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Октябрь
2024

Jesús Martín-Fernández: El neurocirujano que opera a los pacientes despiertos para mantener su esencia

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Abc.es 
Jesús Martín-Fernández se ha convertido en una figura destacada en su campo por realizar cirugías cerebrales a pacientes despiertos . Una experiencia personal le hizo enfocar su actividad clínica e investigadora a la cirugía despierta de tumores cerebrales, siendo uno de los impulsores a nivel mundial de un cambio de paradigma junto a su mentor, el prestigioso neurocirujano Hugues Duffau, líder mundial en este campo, con quien trabaja e investiga en Montpellier. En 2022, Martín-Fernández desarrolló un test pionero basado en inteligencia artificial, capaz de identificar, durante una intervención quirúrgica, las áreas del cerebro involucradas en el procesamiento emocional, lo que le permite ajustar su trabajo de manera precisa y personalizada. -¿Es cierto que el cerebro no duele?   -El cerebro en sí no tiene receptores del dolor. Puedes tocar, estimular o incluso operar dentro del cerebro y el paciente no lo sentiría. Esto nos permite realizar cirugías cerebrales con los pacientes despiertos; así podemos monitorizar en tiempo real sus funciones. Es como si te metieras en una habitación oscura y te tropezaras con todo o, por el contrario, encendieras la luz y te movieras sin causar desastres. Operamos con el paciente despierto para encender esa «luz» y asegurarnos de que no dañamos funciones críticas. Mientras operamos, hablamos con el paciente, le hacemos preguntas o le pedimos que haga ciertas tareas para asegurarnos de que no estamos afectando áreas esenciales. Tenemos una especie de «varita mágica», un estimulador de baja frecuencia que usamos durante la operación. Aplicamos una pequeña descarga en diferentes puntos del cerebro y si el paciente falla en alguna tarea, sabemos que hemos tocado un área crítica. Lo etiquetamos y lo respetamos durante la cirugía. Cada paciente percibe las emociones de manera diferente. Adaptamos el test a cada persona el día anterior a la cirugía. Cuando aplicamos un estímulo eléctrico a una parte del cerebro, inhibimos su función temporalmente. Si la zona es crítica para lo que está haciendo el paciente, este no podrá realizar la tarea. Así sabemos qué áreas debemos evitar y cuáles podemos intervenir. -La cirugía despierta en neurocirugía ya existía, ¿qué novedades incorpora su técnica? -La cirugía con el paciente despierto tiene sus orígenes en la tercera o cuarta década del siglo pasado, sobre todo para tratar el lenguaje y el habla. Lo que ha cambiado es que, desde principios de los 2000, hemos empezado a aplicar esta técnica para funciones cognitivas más complejas como la atención, la personalidad, el comportamiento y las emociones. Con mi mentor, el profesor Hugues Duffau , hemos desarrollado una prueba en fase de validación que nos ayuda a identificar los puntos críticos del cerebro para reconocer emociones. Utilizamos aprendizaje automático para crear un avatar que presenta emociones mientras estimulamos el cerebro. Si el paciente no puede reconocer la emoción en un área específica, sabemos que esa zona es crítica. -¿Qué tipo de tareas les pide a los pacientes que hagan durante estas cirugías? -Depende de la función que queremos preservar. En algunas cirugías, les pedimos que hablen, repitan palabras o incluso reconozcan emociones. Ahora estamos validando un test de emociones, donde mostramos avatares que representan distintas emociones, como la melancolía o la alegría. Si estimulamos una zona del cerebro encargada de reconocer emociones y el paciente no puede identificarla en el avatar, sabemos que hemos dado con una parte crucial de esa red neuronal. Es fascinante porque no es que la emoción viva en ese punto, sino que ese punto es parte del circuito que gestiona la empatía y la percepción emocional. -En su libro 'Dime qué sientes' menciona que algunos pacientes salían con secuelas emocionales. ¿Se podrían evitar ahora? -No se puede revertir la situación una vez que la personalidad ha sido afectada, pero sí se puede prevenir. Ahora, hemos publicado un artículo con recomendaciones sobre qué fases de la cirugía son esenciales para preservar la conectividad cerebral relacionada con la personalidad, emociones, comportamiento y planificación. Intentamos operar con la 'luz encendida', es decir, con el paciente despierto, para ver qué áreas debemos evitar afectar. -Durante la cirugía, ¿pueden cambiar las emociones del paciente y localizarse en otras zonas del cerebro? -La neuroplasticidad o la capacidad del cerebro para reorganizarse, tarda tiempo en manifestarse. No vemos este cambio inmediato durante la cirugía, aunque es posible en cirugías repetidas, cuando el tumor crece de nuevo después de unos años. -Entonces, ¿cada paciente tiene un «mapa cerebral» diferente? -Exactamente. El cerebro es como una red eléctrica que se reconfigura constantemente. No es estático; cambia con el tiempo y las experiencias. Lo que en un paciente puede estar localizado en un área, en otro puede estar en otra. Incluso en la misma persona, con los años, esas redes pueden reorganizarse. -Le llaman de varios hospitales para colaborar en cirugías complejas.   -Sí, muchas veces me contactan colegas de diferentes partes del mundo cuando tienen casos complejos. Es un gran privilegio poder ayudar en esos casos. Hemos operado en más de doce países, pero para validar la técnica como tal, necesitamos más casos. -Yolanda fue la primera persona que operó con este método, ¿cómo lo vivió? -Fue una mezcla de emociones. Me enfrentaba a un caso complejo y a una persona que quería mantener su esencia, sus emociones y cuidar de su familia. La responsabilidad era enorme, pero todo salió bien. -¿Se podría decir que su técnica es la neurocirugía del siglo XXI? -No sé si es la del siglo XXI, pero sé que es mi proyecto de vida, y estamos ayudando a mucha gente.