Una pediatra, sobre el suicidio adolescente: «Muchas veces no quieren morir, solo desaparecer y dejar de sufrir»
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El suicidio es la primera causa de muerte no natural en adolescentes, es decir, no debida a enfermedad. Uno de cada cien suicidios consumados en España ocurre en un menor de edad. Así lo reflejan las cifras del Instituto Nacional de Estadística (INE), que aumentan año tras año sin que la sociedad haya logrado todavía encontrar el modo adecuado de prevenirlo . La complicación de «adelantarse» al suicidio aumenta , más si cabe, en los menores, pues si bien existe una relación ampliamente descrita en la literatura entre el suicidio y los trastornos mentales , cuando se trata de menores, muchos de ellos pueden no presentarlos o, si los padecen, es probable que no hayan sido diagnosticados antes del primer intento. «Desde la posición 'privilegiada' de los pediatras, que hacemos un seguimiento de los niños desde que nacen hasta la adolescencia, tenemos mucho que mejorar en la detección de casos con factores de riesgo», apunta la doctora Paula Armero, coordinadora del Comité de Salud Mental de la Asociación Española de Pediatría (AEP). ¿Es posible detener a una persona que ha expresado su ideación suicida? No toda persona que ha manifestado una ideación suicida, finalmente comete el suicidio. Si sabemos que, tanto en adultos como en menores que han manifestado ideación suicida hay que consultar porque con seguimiento, acompañamiento podemos hacer que esa ideación no vaya a más. No siempre lo conseguimos, este no es asunto fácil ni que se mejore rápidamente pero sabemos que si hay ideación cuanto antes actuemos, va a ser más difícil que eso vaya a más. No siempre lo conseguimos pero cualquier ideación suicida o cualquier situación, que no tiene por qué ser que los menores nos comentan que han pensado en quitarse la vida. Situaciones de tristeza, de angustia, que veamos que cambia mucho su actitud, su comportamiento, en torno a nuestra familia, con los compañeros, de querer ir al colegio, insomnios… A veces lo que nos refieren son saque obviamente estudiaremos desde ese ámbito también, pero que muchas veces es una manifestación del sufrimiento que ellos llevan, todos estos cambios sin que tengan que ver dentro de la conducta suicida tendremos que valorarlo. Porque lo que tenemos que hacer es llegar antes. ¿Pueden unos padres no darse cuenta de que su hijo está enviando señales de ideación suicida? Hay que empezar hablando de sufrimiento para saber que lleva a estos menores a tener conductas suicidas. Ya sea ideación, planificación o un intento o un suicidio consumado. Los padres se enteran muchas veces tarde de situaciones que están haciendo sufrir a sus hijos. También los educadores que son los adultos que están muy en contacto con los menores se enteran tarde. Entonces, sí, puede ser que un menor lleve meses sufriendo, por distintas causas, que ya tenga una ideación suicida, que tenga pensamientos de 'no sirve de nada seguir así', que no puedo salir de esta situación'. 'no vale la pena estar en este mundo', por ejemplo, y eso no lo comunican. Los adultos nos enteramos muy tarde y por eso es tan difícil a veces llegar a tiempo, porque no sabemos lo que está pasando. Hay muchos padres cuando se les pregunta en el primer intento autolítico que se detecta no saben la situación que ha llevado a sus hijos a estar así. No saben si hay acoso escolar, no saben si ha sido víctima de algún tipo de maltrato, muchas veces también en el entorno familiar, ya sea emocional, físico, psicológico, o bien sexual. Y eso se desconoce. y se desconoce lo que ha repercutido en ese menor. Entonces, claro que sí, los padres muchas veces no saben qué les está ocurriendo a sus hijos. A veces detectan cambios, pero no lo tienen claro, pueden incluso preguntar, pero sus hijos negarlo, por eso hay que decirles que hay que tener tiempo para hablar, confianza para que se expresen, y estar muy presentes