El regreso de los misterios del Cofre, por Rosa María Palacios
Con el “escándalo Chibolín” (habría que ponerle un mejor nombre periodístico), viene entretenimiento para varias semanas. Una trama de tráfico de influencias, pagos indebidos, extorsiones mutuas y pleitos familiares va a estar condimentada por testimonios de proxenetismo, morbo puro y enlaces de políticos con actividades criminales de todo monto. Por ahí también pasan la minería ilegal y el narcotráfico, y de refilón hasta los ‘Waykis en la Sombra’. Pero no son las actividades de este extravagante personaje, cuyas confesiones sacudirán en mucho a su propia clientela, las que van a poner en aprietos a la presidenta Boluarte. Otra trama corre paralela y de esa nos ocupamos hoy.
La presidenta enfrenta problemas políticos dentro del Ejecutivo y en su relación con el Legislativo. Empecemos con lo primero. Parece que ha pasado inadvertido, pero ya se ha hecho pública la declaración del expresidente del Consejo de Ministros Alberto Otárola, en sede fiscal, respecto al actual ministro de educación, Morgan Quero. En resumen, lo ha acusado de extorsionador. Es una acusación grave y de la que Boluarte no ha dicho una palabra. ¿De qué se trata? Otárola afirma que Quero le dio el currículo de un personaje directamente vinculado a Martín Vizcarra (es su brazo derecho en el partido) conocido como César Figueredo para su nombramiento como jefe de la Sunarp. Hasta ahí, puede pasar. Pero Quero le advirtió que, si no lo nombraban, un video íntimo de Otárola con la señorita Yaziré Pinedo se haría público y que se lo llevaría a la presidenta. Otárola señala que se negó a tal presión. Luego, se hizo pública su conversación del 2021 haciéndola pasar como muy reciente. La señorita Pinedo era muy amiga del señor Figueredo y ella la había compartido.
Los líos sentimentales de cualquier persona son de índole privada, pero en el caso del presidente del Consejo de Ministros se imputaba un favorecimiento laboral a la señorita en cuestión y, por el tono de la conversación escuchada, hasta un cierto nivel de acoso. Otárola siempre se defendió argumentando un complot. Ahora, su acusación es directa y frontal contra un ministro en ejercicio que el mismo nombró. ¿Qué hará Boluarte? Si algo le conviene, es no pelearse con su ex hombre de confianza. Él sabe mucho y ella lo sabe. El dilema es complejo: si saca a Quero del gabinete, será por esto. ¿Aguantará Boluarte la presión?
El segundo frente está en el Legislativo. Esta semana no le dieron el permiso de viaje a Nueva York. Tuvo el apoyo de Keiko Fujimori y Cesar Acuña, pero no alcanzó ni sumando votos sueltos. Se opusieron José Luna y Vladimir Cerrón. A ellos se sumaron buena parte de Renovación Popular y de Avanza País. Todos estos ¿son ahora exaliados? Para nadie es un secreto el pacto de facto que sostiene a Dina Boluarte en el poder. Pacto costoso en términos políticos porque, aunque ensayen discursos opositores para las tribunas, todos sabemos que el Congreso entero es el partido de Gobierno y esa factura la cobrará el pueblo en las elecciones del 2026.
Este es el primer viaje que se le niega. Puede obedecer a un mensaje para Fujimori y Acuña (Luna quiere su porción del poder y cree que lo están marginando) o puede obedecer al inicio de un distanciamiento estratégico que, después de abril del 2025, cuando Boluarte está obligada a convocar elecciones, la hace políticamente inservible. Después de esa fecha pueden vacarla sin “llamar a elecciones de inmediato” porque ya estarían convocadas. Alejarse ahora, en una competencia en donde están inscritos 25 partidos que no se han quemado en el Legislativo, parece un acto de sobrevivencia. Con 90% de rechazo popular, los 10 partidos que llegaron al Parlamento el 2021 tienen una seria posibilidad de no pasar la valla.
En este escenario, y con el control de la Comisión de Fiscalización, Podemos puede hacerle la vida a cuadritos a la presidenta. Y es que ella ha dado motivo. La protección extraordinaria que viene dando al ministro del Interior, Juan José Santiváñez (al cual ya le aprobaron una interpelación), solo puede responder al conocimiento que este tiene de dos asuntos graves. El primero, por el que ya se le investiga en fiscalía, es su protección a Nicanor Boluarte. El segundo, todo lo que él sabe del desplazamiento del famoso Cofre, asunto también en investigación fiscal. Es su conversación (siempre negada) grabada por el capitán Junior Izquierdo la que ha activado una investigación, no solo de Fiscalía, sino también del Parlamento, en donde se van obteniendo algunos datos nuevos sobre el presunto encubrimiento presidencial a Vladimir Cerrón.
Ya se sabe que el Lexus Negro cruzó los peajes del kilometro 66 el mismo 24 de febrero (fecha en que Latina ubica la fotografía del grifo de Sarapampa) y del de Ica el día 27. Ya se tiene el nombre del chofer. También hay un registro de Palacio de Gobierno que indica que el Cofre regresó el 25, 24 horas después de haber salido y de haber recorrido 314 kilómetros. Son solo algunas piezas de un rompecabezas en construcción.
Desde marzo, la presidenta no ha dado ninguna explicación sobre sus actividades no oficiales en la zona de uno de los escondites de Cerrón. Lo único que ha dicho, por fin, este viernes, es que Cerrón no ha usado su auto oficial. “Mentes siniestras, parecen Chucky con su novia, la novia de Chucky, andan fabricando estas historias de terror”, dijo en un acto con niños, por toda explicación.
No sabemos quién es el muñeco ni quién su novia, pero no lucía muy tranquila. Abril está muy cerca y tiene antecesores que fueron forzados a renunciar o fueron vacados por mucho menos que 49 muertos, un hermano y sus waykis, los Rolex de Oscorima o la vida cómoda del prófugo Cerrón, aquel que nadie encuentra pese a subir la recompensa. Y encima, Alberto Otárola dispara desde lejos. No, no ha sido su mejor semana y todo parece indicar que no habrá mejoría.