Como un cubano más
Cuando Andrés Levin visitó Cuba por primera vez en 1998, quedó enamorado de La Habana, de la cultura y las personas de este país. Encontró el sitio ideal para vivir y crecer, para darle libertad al collage que es en sí mismo, para marcar una diferencia en el mundo, sentirse feliz...
Nacido en la capital venezolana, de padres argentinos y abuelos alemanes judíos, con kilómetros de vida recorridos en Estados Unidos, México, Brasil y otras latitudes, Levin es hoy un renombrado productor, además de compositor, guitarrista y soñador desde el cielo hasta los pies, ganador de un Grammy.
«Quedé cautivado hace más de 20 años de este pedazo singular del mundo que es Cuba y sentí que La Habana es la suma de todos esos lugares. Aquí me siento en casa, por eso no es fortuito que me haya dedicado a construir una vida aquí en los últimos 15 años.
«La cultura cubana tiene tantos elementos por descubrir y revelárselos al universo, tanto que llevar al escenario y a los oídos, que he tratado de crear aquí un destino cultural importante para artistas del mundo y particularmente del Caribe, para que graben en La Habana y hagan sus obras, para que también se enamoren de Cuba».
Y Andrés Levin va por ahí, caminando cual cubano nacido y criado en Cayo Hueso, el sitio de Centro Habana que eligió para erigir sus predios artísticos, porque ese barrio siempre fue un foco auténticamente cultural de nuestro país que ha trascendido a nivel global, cuna y hogar de grandes como Chano Pozo, Elena Burke, Moraima Secada, Juan Formell, Los Zafiros y Omara Portuondo, entre otros.
Escucha, respira, saborea, siente toda la energía que le ha permitido hacer florecer tantas ideas acumuladas durante años, experimentar, explorar y nutrirse a su vez. «Siempre me ha interesado fusionar, mezclar lo que parece inmezclable, buscar nuevas sonoridades de la unión de los sonidos que no suelen convivir, innovar… y en La Habana he podido también hacerlo, y de una manera distinta».
El ejemplo reciente y fehacien te es Regreso a Gondwana, su álbum de este verano en coproducción con BeutNoise, disponible en todas las plataformas digitales desde el pasado 9 de agosto y con dos videoclips visibles en YouTube de los temas Manteca 2.0 y We’re Caribe.
Manteca 2.0, de hecho, es ya un adelanto del disco. Este homenaje a Chano Pozo y a Dizzie Gillespie le propició llevarse a casa en diciembre último los galardones al Video del Año, Mejor Video Fusión, Mejor Edición y Mejor Fotografía en los premios Lucas. «He disfrutado mucho el éxito de Manteca 2.0 porque no es solo la canción, sino la historia que tiene y la oportunidad que tuve de trabajar con Van Van, Alain Pérez, Pedrito Martínez, Yissy García, Gonzalo Rubalcaba, Rashawn Ross y Ron Blake».
—¿Por qué el título Regreso a Gondwana?
—Gondwana es el término de un fenómeno geológico ocurrido hace millones de años cuando el continente africano y las Américas estaban unidos. Me inspiré en este suceso real como metáfora del mensaje musical que exploro hace un tiempo y particularmente en este disco, en el que abogo por la unidad de culturas y por evidenciar que las raíces africanas están presentes en la música latinoamericana.
«Tengo este concepto en mente hace tiempo, pero estaba enfocado en la producción de los discos de Yerbabuena y de otros artistas, además de eventos, películas y comerciales. Sin embargo, no abandoné mi necesidad de hacer un disco personal, en el que figuren artistas con los que he trabajado por más de dos décadas, procedentes de distintas culturas. Así se crearon piezas que en sí mismas defienden esa gran mezcla, ese concepto de Gondwana.
«Obviamente, el disco es ecléctico, como todo lo que hago. Inspirado en distintas tradiciones con sus sonidos populares, hago accesible lo que no se pensó alguna vez encontrar en un mismo lugar».
En el fonograma encontramos a Levin, además de en Manteca 2.0, en los títulos We’re Caribe, Work All Day, Quien me Cuida, Man Hat Tan, City Of Multiplicity, Furruco y Prenda La Vela, temas en que comparte con los cubanos Osaín del Monte, Telmary, Pedrito Martínez, Melanie Santiler y Daymé Arocena, y los estadounidenses Lisa Fischer, Ron Blake, Jon Batiste, Meshell Ndegeocello y Donny McCaslin.
También están la colombiana Goyo y su coterránea banda Aterciopelados, la Tribu de Abrante y Franco «El Gorila», de Puerto Rico, Les Nubians, de Camerún, los jamaicanos
Sly Dunbar, Beenie Man y Kyoka, los venezolanos Cheo Pardo y Betomonte; los brasileños Kassin y Alexia Bomtempo, la española Ana Torroja y los mexicanos Ceci Bastida, El Gran Silencio y el Instituto Mexicano del Sonido.
Pataki Pa’ Ti es un regalo profundamente espiritual, en el que contó con el percusionista Yaroldy Abreu y con la pintora, escritora y etnóloga cubana Natalia Bolívar, fallecida el año pasado.
«Cada canción es un mundo y la suma de todas crean este universo de exploración artística, que es el que me interesa y que me lleva a la fusión de las raíces afrocaribeñas e indígenas», explica Levin.
—¿Black Box seguirá siendo uno de tus desvelos?
—Sí, por supuesto. El proyecto nació en nuestro espacio cultural en Aramburu y Neptuno, ya sabes, en Cayo Hueso, para impulsar, motivar y crear una plataforma destinada a los nuevos talentos musicales de Cuba. Está diseñado en varias temporadas, tenemos un concurso donde aplican los jóvenes a través de Instagram y el grupo que puede tener de 20 a 30 compositores e instrumentistas compite frente a un jurado estelar y de ahí escogemos a los ganadores.
«Como premios obtienen la posibilidad de grabar un tema conmigo en el estudio, tocar en vivo en nuestro espacio y en Fábrica de Arte, y estamos incluyendo que algunos toquen en la próxima edición del Festival Internacional Jazz Plaza.
«La única regla es que la música sea original, innovadora, para que los jóvenes creen obras en el jazz, la trova, el funk, la música experimental, el filin… en todos los géneros. El primer disco que hicimos resultado del proyecto es maravilloso; saldrá en octubre en todas las plataformas.
«Proponemos un espacio oportuno y necesario para la juventud creadora y, sobre todo, impulsamos una nueva manera de manejar la industria musical en Cuba. De cualquier modo, triunfa la música y la cultura de este bello país», asevera.