La edad y la tela
“Una está en la edad en que le importa la tela”, dice mi compañera de compras con un guiño, mientras palpa escrupulosamente las prendas para escoger alguna.
Teniendo en cuenta su edad, deduzco que la tela importa a partir de los cuarenta, es decir, que aunque entonces pudiera haber comenzado el inclaudicable declive de los otros sentidos, el tacto, en adelante, se perfecciona y enriquece.
Hay que tomar en cuenta que el tacto no es solo el sentido que permite percibir formas, consistencias, texturas y temperaturas; como lo hace ver el diccionario, es también, por extensión, la capacidad para proceder con prudencia en asuntos delicados, valga decir, con discreción, delicadeza, cautela, consideración y miramiento.
Conociéndola, estoy persuadido de que mi compañera de compras se refería a la primera acepción, pero no descartaba la segunda; cayó en la cuenta de esa extrapolación mientras decía lo que decía. Al menos, así lo entendí: hay una edad en que se empieza a comprender la pertinencia y la importancia del tacto y a actuar, quieras que no, con tacto, o a tratar de hacerlo sobre todo en situaciones comprometidas.
Se me ha ocurrido que esta es la razón por la que el acceso a ciertos cargos públicos relevantes para el buen gobierno está sujeto al cumplimiento de requisitos de edad. Si la edad, que es por definición el tiempo transcurrido entre el nacimiento y un momento determinado de la vida de una persona, funciona como lo que llaman un requisito de elegibilidad, no tener una edad determinada es un motivo de inelegibilidad.
Así es, digo yo, porque se quiere sumar al oficio público, según los casos, ciencia, fidelidad al país, independencia, pero también experiencia; y de la experiencia al tacto no hay más que un paso.
Por ejemplo, la ciencia se precisa para cargos de magistratura en el Poder Judicial y el Tribunal Supremo de Elecciones: en ambos casos, hay que poseer el título de abogado. A la independencia apunta la pertenencia al estado seglar, que en el caso de los magistrados implica que estén preparados para prescindir en su desempeño de sus creencias e ideología. La fidelidad al país es el contenido del requisito de la nacionalidad.
Pero ¿qué significa que los rangos constitucionales de edad estén por debajo de los cuarenta, cuando tanto importa la tela?
Carlos Arguedas Ramírez fue asesor de la presidencia (1986-1990), magistrado de la Sala Constitucional (1992-2004), diputado (2014-2018) y presidente de la Comisión de Asuntos de Constitucionalidad de la Asamblea Legislativa (2015-2018). Es consultor de organismos internacionales y socio del bufete DPI Legal.