escuchándolos y acompañándolos. ¿Le parece que hace falta alguna política pública en concreto? Sí necesitamos, a nivel de la Sanidad Pública, más formación. Tenemos que tener desde la residencia de pediatría una formación para abordar los temas de Salud Mental, las entrevistas, y a los menores. También necesitamos obviamente tiempo, es decir, el personal suficiente para que tengamos tiempo para hacer esas entrevistas a los adolescentes, a sus padres, juntos, por separado… Para eso se necesita formación, para saber cómo hacerlo, saber cómo llegar a ellos, no es solo hacer las preguntas, es saber cómo hacerlas, interpretar las respuestas, que los adolescentes nos dicen mucho con el lenguaje no verbal, eso es muy importante saberlo. A veces detecto con la pregunta, que no me han respondido, pero veo el gesto o suyo o el de sus padres. Sé por dónde tiene que ir la siguiente pregunta. En cambio sé que tengo que cambiar e ir hacia otro lado. Todo eso lo aprendemos si nos forman. Pero no sabemos bien cómo hacerlo. También debemos saber que la derivación que la derivación que nosotros hacemos, va a ser resuelta, o va a iniciarse un proceso lo antes posible. Porque si yo detecto mejor y cuanto antes pero no va a haber personal para que ese menor sea atendido en Salud Mental pues ya estamos llegando más tarde todavía. Y necesitamos que ese seguimiento sea periódico tanto en nuestra consulta como en las consultas de Salud Mental y tener entre nosotros una comunicación, una coordinación, entre los pediatras, ya sea a nivel de Atención Primaria como Hospitalaria, se puede detectar en distintas consultas que hay un problema de salud mental y además también eso, con los equipos de psicología y psiquiatría. Es fundamental también coordinarnos con Servicios Sociales y Educación, porque también son otros puntos donde se detectan muchas cosas. Tenemos que estar entre todos cohesionados para dar respuesta a estos menores que sufren. Eso tiene que mejorar y esas mejoras se hacen a través de la Administración que es la que al final nos dota de los medios necesarios y los recursos. Tenemos que seguir mejorando que lograr que los datos cada vez sean mejores, no tener que, por desgracia decir que las cifras de suicidio aumentan año tras año. ¿Cómo se puede combatir las informaciones que animan al suicidio en redes sociales, a través de hashtags, etc.? Todo lo que tiene que ver con redes sociales, todo lo que se dice en internet, creo que tiene que haber una legislación muy clara. No solo que los padres o los educadores estén pendiente de qué han visto los menores y qué aparece en las redes sociales, esto sí que tiene que ir desde arriba. Donde no puede entrar cualquiera. Donde cuando haya cualquier mensaje de odio, denuncia, de insultos, de acoso, entre menores y adultos, eso se tiene que cortar. Tiene que haber una legislación que detecte, igual que detectan cualquier desnudo, o cualquier parte última de alguien y se censura esa imagen, esto es igual. Debe haber un detector que impida que eso se publique. Sé que es muy difícil, que es como poner puertas al campo, pero eso sería lo primero. Luego hay que supervisar, que ven los menores. Una cosa es que tengan pantallas, que debería ser el menor tiempo posible, pero habría que supervisarlo. Y sobre todo se tiene que explicar que ellos a veces pueden tener acceso a un contenido que no es apropiado, para que nos lo cuenten, que es lo más importante. Que te ha salido un anuncio, una conversación en un videojuego, que has visto un video en TikTok o en cualquier red social que es inapropiado… Tenemos que explicar lo que es apropiado y lo que no es apropiado, cuéntanoslo, y obviamente nosotros, los padres, poder denunciar a la red social que sea. Y tener ese mecanismo para que se corte. Hablar del suicidio en los colegios, ¿sí o no? En los colegios o en los institutos, de lo que se tiene que hablar es de los problemas que ellos tienen. Es decir, podemos hablar de autoestima, de cómo vemos nuestro cuerpo, de cómo