La Resistencia noruega sobre el hielo que acabó con el sueño nuclear nazi
Alemania invadió Noruega para asegurarse la llegada del preciado hierro sueco a través del puerto de Narvik, cuyas aguas nunca se congelaban. Además, las costas noruegas eran una buena plataforma ante una posible invasión de Gran Bretaña y el consiguiente control del tráfico marítimo del mar del Norte. Hitler conocía las tentaciones británicas de invadir el país escandinavo por los motivos opuestos, y contactó con los nazis noruegos para establecer una alianza antibritánica. Ambos bandos sabían de la vocación neutral de Noruega, pero los dos ansiaban controlarla para que el otro no lo hiciese, y los nazis estaban decididos a ganar la carrera y ocuparla primero. Creían, además, contar con la simpatía de la población local, calculando que la ocupación sería poco más que un desfile militar.]]>