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Сентябрь
2024

Un multimillonario chino, secretos industriales y el FBI: el escándalo que sacude a Silicon Valley

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Shan Xiangshuang aseguró hace cinco años que su compañía de capital riesgo de u$s10.000 millones, CSC Group, estaba creando un "tren directo" a Silicon Valley para "acelerar la introducción de las tecnologías extranjeras más avanzadas en China".

El inversor multimillonario, miembro del Partido Comunista chino y exfuncionario público continuó invirtiendo en EE.UU. a través de Hone Capital, el vehículo de inversión de CSC con sede en California. Hone acumuló participaciones en casi 400 start-ups de tecnología de EE.UU. que desarrollan tecnologías desde inteligencia artificial hasta ciberseguridad y aviones supersónicos.

Estas millonarias inversiones llamaron la atención de las autoridades estadounidenses. Financial Times reveló el miércoles que el FBI está investigando a Hone sobre si la propiedad intelectual puede haber sido transferida a empresas o autoridades chinas, lo que plantea posibles preocupaciones de seguridad nacional. Documentos judiciales, presentaciones internas de fondos y varias personas del entorno explican cómo Hone, un fondo poco conocido controlado por Shan, se convirtió en uno de los primeros inversores en tecnología más prolíficos de Silicon Valley. Ese ascenso imparable ha provocado preocupación de las autoridades, en un momento de crecientes tensiones comerciales entre Washington y Beijing.

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Las entrevistas del FBI se han centrado en las empresas de la cartera de Hone que tienen contratos con el gobierno federal, sobre todo en los sectores farmacéutico y biotecnológico.

El FBI no ha querido hacer declaraciones.

El acuerdo de AngelList

Hone Capital se fundó en 2015 cuando las inversiones chinas hacia el sector tecnológico estadounidense alcanzaron un pico. Para afrontar el desplome del mercado de valores en su país, los inversores chinos acumularon u$s4000 millones en start-ups estadounidenses de rápido crecimiento ese año, lo que representa el 13% de todo el capital extranjero para las empresas estadounidenses respaldadas por capital de riesgo entre 2015 y 2017, según datos del Departamento de Defensa de EE.UU.

Los inversores chinos solían dar a sus fondos estadounidenses nombres que parecían occidentales, aunque en realidad habían recaudado dinero de gobiernos soberanos, autoridades provinciales y locales, así como de empresas estatales, firmas e individuos.

Como persona de confianza, Shan reclutó a Verónica Wu, que había trabajado anteriormente en China en Tesla, McKinsey y Apple. Wu, nacida en Beijing pero educada en EE.UU., fue contratada para dirigir el nuevo negocio de CSC en Silicon Valley. Se trasladó a la zona de la Bahía de California y le dijeron que se pusiera manos a la obra, según un expediente judicial presentado por Hone contra su exdirector en EE.UU. Casi al mismo tiempo, CSC contrató a un empresario estadounidense de start-ups, Tom Cole, entonces CEO de la cadena de tiendas de bodas online Beau-coup, para codirigir el negocio de Hone.

Aunque muchos inversores chinos en Silicon Valley se habían ganado la reputación de ser personas ajenas dispuestas a gastar más de lo previsto en algunas operaciones, Hone tenía un ambicioso plan para ganar credibilidad. En 2016, pactó una alianza con AngelList, entonces el portal más grande para respaldar a start-ups de EE.UU. con capital inicial.

CSC comprometió u$s400 millones para establecer un fondo, en ese momento, el más grande dedicado a las start-ups en sus comienzos, así como la mayor inversión individual de una firma de capital riesgo china en un fondo estadounidense.

El acuerdo le dio a Hone Capital el derecho preferente en miles de transacciones en la plataforma AngelList y le permitió realizar más inversiones entre 2015 y 2017 que la mayoría de las compañías de capital riesgo en toda su vida.

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Hone respaldó a 74 empresas en 2015, más que cualquier otro inversor inicial ese año, según Crunchbase. Para 2017, había invertido u$s 215 millones en alrededor de 360 start-ups. "De forma discreta, nos hemos convertido en el inversor más activo en Silicon Valley", reconoció Wu en una entrevista con Quartz en 2016.

Hone no tuvo acceso a información confidencial de muchas de las start-ups en las que invirtió, según personas familiarizadas con sus operaciones.

Al parecer, Hone solía invertir con importantes fondos de Silicon Valley como Y Combinator, el Founders Fund de Peter Thiel y Andreessen Horowitz. También se embarcó en una estrategia inmobiliaria, destinando alrededor de u$s140 millones en 743 viviendas unifamiliares en todo EE.UU., algo poco habitual para un fondo de capital riesgo.

