Los supermercados recortan su margen de beneficio hasta uno de los niveles más bajos de los últimos diez años
En lo más crudo de la crisis inflacionaria, dos de los aliados del Gobierno del PSOE, Sumar y Podemos, encontraron en los supermercados el chivo expiatorio al que endosar la subida de los precios de los alimentos. Según su teoría,[[LINK:INTERNO|||Article|||63e097561cc1b0e40acc40cb||| las cadenas de distribución se estaban «forrando» porque había disparados sus márgenes al elevar los precios mientras mantenían sus costes al mismo nivel]]. Incluso [[LINK:INTERNO|||Article|||65c6291c1dbcb0e4bc0a006f|||la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, retomó la cruzada contra los «súper» en febrero]], en plena campaña para las elecciones gallegas.
A raíz en parte de esta controversia, en julio de 2023, el Ministerio de Economía, en el que todavía estaba al frente Nadia Calviño, presentó el Observatorio de Márgenes Empresariales «para aumentar la información disponible» sobre la capacidad de las empresas de trasladar las subidas de sus costes a los precios de venta y aumentar sus beneficios. Y lo que los datos de esta herramienta, cuyas fuentes son también el Banco de España y la Agencia Tributaria, concluyen es que los márgenes de la distribución no son tan abultados como algunos partidos han dado a entender.
Según el observatorio, en el segundo trimestre del año, el margen de beneficio de los supermercados sobre sus ventas ha caído del 6% en 2020 al 4,7%. De hecho, está en uno de sus niveles más bajos de los últimos diez años, pues en el mismo periodo de 2015 alcanzó el 6,8%. En los dos últimos años, el dato no ha superado el 5%, según el observatorio.
Desde el sector, aseguran que este comportamiento no tiene nada de extraordinario y que es el habitual en un escenario de fuerte inflación como el que se ha vivido en los últimos años en España. «Desde 2021 venimos defendiendo los mismo, que la distribución estaba sufriendo y que estaba perdiendo margen», asegura una fuente relevante del sector. El motivo de ello, añade, es bien sencillo: en un entorno de fuerte subida de precios, los consumidores se vuelven más exigentes y comparan más los precios de uno y otro establecimiento. «Y lo único que pueden hacer las cadenas para no perder esos clientes es ajustar los precios perdiendo margen». Porque si no, como añade esta fuente, no sólo pierden la compra de un producto concreto que el cliente vaya a buscar a otro supermercado sino la compra completa.
Problema de costes
El sector siempre ha defendido que si los precios subieron con fuerza años atrás no fue porque los estuvieran inflando de forma artificial con unos márgenes mayores sino porque lo habían hecho los costes y les resultaba imposible no repercutir este incremento aunque fuese de forma parcial.
De que no repercutieron los costes en su totalidad dio cuenta un estudio de precios que realizó la organización de consumidores OCU. Según este análisis, durante el año 2022, hasta una docena de supermercados evitaron repercutir por completo la inflación a sus clientes e incrementaron de media sus precios por debajo del IPC de los alimentos. Las que menos lo hicieron (8%) fueron MasyMas y Eroski, seguidas de Mercadona, Ahorramas, Lupa, Hipercor, Lidl, El Corte Inglés y Consum. Otros cuatro grupos -Family Cash, Gadis, Alcampo y Familia- los incrementaron en la media de lo que subieron los alimentos. En el polo opuesto, las que más los subieron fueron E. Leclerc (16,8%), Supeco (15,8%), Carrefour Express (15,3%) y BM Urban (15,1%).
En términos generales, y da igual la época, la distribución es un negocio de márgenes estrechos porque hay mucha competencia y posibilidad con ello de elección para los consumidores. A pesar de ello, hay compañías que logran importantes beneficios, lo que ha llevado a algunos sectores críticos a concluir de nuevo que es gracias a que tienen amplios márgenes, argumento que vuelven a calificar como erróneo desde el sector.
[[QUOTE:PULL|||El sector afirma que, en época de inflación, es lógico perder margen para poder competir y retener a los clientes]]
El margen habitual de las grandes cadenas de supermercados, explican, oscila en este momento entre el 2% y el 3%. Es decir, a las compañías les quedan dos o tres céntimos por cada euro que venden después de pagar todos los costes asociados al producto.
Mercadona, líder del sector y blanco de muchos de estos ataques, logró un margen de beneficio neto sobre ventas de apenas el 2,84% el pasado ejercicio y obtuvo unas ganancias de 1.009 millones de euros. «Con un margen de este tipo, las compañías ganan dinero porque venden mucho volumen de producto», explican las mismas fuentes. Puede darse el caso incluso, según añaden, de que compañías con márgenes algo superiores ganen menos dinero precisamente porque sus precios sean superiores y facturen menos volumen.