en la que ni siquiera están presentes los mejores jugadores de cada franquicia, las cámaras captaron a Jaylen Brown, estrella de los Celtics, confesar lo siguiente: «No creo que Bronny tenga nivel para ser un profesional». Pidió disculpas el MVP de las últimas finales de la NBA, pero lo cierto es que el de Georgia abrió la veda de los ataques hacia el joven Bronny. Incluso un director deportivo de uno de los equipos de la Conferencia Este se escudó en el anonimato para ahondar en la decisión de LeBron de forzar el jugar con su vástago. «Está destinado al fracaso. Que todo esto haya llegado tan lejos es surrealista». La realidad es que las críticas están en parte justificadas, pues Bronny, 20 primaveras, solo disputó un año en la liga universitaria, donde defendió los colores de los USC Trojans y bajo los que promedió 4,8 puntos, 2,1 asistencias, 2,8 rebotes, números muy flojos de cara a dar el salto a la NBA . Además, Bronny sufrió un paro cardíaco derivado de un defecto congénito durante un entrenamiento de pretemporada en julio, pero fue reanimado a tiempo para salvarle la vida. Todo esto hizo que, de no ser hijo de, nunca habría alcanzado la más alta esfera del baloncesto. Así, el novato no ha conseguido revertir la situación con sus actuaciones en pretemporada con los Lakers. Solo ha promediado 1.6 puntos en un total de cinco encuentros, además de fallar los once intentos desde el triple que ha realizado. Números que han exacerbado las desaforadas críticas sobre el escolta y que han propiciado que LeBron haya agudizado su sentido paterno durante los calentamientos, en los que se ha podido ver a padre e hijo bromear y jugar como imaginamos que hacían desde que Bronny era un crío. Los Lakers se han intentado justificar en que el primogénito de su astro se ha ganado ser parte del equipo por méritos propios y, como asegura su nuevo entrenador, el exjugador J.J. Redick, Bronny tiene potencial para ser un defensor de nivel NBA . Mientras, el joven, que asimila de maravilla las montañas de ataques que sufre, ha confesado que es consciente de que sus números han sido decepcionantes. Pase lo que pase, el sueño de su padre ya se ha hecho realidad.