Locura de amor
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Un amigo le preguntó a William Randolph Hearst cuánto había invertido en San Simeón. Respondió: «No tengo ni idea». El magnate de la prensa era una de las mayores fortunas de Estados Unidos en los años 20 cuando se construyó el complejo de cuatro edificios, 170 habitaciones, valiosas obras de arte, un teatro, una inmensa biblioteca, dos piscinas y un zoológico en una finca de cientos de hectáreas. Llegó incluso a comprar un monasterio cisterciense en Segovia y transportarlo en cajas hasta el condado de San Luis Obispo en la costa californiana, un paraje desde el que se divisa el Pacífico, el lugar elegido para la construcción. Optó por la arquitecta Julia Morgan para llevar a cabo el proyecto. El... Ver Más