Una salida de emergencia
Cuando más difícil están las cosas, uno no se queda sin ingresos, se ha quedado sin ideas.
El contexto nacional motiva preocupaciones justificadas, pero amén de los resultados de esta semana… ¿Quién es dueño del futuro?
En medio de lo que muchos perciben como una adversidad, los más hábiles encuentran la salida de emergencia.
Hasta antes de entregar este texto, un grupo de manifestantes detuvo la discusión de reformas constitucionales en el Senado y seguramente ustedes ya conocen los detalles del espectáculo nocturno de Donald Trump, el estridente personaje que ayer debió perfilar el resultado de las elecciones políticas en la contienda contra la demócrata, Kamala Harris, por la presidencia de su país.
Los días se mueven más rápido, pero los tiempos de los diarios son inclementes y debí escribir antes de conocer hechos cuya espera convirtieron la tarde de ayer en un limbo.
Distintos personajes me advierten que han detenido sus inversiones. Que analizan la siguiente jugada ¿El país se detiene? No hay manera.
Ayer mismo dentro de esta vorágine, los dueños de las salchichas Fud avisaron que encontraron la manera de reducir sus deudas. En uno de esos anuncios que ya suenan raros, Grupo Alfa divulgó que cederá una participación en la compañía a cambio de dinero útil para sanear las cuentas de la compañía.
Pero claro, se trata de una empresa grande. ¿Alguien más está en acción?
Echen un ojo al reporte más reciente de Rión, una firma mexicana especializada en fusiones y adquisiciones de empresas. Esto es lo que ocurrió solamente el mes pasado, una vez definidas las elecciones en México.
Recuerden a Julián Ríos, el joven regiomontano que a los 17 años cobró fama porque inventó un sostén capaz de detectar oportunamente el cáncer.
Su empresa de análisis de datos de salud, Eden, recibió una ronda de inversión por 10 millones de dólares liderada por el fondo de capital Sierra Ventures.
Moffin, una empresa de software mexicana fundada en 2021 en Guadalajara, también obtuvo una ronda de inversión por 2.1 millones de dólares, en la que participaron Carabela, y Accion Venture Lab, entre otros.
Caso aparte el de QED Investors, una firma de capital de riesgo con sede en Alexandria, Virginia, que invirtió un monto no revelado en Minu, una plataforma de compensación y beneficios con sede en Ciudad de México.
Y deben conocer el de OCN, empresa mexicana que resolvió el acceso a la propiedad de un coche a quienes quieren trabajar en Uber o Didi y no tienen un automóvil. Cerró una ronda de financiamiento de capital y deuda por 86 millones de dólares con Caravela Capital, Collide Capital y Great North Ventures y i80 Group.
Pero la lista es larga. Ahí están los de XY Booster, un fondo mexicano que aportó parte de los 8.2 millones de dólares solicitados por Enso Co-Living, una startup española dedicada al alquiler de espacios de convivencia habitacional, un esquema de hogares cuya aceptación crece aceleradamente y aquí les explicaré en breve.
Hi Ventures, otro fondo nacional que encabezó una inversión por 1.75 millones de dólares para Perhaps, una empresa chilena que ofrece una plataforma unificada de productividad o revisen BlueBox Ventures, una aceleradora de empresas de emprendedores con sede en Morelia, México, que recién se fusionó con Innova360, una entidad chilena especializada en innovación corporativa.
Si no encuentran la salida, es quizás porque no están conversando con la gente adecuada.
El 8 de octubre, el CCE y la Concamin darán en León un golpe sobre la mesa. Presentarán el “First Global Business Summit de México”, cuyo título es: “Building the México of the Future”, en el que debería haber luz para fijar una política industrial con los responsables de fijarla… con lo que salga esta semana del Congreso.
Es verdad que el riesgo acecha en el presente, negarlo sería una necedad. Pero también es cierto que este país no se acaba mañana. ¿Quién quiere ser dueño del futuro?
“Un pesimista es alguien que se queja del ruido cuando la oportunidad está tocando la puerta”, dijo Oscar Wilde en plena época victoriana de Inglaterra, cuando las máquinas tomaban el trabajo de los hombres.