La más importante de las primeras inversiones de Hone fue Boom, una start-up on sede en Colorado que desarrolla aviones de pasajeros supersónicos. Hone elogió el prometedor futuro de la start-up en una presentación de 2017. En esta se explicaba que Hone había desarrollado una relación con el CEO de la compañía, Blake Scholl, al ayudarlo a estrechar relaciones en China. A través de una nota convertible, Hone invirtió alrededor de 10 millones de dólares en Boom, que representaba menos del 1% del capital general de la start-up.

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Desde entonces, Boom se ha convertido en una empresa multimillonaria con una serie de contratos públicos, incluida una asociación con la Fuerza Aérea de EE.UU. y un proyecto de investigación con la NASA.

El FBI entrevistó a los ejecutivos de Boom el año pasado sobre si existía el riesgo de que la información hubiera fluido a China.

Una persona cercana a Boom dijo que "confiaban en que no se haya transmitido ninguna información técnica o financiera de Boom".

Hone se deshizo de Boom en 2019, aunque una pequeña cantidad de sus acciones se transfirieron a otro fondo de CSC Group en Silicon Valley, CSC Upshot Ventures, que sigue siendo un inversor. Boom, AngelList, Stripe y Flexport se negaron a hacer comentarios. Cruise dijo que Hone no era un inversor y que no había tenido contacto con las autoridades estadounidenses. DataRobot no quiso hacer declaraciones. Los representantes legales de CSC y Shan manifestaron que "Las acusaciones de que CSC Group, su presidente o cualquiera de sus filiales, incluida Hone Capital, se han apropiado indebidamente de secretos comerciales son completamente infundadas y se basan únicamente en insinuaciones y especulaciones basadas en el sentimiento antichino y acusaciones de exejecutivos que mantienen litigios con CSC Group por, entre otras cosas, sus propios negocios en beneficio propio".

Batalla legal

En 2018, Silicon Valley empezó a mostrar más cautela con China.

En ese momento, Donald Trump había hecho del interés de China por la propiedad intelectual estadounidense un tema central de su presidencia, al firmar la Ley de la Revisión del Riesgo de Inversión Extranjera (Firrma), que obligaba a realizar revisiones de las inversiones extranjeras en empresas estadounidenses por motivos de seguridad nacional. Los expertos en defensa temían que los inversores chinos estuvieran más interesados en los planes y las tecnologías de las start-ups que en los posibles retornos financieros.

Casi al mismo tiempo, CSC empezó a tener dificultades financieras, según los documentos judiciales.

Los reguladores de valores chinos habían sancionado a Shan y CSC, y su filial cotizada había sido excluida de la Bolsa de valores NEEQ china debido a violaciones de la legislación.

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Durante tres días de reuniones en Palo Alto en 2019, los ejecutivos financieros de CSC Group pidieron a Wu que vendiera la mayoría de los activos de Hone para generar el capital necesario para afrontar sus obligaciones financieras. Ni siquiera atendieron a las necesidades de capital de AngelList, y al final ofrecieron solo el 20% del compromiso de u$s400 millones. Estas medidas desencadenaron batallas legales que dieron lugar a acusaciones sobre las prácticas comerciales de CSC y Hone y la conducta de sus ejecutivos.

Hone ha demandado a Wu y a su exdirectora financiera, Purvi Gandhi, alegando que conspiraron para defraudar al fondo para su beneficio personal.

A su vez, Wu y Gandhi han negado las acusaciones y han demandado a Hone y CSC, alegando que hicieron declaraciones falsas en relación con los incentivos de rendimiento, alegando que el grupo no pagó intencionalmente millones de dólares de intereses devengados que se les adeudaban.

Ambas mujeres dejaron Hone en 2020. El equipo legal de Wu ha intentado tomar declaración a Shan desde 2022, quien ha declarado que está sujeto a restricciones en China que le impiden viajar.

Incluso mientras trabajaba en Hone, Wu había advertido públicamente que "los fundadores deben tener cuidado de no aceptar dinero chino antes de entender bien cómo funciona el negocio", declaró durante una entrevista con sus antiguos empleadores en McKinsey en 2017.

"Los inversores chinos suelen querer controlar una gran parte de la empresa, estar en el consejo y tener voz y voto. Y puede que no sea bueno para una empresa renunciar a ese tipo de poder, porque podría afectar a la dirección de la empresa, para bien o para mal. Lo más sensato es mantener tu libertad", concluyó.