«No hablemos de lucha contra el cáncer: la enfermedad se padece, no se combate»
Las expedicionarias que han superado la enfermedad y se irán de expedición a la Antártida en noviembre, dentro de la X Edición del Reto Pelayo Vida, manifiestan su incomodidad ante el término «lucha» contra el cáncer. Una de ellas es Cruz Álvaro, quien ha superado el cáncer de mama que le diagnosticaron en enero de 2022. Asegura que «te atribuyen una responsabilidad que no te corresponde, porque por más que luches, no está en tu mano. Puedes hacer todo lo que la ciencia diga que puedes hacer, pero hasta ahí».
A Macarena Bohórquez, otra de las elegidas (se presentaron más de 500 candidatas), le diagnosticaron un sarcoma de partes blandas a los 34 años. Se trata de un cáncer poco frecuente (entre el 1 y el 3% de los cánceres diagnosticados en toda España). «Esto significa que no hay tanta investigación y, por lo tanto, no existen demasiados tratamientos para combatirlos. Y esto da mucho miedo, sobre todo en la fase diagnóstica», explica. Macarena está de acuerdo con Cruz: «A mí el término me incomoda, porque yo no he elegido luchar. El primer día que alguien me lo dijo, respondí: ‘Mira, si esto fuera de luchar yo no tendría el miedo que tengo ahora, porque yo sé luchar como una bestia’. Pero la sensación que me daba ir al médico era de impotencia. Yo preguntaba: ‘¿Qué puedo hacer?’y me respondía que ‘nada’. La sensación es de no poder más que esperar, ponerte en manos de los médicos, hacer cosas que te sientan bien y rezar porque la medicina haya llegado a donde tú necesitas y que todo vaya bien».
Otra de las seleccionadas es Marta Castillo, diagnosticada de cáncer de pecho en 2019. Marta comparte en redes sociales una publicación de la consultora Acompasar, especializada en comunicación compasiva de cáncer y fin de vida, en la que se ve corregido un titular que dice «Actriz Shannen Doherty pierde batalla contra el cáncer» y pone en su lugar «Actriz Shannen Doherty muere a causa del cáncer de mama». Doherty no perdió la lucha contra el cáncer, porque la enfermedad no se combate, se trata. Por eso no se debe responsabilizar a las personas que la padecen de los resultados de «guerras» o «batallas» que no decidieron librar.
Ana Ibáñez, neurocientífica experta en el entrenamiento para el alto rendimiento cerebral de equipos deportivos en todo el mundo, trabajará con ellas antes de que emprendan su aventura a la Antártida para que el duro viaje «además de un reto, sea también un regalo». Ana afirma que es normal que no se sientan comprendidas, y que solo lo harán por completo por aquellos que hayan pasado lo mismo.
Las expedicionarias reconocen que cada uno reacciona lo mejor que puede, o que sabe, cuando comunican a su círculo que padecen la enfermedad. Y que ese proceso también es duro: «Esperas un ¿qué necesitas?’, ¿cómo puedo ayudarte? Pero recibes una mirada de pena», explica Cruz. «Es cierto que la gente que pretende ayudarte, positivizar y darte un halo de esperanza te dice que no pasa nada. Pero tú piensas: ¿Cómo que no pasa nada si tengo un cáncer?».
Macarena cuenta su experiencia: «Yo soy una persona fuerte en general, y he intentado que los míos no me vieran mal para protegerlos, porque una de las cosas que más me ha dolido de la enfermedad es hacer sufrir involuntariamente a mi entorno. La gente hace lo que puede, pero lo que les costaba más en mi caso es que el día que yo necesitaba desahogarme, el día que necesitaba llorar, expresar mis miedos... Ese día intentaban animarme lo mejor que podían: ‘Venga, mujer, que no pasa nada’. Y yo lo que necesitaba era llorar, era quejarme. Porque cuando vas al oncólogo y le preguntas si vas a vivir, te dice mirándote a los ojos: ‘Vamos a esperar las pruebas, vamos a ver los tratamientos, paso a paso’. No te dice: ‘Claro, verás como va a salir bien’».
Ana Ibáñez concluye que El Reto Pelayo Vida ayuda a equilibrar la balanza: las expedicionarias han tenido que enfrentarse a un reto que no han elegido, la enfermedad, pero ahora lo harán a uno que sí han elegido, por el que están esforzándose. Una oportunidad única en la vida.
Más allá de las operaciones
«Yo creo que no se entiende la enfermedad», explica Macarena. «A mí me dio esa sensación, por ejemplo, con los efectos secundarios. No es que te extirpen el tumor, te den tu tratamiento, haya funcionado y se acabó. Después vienen un montón de efectos secundarios, y las operaciones son bestiales, te extirpan parte de tu cuerpo, tu cuerpo cambia, tienes que pasar un duelo. Tienes que dejar de ver tu vida como era antes, dejar de intentar ser la que eras, porque tú has cambiado y tu vida ha cambiado. Son unos procesos físicos y psicológicos, una lucha interna. Creo que habría que hablar más de los procesos emocionales y de las consecuencias físicas a largo plazo. Yo de esto no tenía ni idea y creo que, visibilizándolo más, el apoyo sería mejor».
Pelayo Seguros lleva 10 años transmitiendo un mensaje de superación personal a todas las mujeres que ya se han curado de cáncer y a quienes lo padecen. Entre las sorpresas para celebrar la X Edición del Reto Pelayo Vida, además de la preparación con Ana Ibáñez, cada expedicionaria contará este año con una madrina que la apoyará en todo el proceso: Ariadne Artiles, Laura Vecino, Paula Ordovás, Elena Sánchez, Teresa de la Cierva y Marta Barroso se han sumado a la aventura. El objetivo: llegar cada año a más mujeres.