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Muere Alberto Fujimori, el expresidente que gobernó Perú con mano de hierro y que fue condenado por delitos de lesa humanidad

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Abc.es 
Murió en su ley. A los 86 años y luego después de ser liberado a través de un indulto polémico obtenido hace nueve meses y anunciar que iba a ser candidato presidencial en el 2026, Alberto Fujimori falleció en la casa de su hija mayor, Keiko Sofía , en Lima; rodeado de sus seres queridos. A través de un mensaje en X, su hija y lideresa de «Fuerza Popular», Keiko Sofía anunció la muerte de su padre: «Después de una larga batalla contra el cáncer , nuestro padre, Alberto Fujimori acaba de partir al encuentro del Señor. Pedimos a quienes lo apreciaron nos acompañen con una oración por el eterno descanso de su alma. Gracias por tanto papá! Keiko, Hiro , Sachie y Kenji Fujimori.» Su hijo, el engreído y el benjamín de la familia, dijo en X: «Mi padre, Alberto Fujimori Fujimori, falleció hoy dignamente, al lado de nosotros, su familia y en libertad, como lo merecía. Su amor y sabiduría siempre vivirán en nuestros corazones. Estoy orgulloso de ti, daría mi vida una y mil veces por ti; Te amo, No sabes cómo te extraño!» Coincidentemente, Alberto Fujimori falleció el mismo día, 11 de setiembre, y a la misma edad, 86 años, que el líder de la banda terrorista, de corte maoísta, Sendero Luminoso . «Está en presencia de Dios, que estoy segura sopesará sus aciertos y sus errores y lo premiará con el descanso eterno y con una cada vez más justa apreciación de su obra en beneficio del país, sin odios ni maldad», dijo en X, una de sus colaboradoras más cercanas y ex presidenta del Congreso, Martha Chávez . «Somos miles de fujimoristas que estamos de luto. Fujimori decide fundar un partido con gente de pueblo para librar al país del terrorismo. Se hizo un trabajo con resultados y con errores. Es la obra de Fujimori. Se le puso en cárcel de modo injusto. Mientras los terroristas están libres, a Fujimori se le tuvo muchos años en la cárcel que le costó su vida. Es un día de dolor. Se ha ido un hombre que transformó el país. Solo la historia objetiva sin odios podrá reivindicarlo», declaró la excongresista, Luz Salgado, quien fue parte del partido «Cambio 90» desde sus inicios a fines de los ochenta. «Alberto Fujimori marcó a los corazones de todos los peruanos, llegó a todos los rincones del país, en la selva y en la sierra, con la presencia del Estado. Supo ordenar el país. Algunos lo quieren recordar por los problemas que causó el terrorismo El sí luchaba por los pobres. Ahí están los hijos que no tienen símbolos de riqueza». El patriarca político de una familia que ha marcado al país no deja indiferente a nadie: sus seguidores lo recuerdan con nostalgia y elogian su rol al frente del país por considerar que salvó al país del terrorismo y de la crisis económica frente a los que lo consideran un enemigo de la democracia y un adalid del refrán español «el fin justifica los medios». El 7 de abril de 2009, el ex presidente Alberto Fujimori Fujimori fue juzgado y c ondenado por delitos de lesa humanidad en las matanzas de Barrios Altos y la Universidad La Cantuta ; el secuestro agravado de Samuel Dyer y Gustavo Gorriti; por 25 años. Posteriormente, se amplió los delitos en los que debía ser juzgado a la matanza de Pativilca. En diciembre pasado, Fujimori dejo la cárcel donde estaba preso desde el 2007 luego que el Tribunal Constitucional le restituyó el indulto humanitario que le dio el expresidente Pedro Pablo Kuczynski (2016-18) en 2017. El legado del exmandatario conocido por sus seguidores como «el chino» sigue siendo una influencia capital y controvertida en el país desde que llegó al poder en 1990. Del matrimonio entre Alberto Fujimori y Susana Higuchi nacieron cuatro hijos: Keiko Sofía, Hiro Alberto, Sachi Marcela y Kenji Gerardo. Dos de sus cuatro hijos se dedicaron a la política: Kenji Gerardo fue congresista y su hija mayor, Keiko Sofia, ha sido congresista y tres veces candidata a la presidencia; perdiendo de modo sucesivo frente a Ollanta Humala; Pedro Pablo Kuczynski y Pedro Castillo. Fujimori construyó un estilo de ser peruano desde la década del noventa cuyas características son; no respetar la ley, apelar al individualismo del «hombre hecho a si mismo» y que valora los resultados