«Pensionistas congelados en la Costa del Sol»: la realidad sobre la queja de los jubilados británicos en España por la calefacción
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Desde julio de 2020 al 30 de junio de 2024 se han concedido 217.408 documentos de Acuerdo de Retirada de la Unión Europea a ciudadanos británicos y sus familiares en España, es decir, residen en España tras el Brexit y mantienen sus derechos como ciudadanos europeos pero sin tener la nacionalidad española. De ellos, más de 70.000 son jubilados. Desde siempre, muchos británicos han venido a vivir su jubilación a España, especialmente a lugares como la Costa del Sol o el Levante (Benidorm y Alicante, sobre todo) y la salida de Reino Unido de la UE, pese a la incertidumbre inicial, no ha frenado el goteo. El principal motivo por el que los jubilados británicos eligen nuestro país para vivir su edad dorada es el clima, radicalmente diferente al que han tenido durante toda su vida en el norte. Sin embargo, y aunque son zonas muy calurosas durante prácticamente todo el año, en según qué localidades, la temperatura en invierno puede descender bastante . Y ahí llegamos al sentido de esta noticia. Hace unas semanas se hizo viral en redes sociales un post titulado 'pensionistas congelados en la Costa del Sol ', que explicaba cómo muchos jubilados británicos residentes en nuestro país lo pasaban mal por el descenso de las temperaturas y habían interpuesto una queja por no poder acceder a ayudas para costear las calefacciones en sus casas. Pues bien, no existe tal queja pero sí es cierto que no tienen acceso a ayudas, tal y como ha detallado el diario británico 'Evening Standars' , que se había hecho eco previamente del post viral. Cualquier ciudadano del Espacio Económico Europeo (EEE) puede solicitar subvención para el combustible de invierno si tiene un «vínculo genuino y suficiente» con el Reino Unido y cumple otra serie de criterios que varían según el territorio. Sin embargo, el Gobierno británico excluyó a varios países del sur de Europa en 2015 de las ayudas de este tipo al considerarlos zonas cálidas en las que no es necesaria tanta inversión. Países como Chipre, Malta, Portugal o, claro, España.