El FRELIMO busca convalidar 50 años de gobierno ininterrumpido en las últimas elecciones de Mozambique
Este miércoles hubo elecciones en Mozambique, una suerte de tradición que se celebra cada cinco años en el país africano. El procedimiento es conocido. A lo largo de la jornada electoral, aproximadamente la mitad de la población mozambiqueña mayor de edad acude a las urnas para votar a su candidato favorito, luego toca esperar alrededor de una semana hasta que se anuncia el ganador. Siguiendo el orden de la tradición, el ganador de las elecciones en Mozambique ha sido el mismo partido político desde hace 50 años: el Frente de Liberación de Mozambique (FRELIMO).
El FRELIMO comenzó su andadura en la vida política del país antes incluso de la guerra de la independencia que liberó a Mozambique de su antigua potencia colonial, Portugal, y más adelante destacó por liderar uno de los dos bandos principales en la guerra civil que asoló el país entre 1977 y 1992. Dicho conflicto concluyó, como es de suponer, con la victoria del FRELIMO y la derrota de la Resistencia Nacional Mozambiqueña (RENAMO). Un punto que hay que reconocerle al partido de gobierno es que, en estos últimos 30 años, siempre ha permitido al partido opositor presentarse en las diferentes elecciones que han tenido lugar. Ganar, la RENAMO no va a ganar, pero su representación en los comicios está garantizada y eso no es poco después de haber perdido una guerra civil.
A la hora de hablar de las elecciones de Mozambique, basta con hablar del candidato del FRELIMO. Poco sentido tiene entretener al lector con nombres cuya importancia terminará antes de que pase una semana y cuyo destino como ganadores de una elecciones en Mozambique no va a ocurrir. Si se quiere saber quién gobernará Mozambique durante los próximos cinco años, hará falta mirar al candidato propuesto por el FRELIMO: Daniel Chapo. Un gigante que supera los dos metros de altura y cuyo mayor logro político hasta la fecha consistía en gobernar la provincia sureña de Inhambane a partir de 2019. Es el sustituto del anterior presidente, Filipe Nyusi, que se ve obligado a retirarse del poder porque la Constitución mozambiqueña permite únicamente dos mandatos de cinco años por cada presidente (del FRELIMO). ¿Significa esto que hablar del presidente del FRELIMO es lo mismo que hablar del presidente de Mozambique? Hasta la fecha, sí. Lo que parece seguro es que Mozambique ya ha elegido a su presidente, o lo eligió la comisión del partido celebrada durante el pasado mes de mayo y donde la cúpula del FRELIMO escogió a Chapo como su nuevo líder.
En este festejo democrático participan 47 partidos y se mezclan las siglas como un huracán. Hay historias que se repiten: congreso, popular, unión, libertad y demás atributos de la democracia aparecen de manera recurrente en los nombres de los partidos en contienda, y se confunden entre ellos. Este periodista fue testigo de una curiosa situación en un colegio electoral de Maputo durante la mañana del miércoles y que puede servir de ejemplo para representar este caos de nombres. Resulta que un dulce anciano se encontró desorientado a la hora de votar, porque no recordaba si su papeleta debía ir destinada al Partido Nacional Democrático, al Partido Renovador Democrático o al Partido Democrático de Mozambique. Al pobre hombre le temblaban las manos. Tuvo que ayudarle un joven interventor (quiero pensar que era del Frente Democrático Unido) para conducir la mano del anciano hacia la papeleta adecuada. Una vez concluido su derecho a voto, el anciano, de nombre Sebastiao, declaró ante este periodista que tenía total confianza en que el “Partido Popular Democrático conseguirá una representación parlamentaria” por primera vez en su historia, aunque queda por ver si la hazaña se conseguirá con la ayuda de Sebastiao o pese a ella.
Pese a todo, la jornada electoral transcurrió en Mozambique en un clima relajado y que podría señalarse incluso como pasivo. No se apreció un exagerado aumento de las patrullas policiales en la capital, ni se han registrado eventos de violencia significativos. Aunque algunos medios insisten en una alta participación, la verdad es que hace muchos años, décadas, que la participación electoral Mozambique oscila de forma impertérrita en torno al 50%. Lo que no quita que pueda saborearse en su mínima medida un ambiente festivo, producto de la tradición que ejerce cada cinco años el FRELIMO. Puede servir de ejemplo la joven Sara, una empleada de un hotel de la capital mozambiqueña, que terminaba la jornada a las once de la mañana para irse a votar junto con el resto de sus compañeros. Sara confesó por la boca pequeña que ella no tenía intención de votar, aunque no quería rechazar la posibilidad de irse a casa más temprano de lo habitual.
Está en su derecho. Aunque, en Mozambique, hay muchos que desearían que jóvenes como Sara vayan a votar, si no para derrotar definitivamente al FRELIMO, pues para reafirmar su autoridad.
Este miércoles hubo elecciones en Mozambique. Exceptuando las patrullas de observadores, los horarios de trabajo recortados y las colas que tintineaban en las zonas de votación, podría decirse que este miércoles fue un día normal. No habrá un antes de un después en estas elecciones, sino una continuación donde el ayer y el mañana serán idénticos a hoy. No hace falta extenderse más de la cuenta en este artículo porque basta una frase para dar la noticia: este miércoles hubo elecciones en Mozambique y el FRELIMO ha ganado… aunque todavía no sea oficial. Aunque tampoco debe desestimarse el poder de esta tradición que confirma a los mozambiqueños que existe, al menos, una ilusión de democracia que puede que algún día, en cinco o quince años, sí que signifique un cambio real entre el ayer y el mañana. Pero hoy no.