El motor de gasolina más potente de la historia: Porsche lo fabricará y estaría disponible para el 2035
La industria automovilística ha experimentado una notable evolución en las últimas décadas, impulsada por avances tecnológicos, cambios en las preferencias de los consumidores y una creciente preocupación por el medio ambiente. Desde el auge de los vehículos eléctricos hasta el desarrollo de sistemas de conducción autónoma, los fabricantes de automóviles han adoptado nuevas tecnologías para mejorar la eficiencia, seguridad y sostenibilidad de sus productos.
Sin embargo, pese a la constante preocupación por los hidrocarburos, Porsche es uno de los principales defensores de los motores de combustión interna, impulsados por nafta sintética, y ahora este ha dado un paso más allá al patentar un novedoso tipo de motor a gasolina.
¿Cuál es el motor de gasolina más potente de la historia?
El motor de seis tiempos, patentado por Porsche, apunta a ser el más potente de la historia. Si no conoces los principios fundamentales de un motor de combustión interna, es importante aclarar que, salvo ciertas excepciones, la mayoría de los vehículos con este tipo de motor emplean un ciclo de cuatro tiempos. Estos consisten en la admisión de aire y combustible (1), la compresión de la mezcla (2), la combustión o explosión de dicha mezcla (3) y la expulsión de los gases de escape (4). El sistema de Porsche introduce dos tiempos adicionales intermedios, ampliando el funcionamiento tradicional.
¿Qué diferencia hay entre un carro eléctrico y uno de gasolina?
Una de las principales diferencia de los coches eléctricos es que, cuando se enfrentan a condiciones de calor extremo o, especialmente, temperaturas muy bajas, su rendimiento disminuye, afectando en particular la autonomía de la batería.
En comparación, los motores térmicos ofrecen un rendimiento bastante uniforme en diversas condiciones. El único factor que afecta notablemente, especialmente en los motores atmosféricos, es la altitud. A mayores alturas, la cantidad de oxígeno en el aire disminuye, lo que provoca que las explosiones dentro del motor sean menos potentes, reduciendo así su rendimiento.
El sistema mecánico de un coche de combustión es considerablemente más liviano en comparación con el de un vehículo eléctrico. Aunque este mayor peso en los eléctricos se debe en gran parte a las baterías, no se puede ignorar su importancia, ya que son esenciales para su funcionamiento. La ligereza en los vehículos de combustión favorece un menor consumo de combustible y, además, optimiza el comportamiento dinámico del automóvil.
Por otro lado, un motor de combustión puede funcionar tanto con gasolina, gasóleo o gas, y lo que comparten estos combustibles es la rapidez para repostar, un proceso que toma solo unos minutos. En contraste, recargar la energía necesaria en un coche eléctrico para cubrir una distancia similar suele requerir tiempos significativamente más largos.