por encima de los métodos para obtener éxito. El mejor ejemplo de ello ocurrió apenas recibió el indulto en el gobierno de Dina Boluarte: anunció su candidatura a la presidencia en el 2026 a pesar de que la ley se lo impide al ser condenado 25 años por los delitos de corrupción, secuestro y violaciones a los derechos humanos. Alberto Fujimori Fujimori fue el hijo mayor de migrantes japoneses, Naoichi y Mutsue Fujimori y por esa razón, tuvo la doble nacionalidad, japonesa y peruana durante toda su vida. Estudió ingeniería agraria y fue catedrático y rector de la Universidad Agraria en los ochenta y a partir de allí, condujo un programa de televisión en el canal estatal. Luego fundó el partido político « Cambio 90 » junto a los miembros de la universidad Agraria y postuló a la presidencia en 1990 poniendo a la venta un tractor y haciendo una exitosa campaña de «boca a boca». De modo sorpresivo, en 1990, salió elegido presidente con el apoyo de la izquierda y del expresidente Alan García (1985-1990 y 2006-2011), y venció al escritor y nobel de literatura, Mario Vargas Llosa. Junto a su brazo derecho, el ex jefe del Servicio de Inteligencia Nacional y asesor, Vladimiro Montesinos , realizó un autogolpe el 5 de abril de 1992 y se hizo de todos los poderes. Formaron un grupo dentro del ejército que realizó ejecuciones extrajudiciales que se llamaba «Colina» y que realizó matanzas a supuestos terroristas en Barrios Altos, La Cantuta y Pativilca, entre otros. En ese mismo año, la policía especializada capturó a Abimael Guzmán, al líder de la banda terrorista de corte maoísta, Sendero Luminoso y se convirtió en un símbolo fundacional de su gobierno porque acabó con uno de los mayores males, el conflicto armado interno que causó las huestes de Guzmán al declararle la guerra al Estado peruano y donde murieron más de 69 mil muertos según la Comisión de la Verdad y la Reconciliación. A mediados de los noventa, Fujimori y Montesinos forzaron las leyes para postular por tercera vez a la presidencia y en unas elecciones donde tuvo todo el aparato estatal a su servicio salió elegido en julio del 2000. En noviembre del 2000, tras una grave crisis de corrupción, Alberto Fujimori renuncia por fax a la presidencia desde Tokio , sin avisarle con antelación a Keiko Sofía sus planes de abandonar el poder. Este hecho, de acuerdo a sus allegados, lamarcó a fuego y la volvió desconfiada del cariño paternal. Contra todo pronóstico, Alberto Fujimori Fujimori dejo su refugio dorado en Japón, con el fin de estar más cerca de sus correligionarios peruanos en Santiago de Chile, país que según sus consejeros, no lo iban a detener porque los delitos de robo del erario público no eran penados con cárcel. Fujimori aterrizó en noviembre de 2005 en un avión privado en Santiago de Chile, y de inmediato, fue detenido y se le pidió al Perú que se inicie un proceso de extradición porque el gobierno de Michelle Bachelet no quería lidiar con la «papa caliente» de tenerlo en Chile. Es en esas circunstancias que el patriarca se reúne con sus cuatro hijos y le pide a Keiko Sofía, en especial, que se dedique a la política para lograr su libertad. Es por esa razón, que Keiko Sofía postula y se convierte en la congresista más votada del 2006 y revive al fujimorismo que estaba disperso tras la caída del gobierno de su padre. En Chile, desesperado y con el fin de no ser encarcelado en Perú, Fujimori da un giro a su agitada biografía y decide postular como candidato al Senado de Japón, por el partido político de extrema derecha llamada Kokumin Shintō («Nuevo Partido del Pueblo») pero no obtiene el escaño. En ese entonces, lo ayudo su entonces pareja, la empresaria Satomi Kataoka, de quien se separó poco tiempo después de ser condenado a 25 años de cárcel. En septiembre de 2007, extraditan a Fujimori de Chile a Perú por los casos de los asesinatos de Barrios Altos y la universidad La cantuta, y los secuestros de Samuel Dyer y Gustavo Gorriti; delitos por los que Alberto Fujimori fue condenado a 25 años de cárcel en abril de 2009. El escritor de «El último dictador», José Alejandro Godoy dijo al ABC que el legado de Fujimori está compuesto de luces y sombras: «las fuerzas combinadas de la Policía Nacional, las Fuerzas Armadas y comités de autodefensa lograron la derrota de Sendero Luminoso y el Movimiento Revolucionario Tupac Amaru, las organizaciones terroristas