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¿Por qué es tan importante tolerar el aburrimiento? Marian Rojas lo explica

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En el último reels que ha subido a su cuenta de Instragram, la psiquiatra Marian Rojas Estapé, ha abordado un tema clave que a menudo se pasa por alto: la importancia del aburrimiento en nuestra salud mental y emocional. Para Rojas, el aburrimiento, aunque temido y evitado, es una herramienta esencial para mantener el equilibrio del cerebro. "No nos gusta aburrirnos", afirma, señalando cómo hemos sustituido esos momentos de pausa con un consumo constante de contenido en redes sociales que estimula la liberación de dopamina.

Esta sobreestimulación, advierte, no solo afecta a nuestra capacidad de estar en calma, sino que también puede convertirse en fuente de malestar.

El cerebro ante la constante estimulación

Rojas explica que vivimos en una era dominada por la tecnología y las notificaciones, donde el contenido dopaminérgico —mensajes, videos, alertas— mantiene al cerebro en un estado constante de alerta. "Cuando no hay nada, nuestro cerebro tiende a decir 'esto no me gusta' y nos sentimos impulsados a alejarnos de esos momentos de quietud", comenta. Este mecanismo genera una intolerancia al aburrimiento, que en muchos casos se experimenta en forma de angustia.

El problema, según la psiquiatra, no es el aburrimiento en sí, sino cómo hemos aprendido a lidiar con él. "El aburrimiento elegido de forma consciente es bueno para el cerebro", asegura. Vivir en un estado de hiperestimulación permanente no es sostenible para la salud mental. El cerebro necesita momentos de pausa para desconectar, procesar emociones y reflexionar.

El FOMO y la cultura de la hiperconectividad

El término FOMO (Fear of Missing Out), mencionado por Rojas, describe la ansiedad que muchas personas experimentan ante la posibilidad de perderse algo importante, lo que les impulsa a estar constantemente conectadas. Esto, combinado con el miedo al aburrimiento, refuerza un ciclo en el que evitamos esos momentos de calma que son necesarios para el bienestar mental.

Según Rojas, cuando las personas intentan parar y desconectar, a menudo emergen emociones desagradables como la ansiedad o el miedo. “Cuando se vive todo el rato enganchado a la dopamina, empiezan a liberarse sustancias relacionadas con el dolor”, advierte. Este dolor puede manifestarse como ansiedad, angustia o incluso soledad, y el aburrimiento se convierte en una experiencia incómoda que intentamos evitar.

La solución de la psiquiatra: el poder del aburrimiento elegido

Rojas no solo describe el problema, sino que también ofrece una solución: la "ociosidad consciente". La psiquiatra recomienda reservar momentos a lo largo del día para no hacer nada, sin culpa ni distracciones tecnológicas. "Mira por la ventana, agradece, medita, deja que se active la divagación mental", sugiere. Este estado, conocido como "red neuronal por defecto", es el que se activa cuando estamos en reposo y permite al cerebro conectar ideas, resolver problemas y procesar emociones.

Rojas señala que, en su propia práctica, utiliza estos momentos de pausa para integrar lo que ha escuchado de sus pacientes, buscando nuevas soluciones o tratamientos. Estos espacios de desconexión voluntaria no solo favorecen el bienestar emocional, sino que también fomentan la creatividad y el autoconocimiento.

El aburrimiento como vitamina para el cerebro

Lejos de ser un enemigo, el aburrimiento puede convertirse en una "rutina vitamínica" esencial para mantener la salud mental. Instaurar pausas regulares en las que permitimos a nuestra mente divagar sin sentir culpa es clave para contrarrestar los efectos de la hiperconectividad. Según Rojas, el objetivo no es huir del aburrimiento, sino integrarlo como una herramienta para conectar con nuestras emociones y mejorar nuestra capacidad de resolver problemas.

En un mundo que avanza a un ritmo vertiginoso, aprender a estar en calma y tolerar el aburrimiento se presenta no solo como una habilidad valiosa, sino como un acto de autocuidado esencial para preservar la salud mental y emocional.