percibimos que los demás nos hacen sentir, de emociones, que es algo que todavía no se habla mucho, que es algo que hay que hablar a los adolescentes y también a los pequeñitos. De cómo muestras tus emociones, a cómo pedir ayuda, Hay que abordar todo ese abanico y ya al final cuando todo eso se haya abordado, sí podemos hablar de que hay situaciones en las que nos vemos que estamos solos, nos sentimos que nadie nos va a acompañar, que nadie nos puede ayudar, que puede aparecer la culpa, el miedo, la angustia… Hay situaciones en las que los menores se encuentran tan mal que ven que la única salida es no estar aquí. De esa forma es cómo se previene el suicidio. No se empieza hablando del suicidio, se empieza hablando de todo lo anterior que lleva a que una persona esté tan mal, tan desesperada, que no quiera estar aquí. Esa es la forma en la que hay que abordar el suicidio en los colegios, en los institutos, y en la consulta. Vamos a ver cómo es tu relación con tu familia, cómo es tu relación con tus compañeros de clase, con tu cuerpo, con cómo tú te identificas y los demás te hacen sentir, todo ese ámbito es una esfera muy grande, se valora, se habla de ello con los menores, se deja que ellos se expresen, en las clases, lo que sienten, lo que están viviendo, Y se les dice: si estáis en situaciones que os sentís así, pedid ayuda antes de llegar a pensar que no hay otra salida. Esa es la forma en la que hay que abordarlo con los menores. Lo que no queremos es dar una información errónea y que se queden solo, digamos, con ciertos datos. En los menores, ¿hay alguna edad más crítica que otra para cometer suicidio? Cuando hablamos de menores, según los datos de suidio que tenemos en España, la edad en la que más se comete suicidio e intentos de suicidio es en la adolescencia, entre los 15 y los 19 años es el rango de edad en el que mcuhas veces se miden estos datos. También hasta los 29, que son los adultos jóvenes. Una edad crítica… no. Es en la franja de edad de la adolescencia donde vemos que los casos van en aumento. No hay que tampoco minimizar edades anteriores: En 2021 se registraron 22 suicidios antes de los 15 años. En esa franja disminuyeron en 2022, pero en cambio en ese año aumentaron los suicidios entre los 15 y 19 años. Hablaría de la adolescencia. ¿Hay algún detonante, o factor, que pese más que otros, a la hora de que el adolescente presente ideación suicida? El principal factor de riesgo para cometer un suicidio es tener un antecedente de un intento previo. Otro que tiene mucho peso es tener patología de salud mental previa. Lo que estamos viendo es que, cuando se pregunta a estos menores con un intento o una ideación suicida, estos lo relacionan mucho con casos de acoso escolar y ciberacoso. También hay que tener en cuenta el efecto negativo que tienen las redes sociales, sobre todo por lo que implican, que es que el problema trasciende el entorno escolar y se hace permanente, y el impacto que tiene en su autoestima. No siempre podemos encontrar un detonante. Hay que tener en cuenta que solo podemos preguntar esto cuando son intentos de suicidio, no cuando han consumado. Pero sí que en algunas encuestas que se han hecho en menores puedes ver que ha habido antes un conflicto familiar, en un entorno de crisis, un conflicto con la pareja, o con sus iguales. Pero no siempre hay un detonante claro. No a todos estos pacientes les influyó igual tener determinadas situaciones en su vida. Hay que saber que a veces puede ser un acto impulsivo. Han tenido un problema, con alguien normalmente muy cercano, que les influye mucho, y hay una tentativa. Pero suele haber una ideación previa, una planificación. Consideran que no pueden aguantar más. Muchas veces no quieren fallecer, quieren dejar de sufrir que es lo más importante que tenemos que hablar cuando nos referimos al sucidio. Esto viene porque tienen una situación de mucho sufrimiento y un día no pueden más, quieren desaparecer, dejar de sufrir, no siempre quieren perder la vida.