Un Museo que siempre espera
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La última exposición de fondos del Museo de Bellas Artes es de los mártires del Japón. Han sacado de los almacenes tres esculturas vestideras dos de las cuales están atribuidas a Juan de Mesa y a Martínez Montañés. Aquí la noticia no es que se haya abierto la exposición, que también, sino que en el Museo hay obras de maestros guardadas en un almacén. Están allí porque en las salas no hay sitio. De la ampliación del museo llevamos hablando más de 30 años. Tras el 92, momento en el que se presentó un edificio renovado se vio la necesidad de contar con nuevos espacios para exponer más y mejor. Pero desde entonces hasta ahora solo hemos hecho hablar. Ni el Ministerio de Cultura ni la Junta desde entonces ha tenido una actitud decidida para que la siempre llamada «segunda pinacoteca de España» pueda vivir más allá de los muros del antiguo convento de la Merced. En el edificio no solo se encuentran las salas donde vemos los cuadros. Allí están también los almacenes y el taller de restauración en el cual se mantienen y se arreglan las obras propias. En todos esos años hemos visto como se abrían otros museos. Está muy bien eso de vertebrar Andalucía como compete a la Junta pero no a costa de olvidar, por ejemplo, la mayor colección de pintura que tenemos en esta tierra. Del Palacio de Monsalves, de la antigua Biblioteca de Alfonso XII llevamos oyendo hablar lustros. Pero nunca llega el momento. Entre expedientes y licitaciones se nos va a ir la vida sin ver nada. Consta que la Consejería de Cultura quiere acometer las obras de ampliación. Pero no tiene dinero. A los que nos llaman pesados por hablar tanto de la financiación convendría que le llegara un mensaje. Si te vas al norte, donde hay comunidades que reciben más dinero que nosotros ves que las cosas son distintas. Que los proyectos salen adelante sin que se eternicen. Que una iniciativa como esta habría estado lista en un par de años, todo lo más en tres. Pero para cualquier cosa aquí se tienen que esperar décadas y décadas. El Bellas Artes es solo un ejemplo. El más evidente.