que azotaron el país en las últimas dos décadas del siglo XX. Asimismo, se logró cerrar definitivamente la frontera con Ecuador. Sus seguidores lo consideran un salvador del país». «Pero Fujimori es también el hombre que dio un golpe de Estado contra las demás instituciones peruanas el 5 de abril de 1992, un condenado por graves violaciones a los derechos humanos y casos de corrupción - en estos últimos, se declaró culpable - y un personaje que deterioró la democracia peruana hasta extremos poco vistos en la historia nacional», refirió Godoy, al tiempo que agregó, «fue el primer presidente condenado en la historia y, además, es considerado como el padre del autoritarismo competitivo en América Latina». Para el director del Instituto de Defensa Legal y abogado de las víctimas que llevaron a juicio a Fujimori, Carlos Rivera, «su legado serán sus crímenes. Ha muerto una persona que fue juzgada condenada por gravísimos crímenes contra la humanidad. Fue liberado como consecuencia de arreglos políticos, pero no por una decisión de la justicia». «Fujimori murió negándose a reconocer los graves crímenes que cometió durante sus diez años de gobierno, desde graves violaciones de los derechos humanos hasta la corrupción masiva. Perfeccionó el uso de las «fake news» para controlar y someter a la población», expresó la analista Jo Marie Burt. «Algunos pueden alabarle por sus políticas de estabilización económica o por acabar con la insurgencia de Sendero Luminoso. Pero el daño que causó a la vida cívica, el cinismo que incrustó en el sistema político y su arrogante justificación del asesinato para lograr sus fines son el oscuro legado que Perú aún no termina de afrontar y superar por completo», añadió. «Su muerte debe ser oportunidad para los y las peruanos a reflexionar sobre que significó su gobierno - la destrucción de la democracia, la violaciones masivas de derechos humanos, la corrupción masiva, la banalidad del poder llevado a su extremo para el beneficio de un puñado de personas», finalizó Burt. Tras la salida de Fujimori se falló al no cumplir con una ciudadanía que buscaba mejores resultados en el reconocimiento de sus derechos, así como con gobernantes que no sean corruptos. Perú es un país donde, salvo sus gobernantes transitorios Valentín Paniagua y Francisco Sagasti, todos sus presidentes desde 1985 tienen acusaciones serias de corrupción», explicó Godoy. «Creó un estilo de gobierno populista de derechas, en el que mezcló reformas de mercado con asistencialismo a sectores populares. Es por eso, que los sectores acomodados como pobres son sus principales bases de apoyo hacia él y la corriente política que fundó. Fujimori inauguro un estilo sofisticado de corrupción en las altas esferas que ha sido imitado en América Latina», finalizó. «El fujimorismo se convirtió más allá de Fujimori, en una fuerza política importante en el Perú. Más allá de que Keiko haya postulado tres veces y no haya sido elegida hay un hecho concreto: el fujimorismo hoy es parte central del poder político en el Perú y han instaurado la forma clientelista de hacer política. El legado más allá del partido que dirige su hija nos deja un legado de la podredumbre de la política», indicó el abogado, Carlos Rivera. Desde que Fujimori renunció a la presidencia de Perú por fax en Tokio (Japón) en el 2000, le sucedió Valentín Paniagua y realizó un gobierno de transición e hizo elecciones que ganó Alejandro Toledo (2001-05), quien prometió liderar la lucha contra la corrupción anterior y hoy está preso por corrupción en la misma cárcel donde estuvo Fujimori por más de 15 años. A Toledo le sucedió Alan García (1985-90 y 2006-11) quien se suicidó en el 2017 ajochado por delitos de corrupción en su contra. Luego le sucedió Ollanta Humala (2011-16) también procesado por corrupción y Pedro Pablo Kuczynski (2016-18) también procesado por corrupción. Desde ese entonces se sucedieron seis presidentes, Martin Vizcarra, Manuel Merino, Francisco Sagasti (de transición), Pedro Castillo y Dina Boluarte, cuyo gobierno acaba en el 2026. Según el informe de «The Economist» sobre la democracia en la región, el Perú es desde el 2022, «un régimen híbrido», porque está a medio camino entre la democracia y el autoritarismo donde «refleja la creciente inestabilidad política que llevó a que el país fuese gobernado por seis presidentes y tres Congresos desde 2016».