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Сентябрь
2024

Etapa incierta en Venezuela

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Abc.es 
El exilio en España del diplomático Edmundo González Urrutia , quien ganó las elecciones en Venezuela según las actas electorales divulgadas por la oposición democrática y que no han podido ser controvertidas por las autoridades del país, marca el inicio de una nueva etapa en la ya larga tragedia del país caribeño desde que cayó en manos del chavismo. La carta personal divulgada ayer por González Urrutia en la red social X ha provocado distintas reacciones en las personas que siguen de cerca los acontecimientos de Venezuela. Se puede discutir si el tono debía ser más o menos beligerante con la dictadura, pero lo que no puede evitarse es echar en falta algunas afirmaciones fundamentales: la reivindicación, por ejemplo, de su victoria sobre Nicolás Maduro en las elecciones presidenciales del pasado 28 de julio, o la brutal campaña de insultos y amedrentamiento contra su persona y sus familiares que le ha llevado a refugiarse durante un mes en la Embajada de los Países Bajos y a terminar pidiendo asilo en la de España este fin de semana. Pero eso no ha ocurrido. La carta está dominada por un tono de resignación que defraudará a muchos de los siete millones de venezolanos que desafiaron la dictadura de Maduro y se expusieron al votar por González. Bien es verdad que el diplomático venezolano fue elegido como candidato instrumental por la oposición cuando el régimen chavista impidió, primero a María Corina Machado y después a la profesora Corina Yoris, que presentaran sus respectivas candidaturas a la elección presidencial por el bloque opositor. A González, que tiene 75 años y vivía tranquilamente retirado en Caracas, lo fueron a buscar a su casa para que rindiera un último servicio a su país y a la causa democrática, pero no se le puede pedir, ni a él ni a nadie, que se convierta en un mártir. Más aún cuando Maduro y sus adláteres han demostrado que carecen de todo escrúpulo a la hora de perpetuarse en el poder. Sin embargo, tras leer la carta, en la que González ofrece su exilio como catalizador «para que cambien las cosas y construyamos una etapa nueva para Venezuela», resulta difícil imaginar cómo piensan él o María Corina Machado cubrir las fases que permitan investirlo como presidente el próximo 10 de enero. Si la salida del país de González era una mala noticia, pero humanamente comprensible, la comunicación pública de ayer agrava la situación porque pone a la oposición venezolana ante la tesitura diabólica de aceptar los hechos consumados que desea imponer Maduro y resignarse. Detrás de González hay siete millones de personas que depositaron sus esperanzas en que la Plataforma Unitaria era el camino para acabar pacífica y democráticamente con un régimen que, amparado en el llamado «socialismo del siglo XXI», sólo ha traído hambre, miseria y desesperación a los venezolanos