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Октябрь
2024

Política y poder en el último trimestre del año

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Las fuerzas políticas muestran en su conjunto una marcada situación de división y desarticulación. El haber evitado que caiga el veto que Milei impuso al proyecto de aumento de fondos para la universidad pública es más importante por lo que evitó, que por lo que logró. La Casa Rosada necesitaba un tercio de los diputados presentes para mantener vigente el veto y lo obtuvo al reunir ochenta y cinco diputados para ello.

Los bloques de La Libertad Avanza y el PRO aportaron el grueso de ellos, pero también fueron relevantes algunos que responden a disidencias del peronismo, como es el caso de los de Catamarca y Tucumán. Pero la aprobación del veto fue con lo justo: se pronunciaron en contra ciento cincuenta y nueve legisladores y hubo cinco abstenciones. El oficialismo necesitaba ochenta diputados de los presentes para aprobar el veto y obtuvo cinco más de los necesarios.

Javier Milei

Por su parte, la oposición necesitaba ciento sesenta y seis de los presentes y le faltaron siete. Desde la sanción de la Constitución Nacional en 1853, nunca el Congreso anuló un veto del presidente y ahora lo ha intentado dos veces en pocas semanas. En su discurso de Parque Lezama, Milei sostuvo que tiene que gobernar con sólo el 10% del Senado y el 15% de la Cámara de Diputados. Se refería a los legisladores de su partido, La Libertad Avanza.

Los diputados del PRO fueron claves para llegar al número necesario por parte del gobierno. El ex presidente Mauricio Macri jugó un rol importante para ello, quizás temiendo que una orden en contrario no fuese obedecida por todo su bloque. Pero en los días siguientes Milei volvió a criticar públicamente la gestión de gobierno del líder del PRO. Si el Ejecutivo pierde la capacidad de usar el veto, quedará muy débil en cuanto a la posibilidad de gobernar, por lo menos hasta la elección de medio mandato.

Pero la designación de una funcionaria macrista (María del Carmen Tettamanti) en la decisiva Secretaría de Energía, puede ser indicador de que la distancia entre ellos no es tan grande.

A 10 meses de gobierno, la política vive un proceso intenso de un reordenamiento conflictivo y un tanto anárquico. En el oficialismo, la hermana del presidente, Karina Milei, sigue organizando a La Libertad Avanza en todo el país, con la asistencia de los hermanos Martín y "Lule" Menem. Acaba de organizar el partido formalmente en Mendoza, pese a que el ministro de Defensa, Luis Petri, realiza una intensa campaña para ser electo gobernador en 2027. Si bien la tarea política avanza, enfrenta crecientes resistencias de militantes opositores, las que comienzan a traducirse en hechos violentos contra los militantes oficialistas.

Respecto a La Libertad Avanza, la estrategia consiste en absorber los votos del PRO, sin establecer acuerdos con su dirigencia. Los sondeos muestran que esta traslación ya se ha producido: mientras La Libertad Avanza se acerca al 30% en la provincia de Buenos Aires, el PRO como tal retiene nada más que el 10%.

La Ciudad de Buenos Aires es el distrito crítico entre Milei y Macri. Los libertarios estarían dispuestos a un acuerdo sólo si obtienen siete de los diez primeros lugares de la lista de diputados nacionales, algo que es rechazado terminantemente por los primos Mauricio y Jorge Macri. Es que para ellos mantener el partido unido hacia el futuro depende de retener el control político de la Ciudad de Buenos Aires.

La semana pasada el Congreso comenzó a discutir una ley para regular la aprobación de los DNU. La oposición busca limitar su uso por parte del Ejecutivo y puede tener la mayoría simple necesaria para ello. El oficialismo, para evitarlo, necesita aproximadamente treinta diputados más que los obtenidos en el último veto.

Cabe señalar que el próximo DNU que tratará el Congreso es el de delegación de las facultades de negociar emisión de bonos y pagos de deuda sin pasar por el Congreso, lo que enfrentará una firme oposición parlamentaria.

Pero en las fuerzas tradicionales, tanto en el peronismo como en el radicalismo se viven situaciones de conflicto mayores que en el oficialismo. Es que Milei podrá o no tener éxito político, pero parece haber desarticulado el sistema político tradicional que viene gobernando la Argentina desde mediados de los años cuarenta.

En el peronismo, la ex vicepresidente Cristina Kirchner ha iniciado su campaña para ser electa presidente del PJ en la elección interna que tendrá lugar el 17 de noviembre. Ha lanzado una operación política para sumar apoyos para ello, pero son menores a los esperados. Entre los gobernadores e intendentes predomina la cautela. El sindicalismo tradicional hasta ahora se mantiene al margen y sólo Pablo Moyano se ha sumado a la iniciativa. La Cámpora, formalmente liderada por Máximo Kirchner, aparece como la apoyatura política más importante de este intento. Axel Kicillof hizo un acto propio el 17 de octubre, sin invitar a Cristina Kirchner a participar en el mismo y marcando diferencias con ella, aunque sin atacarla frontalmente.

En la provincia de Buenos Aires las fuerzas están divididas entre el gobernador, el presidente del partido a nivel provincial (Máximo Kirchner) y los que se mantienen expectantes.

Al mismo tiempo, el radicalismo muestra una división creciente. En la reciente votación sobre el veto, cinco diputados de este partido volvieron a votar con el oficialismo y varios dirigentes radicales pidieron su expulsión. Pero ha sido la elección interna en la provincia de Buenos Aires la que ha mostrado el mayor grado de división.

Un sector del radicalismo tradicional, encabezado por Maximiliano Abad, se impuso claramente sobre una alianza de Martín Lousteau, Facundo Manes y Emilio Yacobitti, quienes tomaron la sede partidaria con barras bravas y militantes sindicales. Por su parte, los gobernadores son un tercer sector que se mantiene expectante.

Pero la discrepancia entre mercados y opinión pública sigue siendo el desafío político más relevante que enfrenta Milei. El riesgo país se encuentra en su nivel más bajo en varios años y lo mismo sucede con la tasa de inflación. Son dos éxitos indiscutibles del Gobierno que los mercados premian y reconocen, como se puso en evidencia en el multitudinario coloquio de IDEA realizado en Mar del Plata.

A su vez, la opinión pública sigue registrando una baja gradual en el apoyo al Gobierno, aunque esta no es dramática ni terminante. Incluso la resistencia social al Gobierno ha aumentado, irrumpiendo hechos de violencia aislados contra militantes del oficialismo y visitas de la hermana del presidente al interior, en el marco de las protestas y paros por el conflicto universitario.

Pero los mercados parecen registrar estos hechos como una evidencia de la decisión de Milei de mantenerse firme. Eso es claro en el Presupuesto, donde ha reiterado la decisión de mantener el "déficit cero" como una condición innegociable.

No será fácil aprobarlo. Pero el Jefe de Gabinete, Guillermo Francos -caracterizado por su capacidad de diálogo político-, ha manifestado públicamente que no es determinante que el Presupuesto sea aprobado o no por el Congreso. Es que Milei contempla como "Plan B" volver a prorrogar el Presupuesto de 2023 -como lo hizo este año- y reasignar partidas. Es un instrumento permitido por la Constitución.

El presidente se encamina así a gobernar sobre el extremo de la institucionalidad, con vetos, DNU -si logra evitar su regulación- y prórrogas presupuestarias por decreto, dada la relación de fuerzas que enfrenta en el Congreso. En cuanto a la Corte, iría en dirección a que funcione con conjueces, al no poder imponer sus candidatos en el Senado.