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Сентябрь
2024

Nuevos escaneos revelan escritura oculta en el manuscrito Voynich

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Abc.es 
¿Es un manual cifrado sobre sexo ? ¿Un códice médico en un latín medieval abreviado ? ¿Un tratado sobre la naturaleza? Criptógrafos, lingüistas, filólogos, historiadores e investigadores de todo tipo de disciplinas se han asomado a las páginas del manuscrito Voynich , pero ni siquiera la Inteligencia Artificial ha logrado descifrar qué ocultan sus desconcertantes ilustraciones de mujeres desnudas y plantas desconocidas y su enigmático lenguaje. El empeño por desentrañar los misterios de este raro códice medieval, conservado en la Biblioteca Beinecke de la Universidad de Yale, viene de lejos. Al menos desde el siglo XVII, según quedó grabado en el propio manuscrito, aunque invisible a los ojos humanos. Imágenes multiespectrales (tomadas con longitudes de onda no visibles, como la ultravioleta o la infrarroja) han revelado escritura oculta en el códice . En una de sus hojas, muestran otras dos columnas de letras paralelas a un alfabeto romano (de la A a la Z), que ya se había observado en su margen derecho. Bajo la luz ultravioleta, unas letras descoloridas se vuelven legibles a su lado formando dos columnas más: la siguiente con una serie de caracteres Voynich y a su derecha, otro abecedario romano desplazado por una letra. La medievalista de la Universidad de Yale Lisa Fagin Davis , que actualmente realiza un estudio paleográfico detallado del manuscrito Voynich, comparó la 'letra humanística ' de estas columnas con cartas escritas por personas que se sabe (o se cree) que estuvieron relacionadas con el códice en los siglos XVI y XVII, desde Carl Wideman a Athanasius Kircher, pasando por el emperador Rodolfo II. «Uno de estos hombres es un muy buen candidato: Johannes Marcus Marci (1595-1667) », sostiene en su blog sobre manuscritos , donde ha dado a conocer sus hallazgos. Este médico de Praga heredó el manuscrito tras la muerte del alquimista Georg Baresch en 1662 y lo envió tres años después a Roma como regalo para Athanasius Kircher, confiado en que su amigo podría entenderlo. En este espacio de tiempo debió de añadir Marci los tres alfabetos verticales. «Pueden representar un intento temprano de descifrar el manuscrito utilizando dos cifrados de sustitución diferentes o Marci pudo haber utilizado caracteres Voynich para crear un cifrado propio», sugiere la experta. Si algo tiene claro Davis es que estos alfabetos no ayudarán a decodificar este misterioso libro que fue datado con carbono 14 en el siglo XV (ca. 1425), porque se sabe casi con certeza que no está cifrado con un sistema de sustitución simple. Aún así, «agregan un capítulo interesante y nuevo a la historia temprana del manuscrito» , subraya. En su primera página, las imágenes multiespectrales han corroborado que existe una inscripción borrada en el margen inferior. El propio Wilfrid Voynich observó que allí había algo escrito y aplicó un reactivo químico en 1914 para leerlo, dejando una mancha oscura en el manuscrito. Al capturar ahora una imagen digital con luz ultravioleta se ha podido confirmar la lectura de Voynich de 'Jacobi à Tepenecz', también conocido como Jacobus Sinapius , un alquimista de Praga que probablemente poseyó el códice a finales del siglo XVI o principios del XVII. Según constata Davis, este texto «respalda la autenticidad del manuscrito como un objeto medieval» , un libro «auténtico de principios del siglo XV con rastros de su historia dejados por propietarios y lectores anteriores». El equipo del Proyecto Lázaro obtuvo permiso de la Biblioteca Beinecke para obtener estas imágenes multiespectrales en 2014, con el objetivo de ponerlas al servicio de los investigadores en la web de la Universidad de Yale, pero por diversas razones no se llegaron a publicar. Tras interesarse por ellas hace unas semanas, Davis ha podido estudiarlas en conjunto. Pertenecen a diez páginas seleccionadas, que ahora pueden verse y descargarse de forma gratuita , pero no muestran evidencias de que el manuscrito sea un palimpsesto . No hay señales de escritura que indiquen que el pergamino fuera reutilizado. Tanto los alfabetos, como la inscripción de Jacobus Sinapius de la primera página y otros detalles de imágenes y letras revelados con esta técnica «no proporcionan una clave para 'leer' el Manuscrito Voynich», a juicio de la medievalista. Pero esta vía permite obtener más datos invisibles a simple vista, que podrían ayudar a «reconstruir el orden original de las hojas, transcribir el voynichés descolorido para el análisis lingüístico y criptológico, o revelar la identidad de lectores y propietarios desconocidos». «Podría incluso descubrir la clave para entender este manuscrito tan misterioso» , añade Davis, consciente, sin embargo, de la fragilidad de las hojas del códice y de los peligros que entraña su exposición para cualquier tipo de imagen. Los conservadores de la Biblioteca Beinecke serán quienes decidan si el potencial que tienen estas técnicas para la investigación compensa el riesgo.