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Por qué tu perro te sigue a todos lados: podrías estar provocándole un trastorno mental

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En contra de la intuición, se puede afirmar con seguridad que las plantas, en efecto, se mueven. No lo hacen a través de extremidades como los seres humanos, ni con tanta libertad como ofrece la conciencia, pero, como dijo Galileo: "y, sin embargo, se mueve". Lo que ocurre es que no lo hacen con las piernas, sino a través de los llamado 'tropismos', movimientos de varios tipos que se dan como respuesta automática a diferentes tipos de estímulos (luz, humedad, contacto físico...).

Los motivos que pueden llevar a un mamífero a moverse, en cambio, van mucho más allá que de los simples estímulos, ya que disponemos de un cerebro capaz de interpretar la información de forma más compleja. Sin embargo, no siempre lo hacemos correctamente, aquí entra en juego las diferentes estrategias que llevan al mantenimiento y evolución de la especie.

Los perros, probablemente los animales más cercanos al humano (por compañía, no por genética), también actúan acorde a un razonamiento previo, solo que el suyo, como resulta obvio, es más limitado por su menor capacidad de procesamiento. A diferencia de las personas, sin embargo, tienen un control mucho menor de sus instintos, y en muchas ocasiones son llevados por ellos sin poder resistirse.

Es responsabilidad de los dueños, entonces, protegerlos contra sus propios instintos incontrolables, ya que estos sí disponen de una mayor cantidad de raciocinio. Para ello, se debe educar a las mascotas a comportarse en público adecuadamente. Si un perro hace sus necesidades en mitad de la vía pública y se quedan ahí, la culpa es del dueño, no del animal, y lo mismo sucede con ladrar a altas horas de la noche o morder las esquinas de los muebles.

Por qué tu perro te sigue a todos lados: podrías estar causándole un trastorno mental

Es importante no caer en el alarmismo que se destila de quedarse con el primero resultado que arroja una rápida y preocupada búsqueda en Google, pero tampoco 'tomarse a guasa' este asunto. Nuestros amigos caninos a veces necesitan a un entrenador para corregir comportamientos que no son correctos, y ya no tanto para que no nos causen problema a nosotros, sino para que ellos mismos no sufran.

Los perros suelen seguir a sus dueños, pero la periodicidad con la que lo hacen puede cambiar mucho por la forma de ser de cada individuo, Si existe la preocupación porque nuestro 'mejor amigo peludo' pueda estar desarrollando una dependencia excesiva, sobre todo si no deja de llorar cuando nos vamos de casa, se debe acudir a un experto en educación canina para que nos ayude a frenarlo.

Normalmente, un perro nos acompaña cuando nos movemos simplemente porque se siente bien con nosotros y disfruta de nuestra compañía. Además, algunas razas con un instinto protector muy desarrollado, como los pitbull, los rottweiler o los pastores alemanes, tratan de vigilar por nuestro bienestar constantemente, pero debe enseñárseles que no es necesario todo el tiempo.

El problema real se ve cuando nuestro perro no es capaz de estar solo, principalmente porque le da mucho miedo que no estemos allí para protegerle o acompañarle, sobre todo si lo hemos adoptado después de que haya sufrido un abandono por parte de una familia irresponsable. Estos animales de compañía desarrollan más trastornos de 'apego excesivo' de lo que solemos pensar. Esto puede derivar, como explican en Perros Felices (@perrosfelices__), en una ansiedad por separación difícil de corregir.

Este tipo de ansiedad es una clase de trastorno conductual que aparece cuando nuestra mascota se separa de nosotros, y le genera grandes dosis de sufrimiento y desesperación por verse solo. Si sospechamos que nuestro perro podría estar sufriéndolo, no se debe nunca 'reírsele las gracias' como se suele decir coloquialmente, ya que es un asunto serio.

Lo correcto es acudir a un profesional para que nos dé un diagnóstico y nos ayude a tratarlo, porque nuestra mascota lo pasa realmente mal con esta situación. No lo hace por gusto ni por amor, sino como una adicción o trauma que le hace entrar en un bucle de inseguridad del que no podrá salir sin nuestra colaboración.