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Сентябрь
2024

Alauda Ruiz de Azúa, de 'Cinco lobitos' a una serie sobre las parejas y el consentimiento

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Abc.es 
'Querer', así de simple es el título que Alauda Ruiz de Azúa (directora de ' Cinco lobitos ') ha escogido para narrar una historia llena de complejidades: la de una mujer que tras treinta años de matrimonio abandona el hogar y denuncia a su marido por violación continuada. La cineasta lo aborda en una miniserie de cuatro episodios que se presentó ayer dentro de la Sección oficial (fuera de concurso) y que emociona por la sensibilidad con la que se aproxima al consentimiento y a la violencia sexual y, al tiempo, sorprende por la eficacia con la que retrata en paralelo el juicio. «Pensé en cómo pasa eso en una pareja, si empieza durante el noviazgo y cómo es ese proceso hasta que se llega a un escenario de violencia sexual. En qué momento alguien empieza a priorizar el deseo del otro frente al suyo o en qué momento dejas de consentir para ceder», dijo la cineasta, que ha contado con Nagore Aranburu como protagonista y un reparto formado por Pedro Casablanc , Miguel Bernardeau e Iván Pellicer . De hecho, los dos jóvenes actores interpretan a los hijos, parte fundamental del juicio que se celebra tanto en la sala del juzgado como en la vida íntima de una familia que tiene que reinterpretar todo lo sucedido durante los últimos treinta años. «Mentir. Juzgar. Perder», son los verbos que acompañan a ese 'Querer' del título y que resumen todo lo que se verá en pantalla, cuando se estrene el próximo 17 de octubre. «Desde que escribes el guion ves que vas a tener que plasmar en pantalla muchas cosas que son invisibles pero tangibles. Cosas que nos tocan, que duelen, que incomodan... Pero el cine es un vehículo estupendo para hacerlo, para sentir la tensión entre dos actores, para entender cómo funcionan determinadas relaciones de poder en una familia». El formato de la serie, que fue rodada en las calles de San Sebastián , a escasos metros de donde tenía lugar la rueda de prensa, permite a la directora «hacer unas elipsis muy radicales desde el principio para que sea el espectador el que tuviera que rellenar los huecos». «El asunto del consentimiento genera muchas preguntas que dan vértigo», explicó la cineasta, que reconoce que habló con abogados y víctimas para afinar «un juicio muy riguroso», y que añade que conocer esas historias fue muy «emocional».