El papa visita Luxemburgo para hablar "al corazón de Europa"
El papa Francisco, de 87 años, llegó este jueves a Luxemburgo, visiblemente cansado, para una visita europea de cuatro días que incluirá una etapa en Bélgica, en un periplo en el que su salud será escrutada de cerca.
El pontífice, que solo se desplaza ahora en silla de ruedas o con ayuda de un bastón por sus dolores en la rodilla, ha tenido en los últimos meses problemas de salud.
Pese a todo, visitó en septiembre cuatro países del sudeste asiático y Oceanía, un largo viaje de 33.000 km.
El avión del papa aterrizó poco antes de las 10H00 (08H00 GMT) en el aeropuerto de Findel en Luxemburgo, donde fue recibido por el gran duque Enrique, la gran duquesa María Teresa y el primer ministro Luc Frieden.
Francisco no saludó uno a uno a los periodistas a bordo del avión, como acostumbra hacerlo. "No me siento" (capaz), explicó, con aspecto cansado. El jesuita argentino tuvo una gripe a inicios de semana.
En un contexto internacional muy tenso, el papa se dirigirá "al corazón de Europa" y hablará "sobre el papel que quiere desempeñar en el mundo en un futuro próximo" para la acogida y la solidaridad entre las naciones, según el director del servicio de prensa de la Santa Sede, Matteo Bruni.
La víspera de su partida, el papa calificó de "inaceptable" la "terrible escalada" en Líbano, y llamó a la comunidad internacional a hacer lo posible para ponerle fin.
El jefe de la Iglesia católica hablará en la mañana ante las autoridades y en la tarde en la catedral Notre-Dame recibirá a centenares de personas elegidas por azar.
Otras podrán saludarlo en las calles de la capital durante un recorrido en papamóvil bajo fuertes medidas de seguridad.
- Visita "inesperada" -
Esta es la primera visita papal a Luxemburgo desde 1985, cuando Juan Pablo II celebró en la capital una misa con 60.000 fieles, la más grande de la historia de ese país.
Después la población del pequeño Gran Ducado se duplicó, especialmente por el atractivo de su centro financiero. Enclavado entre Bélgica, Alemania y Francia, Luxemburgo tiene 654.000 habitantes, de los cuales 41% son católicos, según el Vaticano.
Según la Santa Sede, la paz será uno de los temas principales de los siete discursos que Francisco pronunciará durante el viaje.
Una palabra "en memoria de aquellas tierras que han deseado con fuerza y trabajado para crear las condiciones de la paz tras el sufrimiento padecido durante la guerra, justo cuando el continente corre el riesgo de verse arrastrado de nuevo al conflicto", añadió el portavoz Bruni.
El vocero mencionó detalles del viaje de cuatro días, que incluirá "en varias ocasiones" encuentros con algunas autoridades de la UE e instituciones relacionadas.
En el viaje no estará presente el cardenal secretario de Estado, Pietro Parolin, quien se encuentra en Nueva York para representar a la Santa Sede en la 79ª Asamblea General de la ONU.
El miércoles, en su audiencia general semanal, el papa se refirió brevemente a su visita a Luxemburgo y Bélgica como una ocasión para dar un "nuevo impulso a la fe en esos países".
"El papa Francisco visita una sociedad muy diferente a la vista por Juan Pablo II", apuntó el analista político Philippe Poirier.
"En 1985, un 79% de los luxemburgueses decían seguir una religión, en el 90% de los casos la católica", pero "desde 2023, una mayoría de la población de Luxemburgo no es religiosa", explicó.
La visita de Francisco era "inesperada" pues el Gran Ducado, por su tamaño, no figuraba entre "los primeros países a visitar por el papa", afirmó el sacerdote y director de la Escuela de Religión y Sociedad de Luxemburgo, Jean Ehret.
Desde su elección en 2013, Francisco evitó visitar grandes países europeos de herencia católica, prefiriendo países de África, Asia y el hemisferio sur, por lo regular descartados y que él menciona como "periferias" de Europa.
La delegación del Vaticano viajará en la tarde hacia Bruselas. La parte belga de su periplo terminará con una misa el domingo por la mañana en el estadio Rey Balduino.
Esta visita del jesuita argentino será también la ocasión para abordar el doloroso expediente de las violencias sexuales contra menores por miembros del clero en Bélgica.