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Октябрь
2024

Científicos, genios y militares: ocho héroes totalmente olvidados que hicieron grande el Imperio español

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Abc.es 
Se extendió mucho, muchísimo en el tiempo. El Imperio español, aquel en el que no se ponía el sol, dio sus primeros pasitos de bebé con Cristóbal Colón en 1492 y vivió sus últimos días con la pérdida de las colonias –las Cuba, Puerto Rico y etc.– en 1898. Todo acaba, qué le vamos a hacer. Sin embargo, Fernando Álvarez Prieto tiene claro –¡cristalino!– que aquellos fueron más de cuatro siglos «de una expansión determinante» para el devenir del Viejo Continente, pues se dio paso a «la primera globalización» de la Historia. Sí, la que se escribe con H mayúscula y con letras ribeteadas en los libros. Este asturiano, emigrante, ingeniero, directivo de márketing, emprendedor y consultor –la lista es larga– tiene claras los principios que los exploradores rojigualdos extendieron por el Nuevo Mundo; y uno de ellos fue el de la diversidad. «Fue un imperio generador de diversidad racial, sin 'apartheid', como sí pasó con otras naciones», apostilla. Y añade que el mejor ejemplo es un concepto: Hispanidad. «Nuestro pasado lo forman una mezcla de lenguas y culturas. Por ser, fue hasta inclusivo: hubo hombres, pero también mujeres que atravesaron el Atlántico y fueron determinantes en muchos campos», suscribe. De su boca salen una montaña de personajes: Andrés Vesalio –el padre de la anatomía moderna–, Teresa Herrera –aquella que dedicó su vida a los más pobres–, José Celestino Mutis –botánico reconocido en el Viejo Continente–... Como los nombres eran muchos, y desconocidos para el gran público, Álvarez se ha embarcado en un proyecto que aúna sus dos grandes pasiones: la creación de una colección de ' Qromos ' –sí, con 'Q'– que reúne a 60 de estos personajes históricos que cambiaron el devenir de nuestro país, pero también el del mundo entero. Aunque, en pleno siglo XXI como estamos, su empresa le ha dado un giro a la idea. «Los 'qromos' son de acero inoxidable y van impresos a una calidad muy alta», señala. El anverso cuenta con una imagen del personaje realizada a golpe de documentación y datos históricos. Y el reverso, con un código 'QR' «que lleva a una biografía locutada de entre 10 y 12 minutos de cada personaje» elaborada por dos expertos en la materia. El resultado lo presentó la semana pasada en Madrid, puede adquirirse en la web Qromoimperium.com , y ha servido además para generar la primera audioteca de personas clave del Imperio español. «No existe nada igual. De momento solo son sesenta, pero no hay ninguna otra plataforma que te permita escuchar las biografías, resumidas por expertos, de este tipo de personajes durante horas», afirma en declaraciones a ABC. Y hoy, nos pone ocho ejemplos seleccionados por los dos expertos que han elaborado las biografías: el historiador Melquíades Prieto y el divulgador histórico José Luis Hernández Garvi. Álvarez ideó el proyecto sabedor de que, según los datos, «el 34% de los españoles se consideran coleccionistas de cromos». Él mismo, admite, se ha sentido desde su infancia atraído por los sellos, las monedas...., aunque también por la historia. El fallo que veía es que siempre le faltaba un elemento informativo. «Si te hacías con un billete, no sabías quién había detrás de la fotografía o el dibujo. Era muy difícil conocer su pasado», sentencia. Así, dándole vueltas al tema, fue como brotó la idea «de crear un soporte coleccionable, pero, a su vez, fuente de conocimiento pretérito». Aunque sabía que debía adaptarlo a los nuevos tiempos, darle un giro de volante, para atraer a las nuevas generaciones. Así fue como nació 'Qromo Imperium ', una colección que revive a 60 personajes clave del Imperio español de forma hiperrealista. «Incorporamos una imagen de lo que pudo ser. Muchos no fueron representados, pero sí tenemos a nuestra disposición historias, relatos y comentarios de la época en la que se nos explica cómo eran», añade