La capital de la flamencura
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l niño que le da los buenos días todas las mañanas al señor que pide en las puertas del Santo Ángel, el camarero que se acuerda de tu nombre y que te pone el desayuno sin que lo pidas, la abuela que en bata y patucos captura el trasiego de la vida asomadita al balcón. Ole. El conductor de autobús que mira al retrovisor y atiende la carrera apresurada del que está llegando tarde, el barbero que mientras faena te pone al día de lo que acontece en el barrio, el jubilado que silba y va a darle de comer a las palomas. Ole. El churrito envuelto en el papel de estraza «pa' que se ta haga corta la espera»,... Ver Más