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Terror en la «Casa de los Gritos»: enfrentados a lo desconocido a las afueras de Sevilla

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Abc.es 
No todos los sitios abandonados y de aspecto siniestro esconden misterios o fenómenos inexplicables, pero existen lugares en los que, a pesar de que su historia no esté completamente documentada, los eventos que ocurren en su interior resultan aterradores. Estos lugares se convierten en refugios para lo extraño , lo desconocido. Hoy quiero hablarles de uno de estos lugares olvidados, envuelto en un aura de misterio y terror. Se trata de la «Casa de los Gritos», también conocida por muchos como la «Casa del Horror». Ubicada en las afueras de Sevilla, este lugar ha sido objeto de múltiples relatos espeluznantes por parte de aquellos que se dedican al urbex , la exploración urbana de edificios abandonados. Lo que parece ser una simple ruina esconde fenómenos que desafían la lógica y la realidad. Varios exploradores han experimentado lo inexplicable dentro de sus muros. Uno de ellos, Miguel Álvarez, relata una de las vivencias más escalofriantes que ha tenido en este tipo de exploraciones. Junto con su compañero Javier, Miguel decidió visitar la casa. Como siempre, ambos fueron cuidadosos de no revelar su ubicación exacta, en un intento de proteger el lugar de posibles vándalos. Después de explorar varias habitaciones, llegaron a la planta superior. Fue entonces cuando escucharon lo que parecían ser gritos provenientes del piso inferior. Pensaron que alguien podía estar en peligro, así que bajaron rápidamente para ver qué ocurría. Sin embargo, al llegar al lugar de donde provenían los gritos, no encontraron a nadie. Intrigados y algo asustados, decidieron continuar con su exploración. Pero no pasó mucho tiempo antes de que volvieran a escuchar un quejido, esta vez en el salón. El sonido parecía salir de un viejo sillón frente a una ventana . Al acercarse para investigar, rodearon el sillón esperando encontrar a alguien, pero no había nadie. En ese momento, vieron una sombra pasar de una habitación a otra, pero al seguirla, nuevamente, no había rastro de nadie. Aterrorizados, ambos llegaron a la conclusión de que no estaban solos en ese lugar. Algo, o alguien, invisible para ellos, estaba allí. Decidieron salir del edificio lo más rápido posible. Este inquietante testimonio despertó nuestra curiosidad, y junto con mi amigo José David Flores , nos embarcamos en la búsqueda de la famosa «Casa de los Gritos». Localizarla no fue complicado, y al llegar, lo que encontramos fue un edificio que, aunque deteriorado por el tiempo, aún mantenía parte de su antigua gloria. Mobiliario olvidado y una atmósfera de abandono se apoderaban del lugar. Sin embargo, lo más perturbador no fue el estado físico de la casa, sino la sensación que nos envolvió al cruzar su umbral. Desde el primer momento, sentimos como si estuviéramos siendo observados, como si hubiera alguien más en el edificio con nosotros, aunque no podíamos verlo. A medida que recorríamos las habitaciones y explorábamos los patios, esta sensación se intensificaba. En una de las habitaciones traseras escuchamos el mismo quejido del que hablaba Miguel. Provenía del salón, donde un antiguo cuadro colgaba sobre una chimenea, y un sillón permanecía vuelto hacia una ventana. Nos acercamos con cuidado, pero nuevamente, no había nadie allí. Decidimos realizar una sesión de psicofonías , una técnica utilizada para captar voces paranormales. Mientras formulábamos preguntas como «¿Hay alguien aquí?» o «¿Cómo te llamas?», la temperatura en la sala comenzó a descender de manera abrupta, lo que se conoce como un fenómeno de termogénesis . Al revisar las grabaciones, captamos respuestas inquietantes : «El propietario», «Miguel, ya» y un contundente «Vete». Tras estas respuestas, se oían gritos lejanos y pasos provenientes del piso superior. Aterrorizados, decidimos abandonar la casa. No fuimos los únicos en vivir experiencias aterradoras en este lugar. Más personas han visitado la «C asa del Horror« o «Casa de los Gritos» y compartido sus propias historias. Uno de ellos es Manuel García, otro entusiasta del urbex. Manuel relata que decidió visitar la casa con un grupo de amigos después de escuchar varias historias sobre los fenómenos paranormales que sucedían allí. «Desde el primer momento en que entramos, se sentía una presión en el aire. Era como si alguien o algo estuviera vigilándonos, pero no le dimos mucha importancia. Nos reímos de nuestras propias paranoias y continuamos explorando«, comenta Manuel. Sin embargo, las risas cesaron cuando uno de sus amigos sintió un toque en su hombro, pero al volverse, no había nadie. «Nos miramos unos a otros, en silencio. Pensamos que quizás alguno estaba jugando una broma, pero nadie lo admitió. Fue entonces cuando comenzamos a sentir pasos detrás de nosotros , pero cada vez que nos volvíamos, no había nada ni nadie. La sensación de ser seguidos era tan fuerte que decidimos salir, pero antes de que lo hiciéramos, oímos un susurro que decía 'No os vayáis'. No lo pensamos dos veces y corrimos hasta el coche. Nunca había sentido tanto miedo«, confiesa Manuel. Otro testimonio aterrador proviene de Ana Ruiz, una fotógrafa que también decidió aventurarse a la «Casa de los Gritos». «Lo mío fue muy diferente. No escuché pasos ni voces, pero algo ocurrió con mi cámara. Estaba tomando fotos de las distintas habitaciones, y al llegar al salón, quise capturar la chimenea y el sillón del que tanto se habla. Tomé varias fotos, pero cuando las revisé en casa, una de ellas tenía algo que me dejó helada. En una de las imágenes se veía claramente una figura borrosa sentada en el sillón . Al principio pensé que era un fallo de la cámara, pero todas las demás fotos salieron perfectas, salvo esa. La figura era muy clara, como la de una persona sentada mirando por la ventana, justo en el lugar donde se dice que se escuchan los quejidos«, relata Ana. «No puedo explicarlo. No soy de las que creen en fantasmas, pero esa imagen me hizo dudar de todo. La he mostrado a varios colegas fotógrafos, y nadie ha sabido explicarme qué pudo haber causado esa figura. Fue lo último que necesitaba para no volver jamás a ese lugar», concluye. La «Casa de los Gritos» es solo uno de los tantos lugares abandonados que los exploradores urbanos encuentran fascinantes. Sin embargo, este tipo de sitios puede albergar más que simples vestigios del pasado. Fenómenos paranormales, presencias inexplicables y sucesos extraños son comunes en lugares como este. Aunque la curiosidad es un motor poderoso para quienes se adentran en el mundo del urbex, también puede llevarnos a enfrentar lo desconocido. Y en ocasiones, lo desconocido puede ser mucho más aterrador de lo que estamos preparados para enfrentar.