El inicio de la obra para soterrar el ruido de la A-5: el plan que Gallardón ideó y que pretende ser el legado de Almeida
Este viernes se acaba una de las más esperadas cuentas atrás de la historia de Madrid. Empiezan las obras de la primera fase del soterramiento de la A-5, de la Avenida Portugal hasta Avenida Padre Piquer, que se extenderán hasta finales de 2026. Desde 1968, los barrios del distrito de Latina de Lucero, Aluche y Las Águilas han estado separados de los de Campamento y Casa de Campo por una autovía que ve pasar 80.000 vehículos al día. Ruido, contaminación, pasos subterráneos e inseguridad llevan alimentando manifestaciones y protestas de vecinos desde hace más de 30 años. Ahora, miles de viviendas a primera línea de seis carriles estarán cada día más cerca de poder ver a través de su ventana un paseo peatonal y verde en lugar de cemento.
Desde que se cimentó la autovía, todas las alcaldías de la capital han incluido en las hojas de ruta de sus mandatos medidas para paliar los problemas de convivencia entre la A-5 y los madrileños, agravados por la imprescindibilidad de esta vía para conectar Madrid con su exterior. Casos como el de Santiago, vecino de Batán, que recibió a 20minutos en 2013 en su casa de Paseo de Extremadura, a escasos metros de la A-5. Cuando la compró en los años 60 estaba rodeada por campo, pero, desde que se cimentó la gran arteria viaria, el tráfico le impedía mantener una conversación dentro de su hogar en un tono normal. Este viernes significa el principio del fin de la pesadilla de muchos residentes como él, un «demasiado bonito para ser cierto» como expresaba una vecina de Latina.
Pero este inicio de obras no solo significa algo para los vecinos, si no también para el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida. El soterramiento supondrá lo que los túneles de la M-30 fueron para el exalcalde popular Alberto Ruiz-Gallardón o lo que el desbloqueo de Madrid Nuevo Norte significó para la exalcaldesa de Más Madrid Manuela Carmena: un legado. Estos dos primeros ediles también se esforzaron en sus mandatos por terminar con los perjuicios provocados por estos seis carriles, pero sin suerte. De hecho, la primera vez que se propuso meter la A-5 bajo tierra fue con Gallardón en Cibeles. En concreto, dentro de un proyecto aprobado por unanimidad para la ahora desbloqueada Operación Campamento. En ese diseño se establecía el soterramiento de los carriles con un túnel desde la avenida de Portugal hasta la carretera de Boadilla.
Una paralización y una izquierda reticente
Este diseño, que fue altamente defendido por Gallardón pese a la oposición de la izquierda madrileña, se paralizó por los efectos de la crisis y el alto coste presupuestario que resultó de la construcción de los túneles de la M-30. Desde entonces, el soterramiento de la A-5 ha estado paralizado. Mucho dinero, mucha obra y mucho tráfico. Con la salida de Gallardón y la entrada de Carmena en Cibeles las prioridades del Ayuntamiento cambiaron y Más Madrid decidió centrar las fuerzas de su mandato en intentar desbloquear la Operación Campamento. Para ello, modificó el plan y expulsó de la ecuación el túnel. En su lugar, instaló semáforos, amplió aceras y redujo la velocidad de circulación a 50 km/h.
En las elecciones municipales de 2019 la A-5 volvió a tener presencia en todos los programas electorales y a aparecer en casi todos los discursos. Durante su campaña, IU Madrid a Pie repitió como mantra que el soterramiento no era «una solución efectiva, rápida ni realista«. Como alternativa, proyectaban una conversión y reurbanización completa de la A-5 con aceras más anchas, árboles, pasos de peatones, carriles bici y una plataforma reservada para autobuses. Esta reticencia de IU se suavizaba en el PSOE y, el entonces candidato socialista a la alcaldía Pepu Hernández, aseguró que lo que le preocupaba del soterramiento era su presupuesto millonario y que, por ello, lo veía como última opción. Aun así, valoraba la A-5 como «una de las heridas de Madrid».
Una promesa de 2019 materializada en 2024
Sin embargo, Almeida apostó con fuerza por continuar con la idea de Gallardón para cubrir la autovía, pero con un plan renovado y un objetivo claro: soterrar 3,2 kilómetros como solución definitiva a los problemas de los vecinos de Latina. Tras su victoria con mayoría absoluta con el apoyo de Vox y Ciudadanos, el proyecto echó andar. Sin embargo, en el primer mandato de Almeida no se dio el impulso final a la obra, únicamente se avanzó en la planificación, en los estudios previos, en la presentación de los primeros diseños y en el establecimiento de bases.
Aun así, tanto Almeida como el delegado de Urbanismo, Medio Ambiente y Movilidad, Borja Carabante, se comprometieron a que el soterramiento se hiciese realidad antes del 2027 y, finalmente, su pistoletazo de salida se ha materializado este viernes 11 de octubre de 2024. En febrero se aprobó el proyecto de obra con un presupuesto de más de 400 millones de euros para eliminar el 90 % del tráfico y las emisiones contaminantes. El objetivo: convertir la superficie del túnel en el Paseo Verde del Suroeste.
El paseo será un gran bulevar peatonal de 80.000 m2 que contará con carriles bici, parques infantiles, zonas donde los vecinos podrán hacer deporte o descansar y 7.200 nuevos árboles reemplazará el tráfico, ruido y contaminación. Un nuevo pulmón para Madrid. Ahora, las máquinas, grúas, casetas de obra y señales se irán desplazando a los alrededores del Paseo de Extremadura y el grueso de las labores para cubrir la infraestructura comenzarán a finales de año. Este viernes es el principio de un final feliz y de un nuevo capítulo para Madrid y sus madrileños.