Milei debuta hoy en la ONU: las contradicciones y costos de salir de la "agenda globalista"
Esta tarde, en Nueva York, Javier Milei sumará un nuevo capítulo contra la "agenda globalista", tal como proclama el gobierno libertario. El Presidente debutará con su discurso ante la Asamblea General de las Naciones Unidas y se espera que vuelva a lanzar una diatriba contra las iniciativas internacionales. Lo mismo había hecho en el marco del Foro de Davos, cuando sostuvo que la agenda socialista "solo traerá miseria al mundo".
Algo similar había pronunciado Diana Mondino el domingo, también en el contexto de la reunión anual de la ONU. Allí, la canciller anunció que la Argentina se disociaría del Pacto del Futuro, un acuerdo alcanzado por consenso en la Asamblea General el día anterior luego de largas negociaciones.
Tanto Milei como Mondino -que en este caso coinciden, a pesar de los problemas internos que pueda tener la canciller- aseguran que la Argentina busca convertirse en faro mundial de la libertad. Y que esta agenda multilateral es parte de un plan autoritario que incorpora mayores regulaciones para los países y ciudadanos.
Sin embargo, sucede algo que puede resultar llamativo sobre la posición argentina. El país se ausentó en la votación clave, lo mismo que hicieron Venezuela, Afganistán, Haití y Somalía. En una dirección parecida apuntaron China, Bolivia y Cuba, que se abstuvieron. Más allá fueron Rusia, Irán, Corea del Norte y Siria, que lo hicieron en contra.
Sin dudas, no son los modelos a los que se suele referir Milei. Ni Estados Unidos ni Irlanda o Canadá y Australia, por nombrar algunos, ni ningún país perteneciente a "Occidente", espacio en el que se referencia el Presidente se encuadran en esta tesis. En muchos casos, al contrario: son estados que promueven acciones conjuntas para lidiar con problemas globales, como la pobreza, el calentamiento global -que niega el mandatario argentino- o los riesgos de la inteligencia artificial.
De alguna manera, haber adoptado una posición con puntos de contacto con Rusia, Irán y Venezuela implica para el Gobierno una mancha no deseable. Más aún si se aplica la misma lógica que los libertarios toman puertas adentro. Por ejemplo, cuando acusan a otros espacios políticos de "votar con el kirchnerismo" cuando tienen posiciones similares en el Congreso.
El Pacto del Futuro, en lo concreto, consta de 56 acciones a las que se comprometen los estados para favorecer el crecimiento, los derechos sociales, reducir la pobreza y, entre varios otros temas, generar mejores condiciones de desarrollo para las actuales generaciones y las venideras. No es la primera iniciativa de este tipo que encara la ONU. Los Objetivos de Desarrollo del Milenio se habían fijado en 2000 de cara a 2015; ese año, se acordaron los Objetivos de Desarrollo Sostenible, que pasaron a conocerse también como Agenda 2030.
Los 17 puntos de ese acuerdo son genéricos: se pretende el fin de la pobreza y la educación de calidad, por ejemplo. Sin embargo, para algunos sectores del gobierno y para distintos grupos que siguen teorías conspirativas, la Agenda 2030 se vincula a un plan que busca instaurar un gobierno mundial y se vincula con un control poblacional y de los recursos naturales.
"El gobierno entiende que este pacto va a generar un mundo más regulado y con mayor intervención de los estados. Entonces, en nombre de la libertad, dice que no se suma", sostiene un especialista en comercio internacional. Igualmente, reconoce que se trata de un acuerdo "de principios generales. No genera un gran impacto en la práctica, más allá de lo discursivo. No te deja afuera de nada si no firmás, y no genera grandes oportunidades si adherís".
Lo que sí puede ser paradójico, amplía, es que es una agenda empujada por los países a los que se quiere aliar Milei, los de Occidente. De esta forma, al abrirse del acuerdo, se aleja de los estados a los que quiere acercarse.
Marisa Bircher, exsecretaria de Comercio Exterior de la Nación durante el gobierno de Cambiemos, coincide en el último punto. "Argentina puede estar de acuerdo o no en algunas cuestiones. Pero bajarnos nos enfrenta a tener que explicar qué tenemos en común con Venezuela, Rusia e Irán".
Por otro lado, asegura que "los mensajes en relación a China pueden traer retaliación. El comercio se sostiene sobre el diálogo y el consenso, por lo que posiciones extremas nos dejan en lugares complejos para negociar acceso".
La mención a China no es casual: se espera que Milei, además de su ofensiva "antiglobalista", apunte también a China en su discurso ante la Asamblea General. Seguramente no sea una estrategia de acercamiento con Taiwán como tuvo Mondino luego de asumir en su rol.
La canciller, que parece estar en la cuerda floja desde hace tiempo, enfrenta complicaciones muy diversas. Entre ellas, un reclamo salarial no resuelto de los diplomáticos que están en el exterior. También ha sido cuestionado Ricardo Lagorio, embajador argentino ante la ONU, y hasta ayer se especulaba sobre si tendría un lugar disponible en la Asamblea cuando Milei dé su discurso.
Se esperan vientos de cambio para cuando regrese Mondino a Buenos Aires. No necesariamente su salida -siempre es una posibilidad- sino también una reestructuración interna del ministerio, que ya sufrió un cambio en el equilibrio de poder interno cuando llegó el influyente Nahuel Sotelo a la Secretaría de Culto y Civilización.
Sotelo es todo lo contrario a un recién llegado en el mundo libertario y pertenece al riñón del presidente y su hermana. Además, es un fiel representante de la agenda antiaborto y antiglobalista que impulsa el Ejecutivo.
Mientras eso sucede en Cancillería, en Ambiente existe un correlato. Está claro que el tema no es prioritario para el Gobierno. Tal es así que la cartera pasó de ser un ministerio a una subsecretaría que opera bajo la órbita de Lisandro Catalán. Una fuente de la cartera ambiental reconoce que ni siquiera allí dentro de ocupan del tema y sostiene que "están más metidos con la guerra de las sociedades anónimas deportivas que en otra cosa".
Se barajan otras posibles consecuencias sobre la toma de posición argentina. Por ejemplo, en temas de comercio. Si bien los propios especialistas en la materia aún se preguntan el alcance que pueda tener la decisión, lo cierto es que iniciativas globales ambientales y decisiones comerciales van de la mano en algunos casos.
Por ejemplo, si bien Argentina no adherirá al este pacto, sí se propuso seguir todas las normativas de la OCDE con el objetivo de entrar al organismo. Esto implica, entre otras cosas, acatar políticas ambientales y asegurar la trazabilidad de los productos. En criollo: no se podrá exportar a Europa nada que provenga de terrenos desforestados.
Otro campo de consecuencias para el país producido por el cambio en la postura de cooperación internacional tiene que ver con Malvinas. Decenas de países caribeños y oceánicos se encuentran entre los más afectados por el calentamiento global. Si bien la mayoría son pequeñas islas sin demasiado peso en el concierto internacional, lo cierto es que en la Asamblea cuentan con un voto que vale lo mismo que el de las grandes potencias.