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La carrera por los 270 votos: el drama de la dura derrota de Hillary Clinton persigue a Kamala Harris

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A medida que las elecciones presidenciales de 2024 entran en sus semanas más críticas, la contienda entre la vicepresidenta Kamala Harris y el expresidente Donald Trump está prácticamente empatada. En una carrera ampliada de cuatro candidatos, Harris y Trump están empatados con el 45 por ciento cada uno, mientras que Cornel West y Jill Stein reciben el 1 por ciento cada uno. Sin West y Stein, dos candidatos de tendencia izquierdista, la ligera ventaja de Harris de 2 puntos (48 por ciento contra 46 por ciento) está dentro del margen de error. En otras palabras, es una carrera extremadamente reñida y tanto la demócrata como el republicano tienen una ruta creíble hacia la victoria.

Aunque es cierto que, a pesar de llevar a cabo una campaña más breve, Harris ha logrado reducir la ventaja que Trump tenía antes de la retirada del presidente Joe Biden, los analistas creen que aún es temprano para presumir que la elección esté ganada, de hecho, gracias a la conformación del Colegio Electoral en Estados Unidos, que obliga a los candidatos a llegar a 270 delegados y que da un superpoder a los considerados estados clave, incluso hay quienes creen que, tal como pasó con Hillary Clinton en 2016, Donald Trump podría tener un camino más claro para llegar a esa meta.

De acuerdo con el promedio de encuestas de RealClearPolitics, la mitad de los votantes tiene una opinión favorable de la vicepresidenta, dándole 4 puntos más que la calificación de favorabilidad del exmandatario rival. Esto representa un aumento significativo de 15 puntos en comparación con las encuestas realizadas inmediatamente antes de que Biden se retirara, y 18 puntos más que un sondeo anterior, realizado justo después del debate entre Trump y Biden.

Para el profesor de American University, Emilio Viano, «el impulso para Harris proviene de un creciente entusiasmo entre los votantes jóvenes, afroamericanos e hispanos, bloques de electores demócratas cruciales, que se han unido rápidamente en torno a ella». Esa ventaja en favorabilidad de Harris, combinada con la incapacidad de Trump de reenfocar la campaña en los temas, explica Viano, «ha ayudado a la vicepresidenta a construir una estrecha ventaja. Esto a pesar de la baja calificación de aprobación de Biden (41%), así como de la preferencia de los votantes por las políticas de Trump y los republicanos en muchos de los temas que más importan», concluye.

Con este análisis es seguro decir que Harris tiene una alta probabilidad de ganar el llamado voto popular, o directo. El panorama se complica en las matemáticas del Colegio Electoral, donde el último repaso de The Economist apunta a que Harris solo tiene 51% de posibilidad de triunfar en este sistema, contra un 71% en el sufragio directo.

Sabiendo la importancia de abrir distancia en los considerados estados clave, en las últimas semanas todo el dinero de las campañas y la presencia de los candidatos se centrará en ellos: Pensilvania, Arizona, Nevada, Wisconsin, Georgia, Carolina del Norte y Michigan, son realmente apetecidos y los que dictaminarán el futuro de EE UU.

La mayor victoria del presidente Biden en 2020 fue por menos de 2,8 puntos porcentuales en Michigan. La mayor (y única) victoria de Trump fue por menos de 1,4 puntos en Carolina del Norte. No hubo mucha diferencia entre estos estados la última vez, lo que podría generar algunas tendencias y combinaciones inusuales esta vez. Para Viano, a como están las cosas hoy es el republicano quien tiene al menos dos caminos más directos para ganar la elección en contraste con la demócrata.

«Pensilvania, Michigan y Wisconsin han votado de la misma manera en cada elección desde 1992, y todas excepto una vez (en 2016) lo hicieron por un demócrata», explica el académico. Y lo cierto es que incluso antes de que Harris sustituyera a Biden, las encuestas mostraban que el ticket demócrata se desempeñaba mejor en estos tres estados que en los otros campos de batalla. «Ese cambio se debe en parte a que los avances de Trump en las encuestas este año provienen de votantes jóvenes y no blancos (especialmente hispanos), que son menos abundantes en estos estados», afirma Viano.

En este sentido, todo lo que Harris tiene que hacer es mantener este trío (y evitar sorpresas en otros lugares) y tendrá los 270 votos electorales que necesita, frente a los 268 con los que contaría Trump por retener Carolina del Norte y voltear Georgia, Arizona y Nevada. Por su parte, durante la mayor parte del año Trump ha mostrado más fortaleza en Georgia y Arizona que en los estados clave del norte. Y esto es importante porque le abre potencialmente un camino que antes no tenía.

En el escenario que Viano plantea como más probable «Trump necesitaría muy poco para voltear Georgia (perdió por menos de 12.000 votos en 2020) y Arizona (el margen fue de poco más de 10.000 la última vez). Si lo logra (y no tiene un revés en Carolina del Norte), lo único que necesitaría es cualquiera de Wisconsin, Michigan o Pensilvania» explica. De esos tres, el más cercano en 2020 fue Wisconsin, que Trump perdió por unos 20.000 votos.

Viano abre también otro camino para Trump, teniendo en cuenta que Carolina del Norte es el único estado de los siete campos de batalla principales que el republicano ganó en 2020, pero lo hizo por solo 1 punto porcentual. Así que en el caso de que no logre ganar allí y Harris se convierta en la primera demócrata desde 2008 en ganar el estado, el republicano tendría que derribar el «muro azul» y ganar Pensilvania, Michigan y Wisconsin, como lo hizo en 2016.

«Este escenario marcaría que los siete estados clave no se moverían en la misma dirección, ya que Biden ganó Pensilvania, Michigan y Wisconsin en 2020 mientras perdía Carolina del Norte. Y si Trump gana allí, todavía tendría que ganar Arizona o Georgia para asegurar la victoria sin Carolina del Norte», sentencia.