Setenta días nos quedan

El montaje de las luces de Navidad comenzó en Madrid el pasado agosto, pero aún no pasa de la fase de cableado, discreto hasta hacerse invisible en un arbolado callejero que a estas alturas de octubre conserva la hoja y que como en una negociación suiza entre Puigdemont y Cerdán tapa lo que luego se ilumina. Luz y taquígrafos, o fluorescente y relatores. Antes de que empiece el tradicional certamen literario y periodístico de villancicos antinavideños, expresión de una fobia de naturaleza elitista –marca de la casa de la izquierda, acera de los impares–, conviene adelantar, por simple sincronía con la tramoya que nos ampara y rodea, que nadie se quede atrás, el debate sobre los límites temporales de unas... Ver Más