el director del proyecto. De todo ello se nutrieron para forjar a sus protagonistas. «Hemos contado con un equipo multidisciplinario que ha documentado hasta las medidas de los botones de las casacas o las teclas del órgano de Tomás Luis de Victoria », bromea. Todos esos datos fueron introducidos luego en una Inteligencia Artificial. «Los expertos han ido puliendo poco a poco el resultado. Por último, y cuando obteníamos un resultado que nos convencía, los diseñadores gráficos le daban los retoques finales», completa. Los sesenta personajes fueron seleccionados con cautela. No buscaban saturar al público con monarcas o militares; la idea era incluir mujeres, médicos... Aquellos protagonistas que se suele olvidar el gran público. Aunque no faltan la Isabel I o el Gran Capitán de rigor. Porque, al final, fueron determinantes en nuestro pasado. «Por el momento abarcan el tiempo que va desde 1492 hasta 1898», explica. Todos ellos, divididos en cuatro apartados. «Están los épicos, que son los más populares: Hernán Cortés, Pizarro... Pero también los genios –Goya, Velázquez...– y los baluartes, que eran los arquitectos, constructores y científicos que sostuvieron el imperio», desvela. El último grupo es el de los olvidados. «Es gente que demostró una entrega y una dedicación incuestionables y que, a pesar de ello, no son recordados», finaliza. Las biografías, dice, han sido elaboradas por dos expertos sobre una premisa: que sintetizaran todos sus hechos clave en un intervalo de diez a quince minutos. «Es el tiempo máximo que se puede captar la atención de alguien en la actualidad», añade Álvarez. Ese, apostilla, ha sido el trabajo más duro: «Hace años tuve un jefe al que, cuando le presentaba un trabajo, siempre me preguntaba si no me había dado tiempo a hacerlo más corto. Sintetizar es muy difícil, pero Hernández Garvi y Melquíades Prieto lo han hecho a la perfección», completa. La guinda son las locuciones de Laura Ramírez y Alfonso Mendiguchía. La colección es una edición limitada de 2.492. «Queríamos hacer 1.492 para conmemorar la llegada a Amérca, ¡pero se nos quedaba muy corto!», bromea Álvarez. Y, según dice, el 0001 se lo han mandado, completo, a Su Majestad Felipe VI, con álbum y todo. Una buena forma de arrancar. Andrés Vesalio Andrés Vesalio nació en 1514 en Bruselas en el seno de una familia de médicos que servía al rey Carlos V. En su infancia mostró interés en la disección de animales y, ya en la universidad, en el ser humano. Con estos mimbres no resulta raro que estudiara para galeno en Francia y sirviera como cirujano en el ejército galo. A partir de entonces, sus investigaciones le convirtieron en una autoridad en la materia. Su obra, 'De humani corporis fabrica', fue reconocida en todo el viejo continente a pesar de rechazar algunas ideas del reconocido Galeno. Aunque, si destacó por algo, fue por ser el padre de la anatomía moderna y por haber descubierto una infinidad de pormenores de los huesos humanos. Jerónimo de Ayanz Nacido en 1553 en Pamplona, Jerónimo de Ayanz dedicó su vida a la milicia desde sus primeros años. La Goleta, Lombardía, Flandes, Portugal... En 1597 fue nombrado por Felipe II administrador general de las minas del reino, lo que le llevó a implementar sistemas para mantener y extraer la plata del Potosí. Aquel primer contacto le abrió una infinidad de perspectivas. Así, realizó experimentos metalúrgicos, organizó el trabajo en las galerías subterráneas, fomentó las escuelas especializadas en minería... Destacó también como inventor. Un ejemplo, del más de medio centenar de investigaciones y artilugios que ideó, fueron los equipos de buceo creados en 1602. Fue la primera vez que una persona pudo estar bajo el agua por un tiempo indefinido. También se valió de máquinas de vapor para la extracción de minerales. Y todo ello, con una sensibilidad especial para la música y las artes. Juan Eusebio Nieremberg De puntillas han pasado por nuestros tiempos pretéritos personajes como Juan Eusebio Nieremberg y Ottin. Nacido en 1595 en Madrid, fue uno de los autores ascéticos