Iñaki Arteta: «Ahora existe el miedo a importunar a los etarras y a su brazo político»
Entrevista a asesinos de la banda terrorista ETA, hijos de etarras, un sacerdote vasco y un excapuchino, una actriz, profesores de ikastola, «bertsolaris», un escritor, concejales, víctimas... «Bajo el silencio» (Espasa) recoge 17 testimonios donde se refleja el pensamiento de la sociedad vasca, un libro que fue película-documental y que se grabó entre 2018 y 2020.
¿Qué hay bajo el silencio de la sociedad vasca?
Bajo el silencio hay todo. De la existencia de los últimos 60 años de historia del País Vasco todo ha estado atravesado por el terrorismo y, entre otras cosas, se ha creado una defensa social para evitar el señalamiento, para no ser perseguido o no tener problemas. El silencio fue la escapatoria de la sociedad vasca. La gente eligió estar callada, protegiéndose incluso de no protestar ante políticas nacionalistas que van imponiéndose como la lingüística. Ese silencio se ha mantenido, incluso, tras el fin del terrorismo, porque ha sido un fin sucio, sin una derrota expresa ni de su brazo político. Nos hemos acostumbrado, la mayoría, a estar callados. Ahora ya es impertinente hablar de los que salen de la cárcel.
¿Antes era miedo y ahora impertinencia?
Una parte de la sociedad calló por miedo y la otra porque generaba problemas de exclusión social. Ahora, existe el miedo a importunar al mundo de los perpetradores, al brazo político y a los nacionalistas.
«Bajo el silencio» se proyectó en el cine. ¿Cómo fue la selección de esas entrevistas? ¿Le costó mucho que accedieran?
Estuvimos en producción de 2018 a 2020, por periodos. Hemos hablado con más de cien personas, buscando unos perfiles, gente común que había participado de alguna manera en el entramado de ETA. No son solo los que matan sino los que les apoyan de manera logística, los que les aplauden, los que les votan... Tuvimos bastantes negativas e, incluso, llegamos a interrumpir la producción. No está completo del todo...
¿Qué le habría faltado?
Algún arrepentido. Hablamos con los que han sido públicamente reconocidos como arrepentidos, pero no quisieron, aunque les insistimos. Hacía falta esa versión. Cómo se arrepiente, cómo hace ese tránsito... Hablamos con los que parecía que eran reales y con alguno que sí lo era real, pero no fue posible. La vía Nanclares favoreció que salieran algunos emblemáticos etarras que han salido en medios e incluso ahora están de tertulianos. Pero no quisieron por distintas razones, supongo. Y es que en el pueblo todos saben quiénes son. Hay más de 300 casos sin resolver y de esos que salen, muchos tienen cosas pendientes y el silencio también es oportunista para esto. También, el hecho de que hablen les puede parecer "peligroso" para su proyecto de blanqueamiento.
¿Qué ha cambiado cuatro años después?
No ha cambiado nada, sigue todo igual. Tienen más poder político y electoral Bildu, pues a seguir callados; porque esos algún día van a gobernar...
Entrevista a un sacerdote del País Vasco y a un etarra que asesinó cuando estudiaba para cura. ¿Le sorprende que no hubiera arrepentimiento?
Las entrevistas, si te distancias un poco, son como de ficción, cuesta creerlo. El cura tiene una narrativa, con una estructura increíble: el cura que mata, se sale, luego le parece bien que se mate... Creo que a la gente, más allá del País Vasco, le parece como mentira. Alguien me preguntó que cuándo se había grabado. Pensaban que era de hacía mucho tiempo.
¿Cómo vive la culpa un etarra? ¿Tiene conciencia?
Yo puedo tener una idea de lo que alguien como un asesino puede tener en la cabeza, pero no soy ellos. Yo estoy convencido de que tienen conciencia de lo que han hecho, de dónde se metían y qué hacía la «empresa» en la que se metían. Tienen conciencia de que han eliminado a gente y han perseguido a un grupo social. Lo que más interesante me parecía era el conocer cómo, el día anterior o el de después de preparar una bomba minuciosamente y ver que miran cómo explosiona, no miran para otro lado. Han visto cómo se muere una persona delante de ellos... Eso es imborrable en la conciencia de cualquiera. Lo más impactante es que son gente normal, que han estudiado, que no estuvieron marcados por nada en la infancia, que no vivieron en Gaza, sino en una sociedad, de una parte de España, privilegiada... Eso es lo intrigante, como los estudios hechos de la ciudadanía alemana durante el Holocausto. Por qué esa gente hizo lo que hizo y cómo, tras 25 años en la cárcel, que han tenido tiempo para pensar, cómo ven lo que hicieron. Ese es el misterio del libro. Hemos llegado hasta donde hemos podido. Hay una parte de franqueza y ocultamiento y eso se ve mejor en el libro, ya que en él hay mucha más información que en el documental.
