Argentina y Brasil avanzan en la agenda de Energía y Defensa pese a los ruidos entre Lula y Milei
Es muy probable que los presidentes Lula Da Silva y Javier Milei mantengan sus posiciones inflexibles, profundicen en la retórica las diferencias ideológicas y que incluso se esquiven para la foto. Pero por debajo de esa batalla personal la diplomacia de Argentina y Brasil trabajan para encapsular los golpes mediáticos de los jefes de Estado y avanzan mucho más allá de lo que se imaginan muchos en una agenda bilateral con acuerdos, proyectos a largo plazo y un frente externo común por atacar.
En la agenda de los presidentes Milei y Da Silva no figura encuentro bilateral alguno. Sólo se podrían llegar a cruzar en la Asamblea de la ONU en Nueva York esta semana y eventualmente habría una foto protocolar de ambos en la cumbre del G20 en noviembre en Río de Janeiro. Las relaciones personales entre ambos jefes de Estado transitan un momento de permanente tensión. Nada nuevo. Se podría esperar que haya más fuegos artificiales y nuevas frases cruzadas que compliquen los vínculos interpersonales.
Sin embargo, tanto en el gobierno de Brasil como en la Casa Rosada no se preocupan demasiado ante ese fuego cruzado de presidentes por un motivo central: las relaciones bilaterales fluyen por lo bajo y hay más entendimiento del que podría esperarse de dos jefes de Estado que ni se hablan. "Las relaciones entre países va mucho más allá que los vínculos que puedan darse circunstancialmente entre presidentes", dijo un destacado diplomático de Brasil. Casi la misma respuesta replican en el Palacio San Martín.
En las últimas semanas hubo un intenso intercambio de mensajes y reuniones entre funcionarios de ambos países. Los cancilleres Diana Mondino y Mauro Vieira se comunican permanentemente y hay un plan de visitas cruzadas.
La ministra de Capital Humano, Sandra Pettovello se reunió con el embajador de Brasil, Julio Bitelli, y hablaron extensamente de los programas de asistencia social de ambos países y las propuestas que Argentina llevará a la cumbre de presidentes del G20 en Río de Janeiro en noviembre para tratar el tema de políticas tendientes a erradicar la pobreza.
En paralelo a esto, el jefe de Gabinete, Guillermo Francos se transformó en un interlocutor asiduo del gobierno con la administración de Lula Da Silva y en los agasajos que hubo la semana pasada en el Teatro Colón por el aniversario de la independencia de Brasil los diplomáticos brasileros le dedicaron muchos elogios. Gestos que sobran.
En tono de ironía y con mensajes encriptados de la diplomacia el embajador Bitelli destacó una frase en ese encuentro: "En estos más de dos siglos de relaciones bilaterales, hemos vivido un poco de todo. Tiempos de rivalidad y tiempos de alianza, tiempos de desconfianza y tiempos de cooperación. Tiempos de Pelé y tiempos de Maradona. Pero, sobre todo, cooperación. Amistad y cooperación", dijo ante las risas de funcionarios argentinos.
Daniel Scioli sigue manteniendo en Brasil una agenda activa. Ahora se aboca a los temas de turismo y se prepara para ir a la cumbre de turismo mundial para cerrar acuerdos con la administración de Lula Da Silva, avanzar en convenios con Embraer y acelerar los mecanismos de agilización de trámites en las fronteras terrestres.
La semana que viene el secretario de Energía, Eduardo Rodríguez Chirillo viajará Río de Janeiro para estar en la feria ROG.e 2024, uno de los mayores eventos de la industria mundial del petróleo y gas. Allí, la Organización de Países Exportadores y Petróleo (OPEP) lanzará en manos de su secretario general, el kuwaití Haitham Al Ghais, el plan a largo plazo para el desarrollo de petróleo mundial.
Pero Chirillo mantendrá en Brasil una agenda activa con el gobierno de Lula porque la Argentina quiere avanzar cuanto antes en los acuerdos para el plan de exportaciones de gas en el futuro inmediato. "El tema del gas argentino es central para las relaciones bilaterales", dijo sin vueltas un funcionario del gobierno brasilero.
La mención fue acompañada por una acotación que en algún momento deslizó el presidente Lula cuando al hablar de Argentina y Brasil dijo sin vueltas: "La expresión alianza estratégica, por más fuerte que suene, a lo mejor no es suficiente para reflejar toda la intensidad que debe tener la relación entre nuestros países".
El ministro de Defensa, Luis Petri, mantiene contactos con su par José Murcio Monteiro para cerrar acuerdos en la eventual compra de vehículos todoterreno para el Ejército y la disposición de nuevos operativos conjuntos de ambas Fuerzas Armadas. También hubo recientes reuniones para potenciar los operativos de control y lucha contra el narcotráfico en las fronteras comunes.
Incluso en la estrategia por encarar ante el Mercosur las coincidencias de ambas administraciones se acercan: ambas cancillerías coincidieron en la última reunión de técnicos en Uruguay que se podrá avanzar con acuerdos de libre comercio unilaterales si necesidad del consenso de todo el bloque. Hay aval para generar mayores flexibilidades en el Mercosur y avanzar a la vez en el acuerdo prioritario de libre comercio con la Unión Europea.
El único punto de diferenciación entre Brasil y Argentina en el Mercosur se llama Bolivia. Lula quiere acelerar el ingreso de la administración de Luis Arce al bloque y Milei pone severos reparos por los lazos de Bolivia con Irán y Rusia.
Es probable que Milei lleve a la cumbre el G20 en Brasil su agenda contraria a los planes ambientalistas de Lula, que fije otras metas de gobernanza global y que incluso se ponga como eje de combate a la pobreza su lucha contra la inflación. También es muy probable que se resista a una reunión aparte con su par de Brasil en la cumbre de Rio de Janeiro.
Pero en la Cancillería argentina y en Itamaraty no se inmutan mucho con esos ruidos personales de los presidentes. Creen que las relaciones bilaterales ya están "encapsuladas" para alejar los cortociruitos de los jefes de Estado y avanzar en la realpolitik. Y la fórmula parece funcionar. Como dijo el embajador Bitelli en el Teatro Colon: "Se requieren dos para bailar el tango. Y aunque la samba se pueda a veces bailar solo, bailar es siempre mucho más divertido en pareja".