más leídos del Siglo de Oro. Sus escritos, de hecho, influyeron en personajes como Pedro Calderón de la Barca o Lope de Vega . Los datos hablan por sí solos: escribió 5.740 páginas en castellano y otras 5.000 en latín. Además de que su pensamiento influyó en todo el viejo continente, se contaron por decenas las materias que impartió e investigó en lugares como el Colegio Imperial de Madrid. Su obra más popular 'De la diferencia entre lo temporal y eterno o crisol de desengaños', fue la primera que se publicó en idioma guaraní y el libro más antiguo impreso en lengua árabe y en un país árabe. Inés Suárez El nombre de Inés Suárez se popularizó por la novela 'Inés del alma mía', de Isabel Allende. Nació en el siglo XVI en Cáceres y pasó al Nuevo Mundo en su juventud junto a su marido. Tras la muerte de este en Perú, se dedicó a cuidar a los soldados heridos. Acompañó luego a Pedro de Valdivia hacia Chile. Y allí demostró su gran arrojo y lealtad en la defensa de la recién fundada Santiago de Nueva Extremadura contra los mapuches. Se hizo famosa por proponer acabar con siete caudillos locales y arrojar sus cabezas al enemigo como guerra psicológica. Fuera realidad o mito, sus esfuerzos en la expansión a través de la región fueron reconocidos por los conquistadores de la época. Teresa Herrera Teresa Margarita Herrera y Pedrosa nació en La Coruña allá por 1712. Huérfana de padre, no tardó en quedarse sola en el mundo. Fue entonces cuando utilizó la casa familiar como refugio para cuidar y dar cobijo a mujeres enfermas que carecieran de recursos. Y lo hizo gracias a la ayuda que le entregaban los fieles en las calles. Su labor humanitaria la hizo famosa en toda la ciudad hasta su muerte a los 77 años. Una característica que mantuvo tras fallecer, pues cedió todas sus posesiones a la Cofradía de los Dolores. Su figura ayudó a forjar, a finales del siglo XVIII, el Hospital de la Caridad, destinado a chicas sin dinero y niños sin progenitores. José Celestino Mutis José Celestino Mutis nació en Cádiz en 1732 y fue, tanto a nivel local como internacional, un destacado médico, geógrafo y docente. Tras estudiar medicina en Sevilla y Botánica en la futura capital, se trasladó a las Américas como galeno del virrey del Nuevo Reino de Granada. Poco después viajó hasta Bogotá, donde ocupó la cátedra de matemáticas. La lista de campos en los que se zambulló no puede ser más larga: describió la flora del Nuevo Mundo, investigó la planta Cinchona, defendió la vacunación, fundó universidades en Colombia, estructuró la sanidad en el mismo país... Todo ello le hizo aparecer en billetes españoles e hispanoamericanos. Salvador Fidalgo Salvador Fidalgo y Lopegarcia nació en 1756 en la Seu d'Urgell. Y, desde entonces, su vida estuvo ligada al mar. Con 14 primaveras ingresó en el Real Colegio de Guardiamarinas de Cádiz para, años después, ser elegido miembro del equipo de cartógrafos de Vicente Tofiño, autor del primer atlas de los puertos de España. En 1778 fue ascendido y partió al Nuevo Mundo para no volver a la península. A partir de entonces arrancó una vida de exploraciones que le llevó hasta un territorio tan lejano como Alaska, de la que tomó posesión en nombre de la Corona. El Amundsen del Imperio. Domingo Badía Nacido en Barcelona en 1767, Domingo Jorge Badía y Leblich fue un Lawrence de Arabia a la española. Aventurero y hombre de acción a la par que erudito y científico. Por un lado diseñó un globo aerostático y propuso a la monarquía viajar a África central con fines científicos. Por otro, fue un espía que, a las órdenes de Manuel Godoy, se hizo pasar por descendiente de Mahoma y se convirtió en el primer español en pisar la Meca. ¿Su objetivo como espía? Redactar un informe sobre las posibilidad reales que tenía el Imperio español de invadir el Magreb. Así le definió el valido del monarca: «Valiente y arrojado como pocos, disimulado, astuto, de carácter emprendedor, amigo de aventuras, hombre de fantasía y verdadero original de donde la poesía pudiera haber sacado muchos rasgos para sus héroes fabulosos».