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Сентябрь
2024

Los estudios superiores revalidan su conexión con la empleabilidad

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Abc.es 
La OCDE publicaba esta semana su informe anual 'Panorama de la Educación', que recopila numerosos indicadores de los países miembros relacionados con los centros educativos, el impacto del aprendizaje, el gasto en educación, cifras de escolarización, etc… Uno de los datos más positivos en relación a España es el que se refiere a los estudios superiores o terciarios ( estudios universitarios y FP de grado superior ): según el informe, esta opción educativa se ha expandido significativamente convirtiéndose en el nivel educativo más común entre los jóvenes españoles de 25 a 34 años. En concreto, el porcentaje ha crecido 11 puntos entre 2016 y 2023, pasado del 41% al 52%. Un dato que sitúa a España por encima de la media de la OCDE (47%) y de la Unión Europea (44%), si bien aún por detrás de países líderes en este ámbito como Japón, Irlanda, Noruega y Reino Unido, en los que más del 57% de los jóvenes tiene estudios superiores. Otra noticia destacable es que los estudios superiores en nuestro país han beneficiado especialmente a las mujeres, cuyo porcentaje es mayor frente a los hombres, con casi 12 puntos porcentuales de diferencia: 58% frente al 46,1% , reflejando una tendencia creciente de acceso femenino a los estudios universitarios y de formación superior. En todos los países de la OCDE, las mujeres son mayoría entre las personas que acceden por primera vez a la educación superior, si bien en España aún estamos ligeramente por debajo de la media de la OCDE: nuestra proporción aumentó del 53,2% en 2015 al 54,4% en 2022. La media de la OCDE está en el 55,6% y la de la UE25, se sitúa en el 56%. Otra cosa muy diferente son el tipo de estudios que eligen las mujeres, no siempre conectados con mejores posibilidades de encontrar trabajo o mejor remunerado que otros: el 15,5% se descanta por el campo de la educación y el 22,7% por salud y bienestar, porcentajes superiores a las medias de la OCDE y la UE25. Sólo el 13,0% opta por carreras STEM (ciencias, tecnologías, ingeniería y matemáticas), lo que está por debajo de la media de la OCDE (15,5 %) y de la UE25 (16,1%). En el caso de los hombres, ellos eligen principalmente carreras del ámbito STEM, con un 41,3 % del total en la media de la OCDE, en detrimento de otras áreas como la educación o la salud y bienestar (4,2% y 7,6%, respectivamente). En España, estos porcentajes son: 39,6% en el ámbito STEM; 6,1% en educación y 9,1% en salud y bienestar. En este sentido, el informe Panorama de la Educación recalca la importancia de reducir los sesgos de género en la enseñanza y promover referentes femeninos en STEM para alentar a más mujeres a ingresar en estos sectores y explica que iniciativas como el 'Pasaporte STEM' en Irlanda, la 'Alianza para Mujeres en Profesiones MINT' en Alemania y la 'Alianza STEAM' en España buscan reducir la brecha de género en este ámbito. «Es muy importante trabajar en la ruptura de arquetipos sociales que hacen que la demanda de las STEM, especialmente las ingenierías, sea muy limitada por parte de las mujeres (el 27% de sus egresados son mujeres cuando ellas suponen el 60% del total de egresados del sistema). Son necesarias intervenciones decididas en los estudios secundarios y de bachillerato», explica Joaquín Aldás, investigador del Ivie y codirector de U-Ranking, una evaluación de la docencia, la investigación e la innovación de las universidades españolas desarrollada por BBVA y el Ivie. Algo en lo que coincide Ángela Mediavilla, responsable del gabinete técnico de la Fundación CYD: «La universidad debe protagonizar la transformación social: hay que persistir en las políticas de igualdad, mejorar el acceso equitativo y promover su rol como ascensor social». Especialmente porque la conexión estudios superiores y empleo pasa, en gran medida, por las STEM: «Es fundamental trabajar en estrategias que fomenten el incremento de titulados en estas carreras en España, ya que desempeñan un papel crucial en la innovación , el desarrollo tecnológico y el crecimiento económico. Para determinar la idoneidad del reparto de egresados por ámbitos y campos sería necesario revisar si la estructura productiva española, en global y por regiones, está en línea con esta proporción de titulados, y con los descensos/aumentos en la participación relativa de las diversas áreas de conocimiento». Desde esta fundación se plantean, por ejemplo, si es necesaria la generación de más de 30.000 titulados en grado en el ámbito de educación y casi 40.000 en máster cada curso. Por el contrario, «¿son suficientes los 6.650 titulados en grado en el ámbito de las tecnologías de la información y comunicación y 3.214 de máster? ¿O los poco más de 20.000 y 13.000, respectivamente, en ingeniería, industria y construcción? Y, en el caso de los campos, a nivel de grado, ¿es coherente tener más de 9.000 titulados en psicología, casi 4.000 de deporte y 2.500 de criminología cada curso, frente a los apenas 1.500-1.700 de física o de matemáticas?», se pregunta el Informe CYD 2023. Del planteamiento de las cuestiones anteriores se desprende la necesidad de realizar un análisis pormenorizado , con una visión de presente pero también con perspectivas de futuro, de las tendencias económicas, los avances tecnológicos y los cambios socioculturales que puedan afectar la demanda de profesionales en diferentes sectores, para así poder direccionar la formación académica de los graduados hacia áreas estratégicas». El informe Panorama de la Educación también llama la atención sobre un importante desequilibrio por regiones dentro de cada país en el ámbito de los estudios superiores. Al