Hizbulá anuncia una “nueva fase en la lucha”, mientras Israel intensifica su ofensiva en el sur de Líbano
A través de su secretario general adjunto, Naim Kassem, Hizbulá aseguró ayer haber entrado en “una nueva fase en la lucha” contra Israel. “Una batalla abierta y decisiva”, afirmó el segundo de Hasan Nasrallah durante el funeral de Ibrahim Akil, líder de la fuerza Radwan de la milicia chiita libanesa asesinado por Israel junto a otros nueve miembros de la unidad en el sur de Beirut el viernes. Mientras tanto, desde Tel Aviv se hacía el anuncio de que el Ejército israelí estaba preparado para llevar a cabo “planes de ataque suplementarios”.
Las últimas 48 horas han sido testigos del mayor cruce de fuego entre las dos partes. Mientras Israel llevaba a cabo intensos bombardeos sobre el sur de Líbano, Hizbulá reivindicaba haber alcanzado con proyectiles tipo Fadi- 1 y Fadi- 2 la ciudad de Haifa, el aeropuerto de Ramat David y una empresa de tecnología militar, situados a unos cuarenta kilómetros de distancia de la frontera con Líbano. Por todo ello, la escalada parece ya imparable y aboca a la región a un conflicto abierto de horizonte imprevisible.
Todo apunta a que, además de proseguir golpeando con dureza objetivos militares de la milicia proiraní en el sur, el siguiente paso, que podría producirse en las próximas horas, será la entrada de las tropas israelíes en suelo libanés. Miles de personas de las localidades del sur que, por encontrase relativamente lejos de la frontera, no habían hasta ahora abandonado sus hogares por encontrarse relativamente a salvo de los bombardeos de las FDI -las demarcaciones de Sidón y Jezzine entre ellas- comienzan un exilio incierto hacia la periferia de Beirut y otras partes del país. Toda la madrugada y mañana del domingo rulaban videos mostrando desde localidades chiitas, aunque también drusas y cristianas, del sur del Líbano con escenas apocalípticas de los bombardeos de las FDI.
Mientras Hizbulá atacaba el norte de Israel, el mando militar del Estado judío revelaba haber destruido un dron procedente del “este” sin ofrecer más detalles. La información coincidía con el anuncio por parte de milicias iraquíes vinculadas a Irán de haber atacado territorio israelí. Resistencia Islámica, que así se llama la estructura militar, aseveraba haber golpeado un “importante objetivo” sin precisar cuál. “La escalada en el Líbano significa escalada desde Irak”, sintetizaban desde la milicia.
La ofensiva israelí contra los depósitos de armas y puntos de lanzamiento de proyectiles dejó en las últimas horas tres muertos en el sur del Líbano, según datos del Ministerio de Sanidad del país levantino. Además, las autoridades sanitarias libanesas elevaron ayer hasta 51 el
número de muertos en el ataque israelí -ejecutado con un proyectil lanzado por un F-35- contra un bloque de viviendas en el distrito de Dahiyeh, al sur de Beirut, en el que se escondía la cúpula de la fuerza Rawdan de Hizbulá. Además, el último parte médico cifraba en 66 el número de heridos y en 10 el de desaparecidos en el ataque admitido por Israel en el sur de la capital libanesa. Del lado israelí, la cadena de ataques de Hizbulá de las últimas horas no causó víctimas mortales pero sí siete heridos en la madrugada del domingo. En el momento del cierre de esta edición en la tarde del domingo la amenaza de la milicia chiita hacía saltar las alarmas en las comunidades del norte de Israel.
Si Hizbulá e Israel se enfrentan militarmente, también libran una guerra psicológica desde hace días. Tras afirmar que “Hizbulá ha recibido una serie de golpes inimaginables”, el primer ministro Benjamin Netanyahu insistió ayer a la organización proiraní: “Si no habéis entendido el mensaje os prometo que lo haréis”. “Estamos determinados a que los residentes del norte vuelvan a sus hogares”, repitió el jefe del Gobierno como en jornadas anteriores. A pesar de los golpes encajados -de la cadena de explosiones registradas en sus dispositivos de comunicación interna el martes y el miércoles, al menos 37 muertos, a la eliminación de varios mandos de la fuerza Radwan el viernes-, Hizbulá asegura seguir con la moral alta y dispuesto a derrotar al enemigo sionista en medio del silencio de Nasrallah y de Irán, su gran patrocinador.
Lejos de instar a ambas partes a un cese inmediato de las hostilidades, el portavoz de la Casa Blanca John Kirby se limitaba a afirmar en la tarde de ayer que “una escalada” no es del “interés” de Israel. “No creemos que la escalada de este conflicto militar sea de su interés. En una entrevista con la cadena ABC, Kirby aseguró que aún existe “espacio” para “una solución diplomática” y que su administración trabaja para ello. Más contundente fue ayer el jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, quien se manifestó “extremadamente preocupado” por la situación y pidió un alto el fuego “urgente”. Por su parte, el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, mostró su temor de que el Líbano se convierta en “otra Gaza”.