La metamorfosis nuclear de Ribera: del cierre en España a no oponese a su expansión por Europa
Teresa Ribera comienza su mudanza a Bruselas y lo hace matizando su ferviente oposición casera a la energía nuclear. La metamorfosis de la candidata a la vicepresidencia de Competencia y Transición Limpia es lógica ante las pocas opciones para marcar una agenda en sentido contrario en un Colegio de Comisarios casi monocolor, en el que es la propia Ribera la que abandera la cuota socialista.
Y es que la Comisión se compone de 13 miembros del Partido Popular Europeo, incluida la presidenta Úrsula von der Leyen, 4 socialistas de los que Ribera tiene la mayor cartera, 5 liberales y 2 miembros de los principales partidos de la extrema derecha (Conservadores y Reformistas Europeos y Patriotas por Europa). Además, al Colegio se suman tres independientes.
Aunque es innegable que Ribera logra una supercartera y una de las mayores cuotas de poder alcanzadas por cualquier político español en el Ejecutivo comunitario, también lo es que deberá de entenderse con otras tres vicepresidencias igualmente poderosas: la que enarbola el francés Stéphane Séjourné, “macronista” reconocido, como vicepresidente de Prosperidad y Estrategia Industrial. Con 38 años, Séjourné fue el ministro de Asuntos Exteriores más joven de la historia reciente de Francia y ahora será el encargado de industria y el mercado único de la Unión.
Pocos dudan en Bruselas de que el líder de los liberales europeos hará valer el peso nuclear de Francia, más aún después de que Macron haya anunciado una “nueva era” para esta energía. De hecho, el presidente galo ha hecho de la nuclear uno de sus principales ejes de su segundo mandato con tres objetivos claros: la reindustrialización de Europa, el empleo gracias a una energía competitiva y la neutralidad de carbono para 2050.
Francia dispone de 56 reactores de agua a presión (PWR) como los 7 españoles, clasificados como de 'generación II', junto con un reactor EPR (reactor europeo presurizado) que se está construyendo actualmente en Flamanville, denominado 'generación III' y avanza en el diseño para los próximos 8 reactores EPR.
Las otras dos vicepresidencias con las que Ribera deberá acordar sus pasos tienen a dos conservadores a cargo: en la vicepresidencia de Cohesión y Reformas, el italiano Raffaele Fitto, y la finlandesa Henna Virkkunen en la de Soberanía Tecnológica. Y aunque es cierto que la cartera de Energía es para un socialista, el danés Jan Jorgensen, también que hay otros dos comisarios del Partido Popular Europeo en las carteras de Economía y Cero Emisiones y Crecimiento limpio. Y que la presidenta Von der Leyen ha dejado claro a Jorgensen su respaldo a la expansión nuclear con el desarrollo de reactores modulares pequeños (SMR).
Con estos mimbres, Ribera ya ha comenzado a plegar velas habida cuenta que debe someterse al voto de aprobación del Parlamento y en una comparecencia de prensa a mitad de esta semana explicó su nueva posición a preguntas de una periodista sobre la nuclear. "Creo que ha habido un gran respeto a las decisiones que cada estado miembro ha tomado al definir sus sistemas eléctricos y sus distintas opciones".
Y sobre su papel y postura en las cumbres de ministros de Energía en las que participó en el pasado, apuntó que se intentó "no minimizar a nadie y facilitar soluciones que pueden tener sentido en el cambio estratégico que la economía europea está impulsando".
Así lo recogía “Politico”, que ha recuerda los recelos de países pro-nucleares como Francia ante la oposición de Ribera a esta tecnología, como cuando calificó de “grave error” que la UE la incluyera con el gas como tecnología verde, favoreciendo su posible expansión en la transición energética de la UE. Ribera llegó a decir entonces que "no es bueno que se intente pasar por verde lo que no es" y a asegurar que trabajaría para garantizar el regreso a la "taxonomía original".
Más recientemente, su departamento ha subido un 30% la llamada 'Tasa Enresa' que abonan las gestoras de las centrales (Endesa, Iberdrola, Naturgy y EDP) como cuota para el futuro desmantelamiento y tratamiento de los residuos. El Foro Nuclear, que criticó la medida por ser una “amenaza a la continuidad del parque nuclear español", ya ha recordado a Ribera la “marea pro-nuclear” que la espera en Bruselas.