Almudena Serrano, artesana archivera y guardiana de la historia de Cuenca
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La directora del Archivo de Cuenca, Almudena Serrano , ha atendido en entrevista a Europa Press en la semana en la que se cumplen 450 años de la cesión por parte de Felipe II a la Inquisición del antiguo castillo de la ciudad, en un terreno que ahora ocupa el edificio que custodia a diario, con más de 7 kilómetros de documentos y que a estas alturas de octubre está a punto de superar las 8.000 consultas a las que se enfrentó el año pasado. Serrano defiende la profesión como un trabajo «importante, básico y fundamental» por el «valor integral» de la documentación que alberga un espacio como éste. Cuando un archivero maneja documentación, antigua o contemporánea, «es consciente de que está ante momentos únicos». «Cada documento es único, como las personas, no hay dos iguales aunque sean gemelos», apunta. Resalta en este punto la «importancia histórica» de cualquier archivo, también por su valor administrativo, toda vez que hay documentación que «nunca pierde vigencia». Poniendo como ejemplo una escritura notarial del siglo XVI , explica que un papel firmado hace 400 años puede seguir gozando de una vigencia a la que un jurista puede tener que llegar para justificar un acto concreto. «Hay veces que los notarios nos piden protocolos del siglo XIX para hacer copias simples», especifica. En la sede del Archivo de Cuenca descansa, como documento más antiguo, un pergamino de 1218 que refleja una donación una cesión de unas huertas en el río Huécar a la Catedral de Cuenca . Entre los ejemplos más vetustos, se recoge también entre sus paredes «una colección de manuscritos en pergamino muy importantes», documentación que «es fundamental para los investigadores». Defiende en este punto que la red de archivos de España es «casi» de las más importantes del mundo, porque aglutina «archivos históricos, municipales, provinciales o generales» que demuestran que la administración española ha sido siempre «muy burocrática». «Toda institución ha tenido siempre sus normas que había que cumplir, y han estado obligadas a conservar la documentación como testimonio de su gestión», relata. Es por eso que estas instalaciones son una fuente inagotable para investigadores y, más allá, motivo de miles de consultas anuales. En concreto, en el caso del archivo conquense, en 2023 se expidieron 29.000 copias de documentos tras 8.000 consultas, un guarismo que ya se roza al cierre septiembre. «La gente se da cuenta de la importancia de los archivos cuando necesita y ve cómo se le abre un mundo nuevo sabiendo que se va a solucionar su consulta», añade. Almudena Serrano, consciente del tesoro que custodia desde hace décadas, abrió su perfil de la red social X al mundo para mostrar lo que conservan las paredes del edificio que es su oficina. Un movimiento «improvisado» que está teniendo «muchas visualizaciones» a través de una cuenta que solo pretende «que la gente aprenda, que suscite curiosidad a raíz de lo que cuento en un minuto y medio». Ambiciona la directora que los conquenses sean conscientes del valor de lo archivado. La mayoría de las consultas que recibe su equipo, según explica, tienen que ver con Hacienda o Catastro por la vía de documentos, planos, fotografías aéreas, fichas de propietarios o cédulas de propiedad . Un capítulo que «interesa mucho» a la ciudadanía toda vez que se trata de un área donde lo que buscan es «resolver problemas administrativos con el vecino, con el lindero o con el ayuntamiento», algo «muy frecuente». Papeles de oficinas liquidadoras de impuestos, justificantes de transmisiones, sucesiones, donaciones o actos jurídicos documentados son testimonios que antes o después, requerirán de una consulta en el futuro. El Archivo de Cuenca está inmerso en un proceso interminable pero que avanza en cuanto a la digitalización de su patrimonio, y aunque encontrar el punto y final es «imposible», sí que se ha empezado a replicar en la nube «la documentación judicial más solicitada». El camino a seguir discurrirá después por la puesta a disposición del ciudadano a través de Internet de todos los fondos que se digitalicen. De este modo, ahora se escanea documentación de la Gerencia del Catastro de Cuenca y documentación planimétrica de toda la provincia . Y más allá, también la colección de pergaminos estará disponible a golpe de 'click', ya que aunque «soporta muy bien el paso del tiempo», eso «no significa que se pueda consultar manualmente». Un documento «se puede visualizar digitalmente con muchísima mejor calidad» y además se contribuye a «proteger la conservación del documento original». Todo ello en un proceso «complicado» y para el que no dispone de los recursos humanos y económicos necesarios. «Ni nosotros, ni ningún archivo de España». El Archivo de Cuenca tiene vocación de puertas abiertas, y por sus instalaciones han pasado cerca de 20.000 alumnos no solo de la provincia, sino también de otras comunidades autónomas. Una experiencia «muy enriquecedora» a la que apenas se le puede dedicar tiempo de calidad y que ha conseguido que alumnos de todas las edades, desde Infantil hasta la Universidad , hayan conocido más de cerca el trabajo de los archiveros. Almudena Serrano da por garantizada la continuidad de la profesión a lo largo de los siglos que están por venir. «Siempre hay personas que están interesadas y que se quieren dedicar a ello». Recalca aquí que «todas las profesiones tienen sus profesionales vocaciones», ya que en todos los ámbitos del conocimiento, «lo mejor que te puede pasar es dedicarte a un trabajo que realmente te gusta». «Hay cantera de archiveros», defiende Almudena Serrano tras casi cuatro décadas al servicio de los archivos. Un gremio amparado en la estructura del Estado que también tiene sus reivindicaciones, empezando por la necesidad de más personal. «El trabajo que se hace en un archivo no es tener la documentación almacenada y esperar a que vengan a pedirla. El trabajo que se hace con la documentación es de extractar toda la información posible que contienen los documentos para dar la información más exacta posible. En este punto, se pregunta: «Si aquí hay 7 kilómetros de documentación y no sé lo que tengo, ¿qué servicio puedo dar al público? Ninguno». Por ello reivindica que esta profesión consiste en «trabajar la documentación, tenerla clasificada, organizada y disponible, sabiendo lo que hay en cada caja». Estos problemas de personal están detrás de la cancelación de actividades culturales abiertas al público que sí se llevaron a cabo en el pasado. Una deficiencia que ahora Serrano se esmera en contrarrestar con una mayor difusión cultural en primera persona, en redes sociales o en prensa, y siempre dispuesta a dictar conferencia cuando surge la oportunidad. En esta línea, ha querido mostrar agradecimiento a la prensa de la ciudad y de la provincia. «Siempre están con nosotros, siempre pendientes de lo que hacemos. Se vuelcan muchísimo con nosotros». Una difusión de la actividad a través de todas las herramientas disponibles que consigue generar interés, hasta el punto de acumular lista de espera para mostrar el interior del Archivo a quienes así lo solicitaron con motivo del Día Internacional de estas instalaciones el pasado mes de junio. Una lista de espera que podrá aliviarse en el corto plazo, ya que según ha adelantado, habrá jornadas en octubre en las que la antigua cárcel inquisitorial abrirá de nuevo sus puertas.