Los etarras insisten mucho en el relato...
Lo del relato es una palabra que usan para jugar con ella, para decir que cada uno tiene uno. No vale para nada, es propaganda de blanqueamiento. Parece como si nadie hubiera hecho nada, siempre dicen que no estaban... La gente que participó y no está condenada, los que miraban por la ventana o decían, "¡ETA, mátalos!"; esos no existen, y tendrán otro relato. Por otra parte, el gobierno vasco está empeñado en consensuar el relato, y la memoria no se consensua. Es una memez. El relato es una cosa y la verdad es otra, y la verdad está clara y está en la hemeroteca, en lo que hemos vivido, no solo en el número de asesinatos que ocupa una línea sino en la crueldad, los señalamientos, en quemar los coches, mandar cartitas pidiendo dinero y preocupar a las familias, secuestrar... La extensión de las formas criminales con las que han trabajado es amplísima. Ellos lo quieren es dejarlo solo en el número y hacer ver que la mayoría eran solo guardias civiles y militares, como los soldados de la guerra; pero la mitad son civiles y la gran parte, vascos: mecánicos, el director financiero de un periódico, un peluquero, un estanquero... Mucha gente que no constituía ninguna amenaza real para su proyecto. Dicen que eran enemigos del pueblo y lo llaman "acciones". El camuflaje lingüístico es fundamental. Saben qué no decir o cómo decir las cosas. Maman de los dirigentes tradicionales de HB todo ese lenguaje que se inventan y lo transfieren a los de más abajo.
¿Cree que una parte de la sociedad vasca está enferma?
Claro. Si a nada que tengas un poco de conciencia... Hay gente que no habla y no ha hecho nada más que votarles en algún momento o han pensado que no era tan terrible lo que hacían... Aquello es un psiquiátrico muy grande. Quitando a los chavales de 20 años, todos sabemos lo que ha pasado y lo que implica. Los jóvenes se van a trabajar, por ejemplo, a Madrid, porque algo no les gusta. A nada que tengas conciencia te das cuenta de este horror. Muchos lo hemos sentido de una manera intensa y nos ha parecido injusto y, a otros, no les ha parecido nada. La pelea contra lo que se ha vivido allí existe y desaparecerá cuando pase una generación o dos.
¿Por qué es importante que se lea este libro?
Es un libro generalista, lo puede leer cualquiera que le interese un poquito lo que ha pasado en los tiempos de terrorismo para que vea, a día de hoy, cómo se sostiene todo el discurso que ha mantenido el terror. Hay gente que debería leerlo, pero allí todo el mundo sabe lo que hay. Aunque lo sepas, oírlo es aberrante. Es necesario conocer no solo que existen víctimas sino que estaban en un tablero en el que estaban estos -los etarras, los que lo justifican, los chivatos...-. Todos los que hablan aquí, todos han tenido que ver...
¿Qué entrevista es la que más le impactó?
Las escuché todas en directo, porque iba con la cámara. Pero, cuando iba en el coche, pensé: "¡Tampoco han dicho gran cosa, eso lo dice cualquiera aquí!", porque lo hemos escuchado millones de vascos. No me impresionaba, pero leyéndolo y distanciándome un poco, vi que era bárbaro todo y, además, pensar que se emiten esos mensajes desde una sociedad civilizada, rica...
¿Hay riesgo de que se vuelva a repetir?
No tengo una prospección del futuro, pero todo se puede repetir. Ahora hay poca probabilidad de que ETA resurja; hay más posibilidad de que sean lendakari o ministros, puesto que se han encontrado con un momento político que les favorece. Ni en el sueño más idílico se hubieran imaginado esto.
¿A quién del Congreso de los Diputados regalaría su libro?
Le pondría un libro a cada uno de los diputados, a los de Bildu no.
Un día, antes de que Patxi López se reuniera con Arnaldo Otegi en San Sebastián yo había estrenado "trece entre mil", era el año 2004.l Conocía a Patxi porque yo estaba en grupos cívicos. Le mandé un sobre con la película y un folio con una línea donde le ponía: "Espero que esto te sirva". Yo, si hago estas cosas, todas, es para que sirvan como informaciones y se vea lo que ha pasado y dónde están las víctimas y dónde los culpables. Pero, todos los que han facilitado el mantenimiento del terrorismo, todas las políticas que ha habido facilitándolo, todos tienen culpa.
Hacer estas cosas son importantes porque en el futuro podrán querer blanquear lo que quieran, pero cuando busquen en Google verán mis películas, esto y otras cosas. Y, como decía un periodista: "Será el chicle que llevarán en el zapato toda su vida". Es lo que queda de todo.