La caída final de Jerusalén, el día que Saladino arrebató la Ciudad Santa a los cristianos
Jerusalén fue uno de los pilares políticos y religiosos del Imperio bizantino, una de las cuatro sedes del debate doctrinal cristiano –las otras eran Antioquía, Alejandría y la propia Constantinopla–, hasta que en 614, tras un cruento asedio de 21 días, cayó en manos del Imperio sasánida. Fue una hegemonía breve, ya que solo quince años después el estandarte bizantino volvió a lucir en sus murallas gracias al empeño de Heraclio por reconquistar una urbe tan emblemática. Pero la Cristiandad estaba a punto de perderla de nuevo inexorablemente, como a perderla se habían resignado los hebreos mucho antes, en el año 70, cuando las legiones de Tito desplegaron el rodillo romano en la ciudad.]]>