¿Por qué es necesario planificar la educación del siglo XXI?
El futuro de la humanidad está en un momento de inflexión. La crisis climática global, las grandes transformaciones tecnológicas, los profundos cambios en las formas del trabajo y la creciente desigualdad social configuran un mundo en el que abunda la incertidumbre.
Frente a las inequidades de nuestra época, dejar que los acontecimientos sigan su curso, no debería ser una alternativa. Construir una sociedad más justa requiere como condición fundamental garantizar oportunidades de aprendizaje para todas las personas. Ello convoca a todo el ecosistema educativo (Estados, escuelas, docentes, familias, organismos internacionales y de la sociedad civil, y al sector privado) a poner manos a la obra y promover un sólido compromiso con el planeamiento educativo, como estrategia para orientar las transformaciones que la educación necesita.
Entonces, ¿por qué resulta necesario planificar la educación del siglo XXI en América Latina y el Caribe? Porque a otras problemáticas globales y regionales de relevancia -como son los desastres naturales, los conflictos armados, el desplazamiento forzado de personas, y las permanentes crisis de financiamiento y gobernabilidad-, se suma un escenario crítico en materia de aprendizajes.
De acuerdo a los registros más cercanos de la UNESCO, se estima que 244 millones de niñas, niños y adolescentes de todo el mundo no asisten a la escuela; 763 millones de jóvenes y adultos son analfabetos; y menos del 5% de la población mayor de 15 años participa en la educación de adultos, en casi un tercio de los países del mundo. Su derecho a la educación está siendo vulnerado. En el mes de julio de 2022, el Banco Mundial presentó un informe titulado Situación de la pobreza de aprendizaje a nivel mundial, enfatizando que América Latina y el Caribe es la región que aceleró su proceso de desigualdades en materia de aprendizajes desde el comienzo de la pandemia. El reporte sostiene que en nuestra región "el 80 % de los niños en edad de terminar la escuela primaria no pueden comprender un texto simple". En la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible se propuso un "plan de acción a favor de las personas, el planeta y la prosperidad", donde se incluyen 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) abarcando tres aspectos de importancia para la comunidad internacional: económica, social y ambiental.
La educación ocupa un papel clave dentro de estos ODS, remarcando la importancia de trabajar para "garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad, y promover oportunidades de aprendizaje durante toda la vida para todas las personas".
Estamos aún lejos de cumplir con algunos de los compromisos que dieron lugar a los 17 ODS. En materia educativa, podríamos afirmar que la situación es cada vez más desafiante de cara al futuro. Necesitamos un giro rápido en la planificación estratégica de las políticas públicas de los gobiernos de la región y debemos trabajar juntos para sostener ese camino hacia la mejora.
Crear espacios de debate es clave para este propósito. Este es el objetivo y el eje de trabajo del próximo Foro Regional de Política Educativa, que impulsamos desde IIPE UNESCO y que tendrá sede en Buenos Aires y de manera híbrida el próximo 15 de octubre de 2024 y enteramente virtual el 16 de octubre. Hoy la región necesita planificar, es decir, explicar e imaginar realidades futuras, rediseñar experiencias de aprendizaje concretas y transformadoras, y desarrollar las capacidades de los gobiernos para que conduzcan un proceso de cambio profundo del sistema educativo.
La educación es un derecho humano fundamental y un bien público con el poder de transformar la vida de las personas y las comunidades. Es hora de reimaginar la educación y empezar a delinear una nueva planificación que responda a las tendencias y necesidades coyunturales, y a la vez, contribuya a transitar el camino hacia la mejora sistémica y sostenida de la educación de cara a las próximas décadas.
Los procesos y antecedentes históricos de planificación reclaman una construcción colectiva. El actual momento regional requiere debates, formaciones e investigaciones que animen a las políticas en marcha y tracen direcciones posibles y consensuadas.
La situación que atraviesa América Latina y el Caribe en materia de aprendizajes y gobernabilidad de los sistemas educativos, nos convoca con urgencia a poner en el centro de la discusión al planeamiento para construir futuros más justos y sostenibles.