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Сентябрь
2024

Emmanuel Macron gira a la derecha con nuevo gobierno para evitar censura en el Parlamento

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París.El presidente francés, Emmanuel Macron, nombró este sábado a su nuevo gobierno con un giro hacia la derecha, buscando evitar una moción de censura en el Parlamento. Allí enfrentará a la líder ultraderechista Marine Le Pen.

En medio de una crisis política, Macron designó a inicios de setiembre como primer ministro al veterano político conservador Michel Barnier, quien tardó dos semanas en formar una coalición con fuerzas de centro y derecha.

Macron, cuyo mandato termina en 2027, optó por Barnier para formar gobierno, al considerar que el exnegociador europeo del Brexit y miembro de Los Republicanos (LR), podría garantizar una mayoría más estable en la dividida Asamblea Nacional.

Primer ministro de Francia forma nuevo gobierno para enfrentar crisis política

Sin embargo, la coalición de izquierdas Nuevo Frente Popular (NFP) ya anunció que presentará una moción de censura contra el gobierno de Barnier, la cual podría prosperar si la extrema derecha decide votar a favor.

El nuevo gobierno está compuesto por 39 miembros, en su mayoría provenientes de la alianza centroderechista de Macron y del hasta ahora opositor LR, que vuelve al poder después de doce años.

Entre estos se encuentra su líder en el Senado, Bruno Retailleau, quien asumirá el Ministerio del Interior, a pesar del malestar que genera en la izquierda y en parte de la alianza de Macron por su postura dura en temas migratorios.

Durante los disturbios en los suburbios de París en 2023, Retailleau, defensor del “orden”, la “autoridad” y la “firmeza”, habló de una “regresión hacia los orígenes étnicos” en esas zonas con población de orígenes extranjeros.

Macron también nombró a la polémica senadora Laurence Garnier, opuesta al matrimonio igualitario y a blindar el aborto en la Constitución, como secretaria de Estado de Consumo, a pesar de que inicialmente sonaba para la cartera de Familia.

Varios miembros del último gobierno repiten cargos, como Sébastien Lecornu (Defensa) y Rachida Dati (Cultura), mientras otros cambian de ministerio, como Jean-Noël Barrot (canciller), Catherine Vautrin (Territorios) y Agnès Pannier-Runacher (Ecología).

En Francia, el presidente, que comparte el poder Ejecutivo con el gobierno, no necesita la aprobación del Parlamento para nombrar a su primer ministro y ministros. La única manera de oponerse es mediante una moción de censura.

La amenaza de una censura contra el gobierno es latente. Las elecciones legislativas adelantadas por Macron en junio dejaron tres principales bloques: izquierda, extrema derecha y centroderecha, todos lejos de obtener la mayoría.

La coalición de izquierdas, ganadora de las elecciones con 193 diputados, justifica la moción de censura en que Macron rechazó nombrar como primera ministra a la candidata de NFP, la economista Lucie Castets.

“Es un gobierno ilegítimo. Si la derecha hubiera ganado, la derecha habría gobernado”, afirmó el líder de la izquierda radical, Jean-Luc Mélenchon, mientras miles de personas protestaban en Francia para denunciar el “gobierno Macron-Barnier”.

El presidente centroderechista descartó designar a Castets en nombre de la “estabilidad”, aunque su nuevo gobierno no consigue la mayoría de 289 diputados tras intentar atraer en vano a parte de la izquierda.

La supervivencia del gobierno de Barnier depende ahora de la extrema derecha. Le Pen ya advirtió que su apoyo a la moción de censura dependerá del discurso de política general de Barnier, previsto para el 1.º de octubre.

Algunas de sus líneas de trabajo, adelantadas el jueves, responden a demandas de la extrema derecha: “garantizar la seguridad, controlar la inmigración”, “controlar las finanzas públicas” y “mejorar la vida de los franceses”, entre otras.

No obstante, el líder del partido ultraderechista de Le Pen, Jordan Bardella, advirtió este sábado que el gobierno “no tiene futuro”, ya que representa, a su juicio, el regreso del “macronismo por la puerta trasera”.

Su primera prueba será la rápida presentación de los presupuestos para 2025, ya que Francia incumple los límites de déficit y deuda pública establecidos por las normas europeas.

La situación es complicada. Barnier, quien afirma haber heredado “una situación fiscal muy grave”, prometió mejorar los servicios públicos sin aumentar los impuestos a las clases medias.