analizar la proporción de personas de 25 a 64 años que alcanzan el nivel de educación terciaria, se observan diferencias de al menos dos dígitos entre las regiones en muchos países. Por ejemplo, en España por comunidades autónomas, País Vasco lidera el ranking con el 55,7% de su población joven con estudios superiores, seguida de Madrid (50%) y Cantabria (49%). Cataluña ocupa la cuarta posición con un 44,8%, consolidándose también como una de las regiones con mejor desempeño educativo. Al otro lado de la balanza posicionamos el 35,8% de Andalucía, el 38,6% de la Comunidad Valenciana o el 34,5% de Extremadura. O la ciudad autónoma de Ceuta con un 21,2%. «La diversidad en el logro educativo dentro de los países tiene importantes implicaciones políticas. Por ejemplo, algunas regiones pueden enfrentar escasez de trabajadores cualificados, mientras que, en otras, los trabajadores con las mismas calificaciones están desempleados. Por lo tanto, es importante ir más allá de las medias nacionales y desarrollar políticas que puedan adaptarse a los contextos regionales», explica el informe. La OCDE atribuye estas diferencias, en parte, al peso de la administración pública y la concentración de universidades en las grandes ciudades. El elevado número de empleados con estudios superiores en regiones como País Vasco y Madrid contribuye a posicionar estas zonas en la cima del ranking educativo. Además, las grandes ciudades tienden a atraer universidades y centros de investigación, lo que facilita el acceso a una formación de calidad. No obstante, algunos expertos en educación consideran que esta línea norte-sur también hereda desajustes históricos y apuntan a que en el caso de rentas similares –como es el caso de Asturias y Andalucía–, la diferencia se explica por otros factores. Panorama Laboral 2024 es tajante en afirmar que los mercados laborales ofrecen mejores perspectivas de empleo cuando los individuos mejoran su nivel de educación y que las personas con un nivel educativo inferior tienden a percibir salarios más bajos . En España, en 2023, la tasa de desempleo entre los jóvenes de 25 a 34 años con un nivel educativo inferior a la segunda etapa de educación secundaria era del 22%, disminuyendo hasta un 9% para quienes poseen un nivel de educación terciaria. Las medias de la OCDE y la UE25 muestran tasas de desempleo del 13% y 17%, respectivamente, en el nivel educativo inferior a la segunda etapa de secundaria, y 5% en ambos casos entre quienes tienen educación terciaria. Si observamos los países de la UE objeto del estudio, Malta (95,8%); Países Bajos (93,2%) y Alemania (91,5%) encabezan la lista en cuanto a tasa de empleo para titulados se refiere. Italia (67,5%), Grecia (72,3%) y Rumanía (74,8%) cuentan con los ratios más bajos. En 2023, la tasa de desempleo entre los jóvenes de 25 a 34 años con un nivel educativo inferior a la segunda etapa de educación secundaria era del 22%, disminuyendo al 9% para quienes poseen un nivel de educación terciaria. Las medias de la OCDE y la UE25 muestran tasas de desempleo del 13% y 17%, respectivamente, en el nivel educativo inferior a la segunda etapa de secundaria, y 5% en ambos casos entre quienes tienen educación terciaria. En España, cuando una persona con un nivel educativo básico obtiene un título de segunda etapa de secundaria, la probabilidad de desempleo disminuye en un 28%. Estos datos refuerzan la importancia de facilitar el acceso y la finalización de la segunda etapa de educación secundaria, ya que a menudo se considera como el nivel educativo mínimo necesario para lograr una participación exitosa en el mercado laboral. Para la población de 25 a 64 años, de media en la OCDE, las tasas de empleo varían entre el 87% para la población con educación terciaria y el 60% para quienes tienen un nivel educativo inferior a la segunda etapa de secundaria. En España, los porcentajes son similares en el nivel inferior a la segunda etapa de secundaria (61%), pero menores en el nivel de educación terciaria (84%). Pero la titulación universitaria como moneda de cambio hacia la empleabilidad también tiene su cruz: los graduados españoles registran peores condiciones que sus homólogos europeos . Según constata el Informe CYD, los universitarios españoles registran la tasa de empleo más baja de la UE (83% frente al 87,4%) y la segunda tasa de paro más elevada (7,1% frente al 3,5%). Además, España tiene la tasa más alta de sobrecualificación de la Unión Europea. Montse Álvarez, del gabinete técnico de la Fundación CYD, afirma que «la estructura española no es capaz de generar los suficientes puestos de alta cualificación que se precisan para absorber a los graduados superiores que egresan del sistema educativo. Para equiparar el nivel de producción de graduados superiores en España y situarnos en el promedio europeo sería necesario aumentar al menos en 13 puntos la proporción de empleos de alta cualificación (al nivel de Francia)». Lígia Ferro y Pedro Abrantes, investigadores y autores de 'La educación y sus efectos sobre las oportunidades de la juventud', dentro de dossier 'Jóvenes Oportunidades y Futuro', publicado por Fundación La Caixa, explican que «en la opinión pública, tanto en Portugal como en España, la reducción del abandono escolar y la masificación de las titulaciones de enseñanza secundaria y superior han suscitado a menudo dudas sobre el valor de esta formación para las oportunidades de la población joven, en particular en el mercado laboral. Aún así, siguiendo un patrón común en Europa, quienes alcanzan titulaciones superiores siguen obteniendo mayores tasas de empleo que quienes superan solo el nivel de bachillerato, mientras que la juventud con bajo nivel de escolarización es la que más dificultades tiene para acceder a un puesto de trabajo».