Vuelta a España: Roglic cuenta hasta cuatro en Cibeles
Primoz Roglic ya es el ciclista que más veces ha ganado la Vuelta. Cuatro son ya. Las mismas que Roberto Heras, aunque el bejarano tuviera que ganarlas después de varias peripecias judiciales. Roglic sólo ha necesitado sus piernas. Las mejores de la carrera, aunque las haya exhibido sólo en algunas ocasiones. Sabía que no era necesario hacer exhibiciones y no las ha hecho. Aun así ha ganado tres etapas y en la última, la contrarreloj por las calles de Madrid, se ha quedado al borde. Segundo por detrás del suizo Stefan Küng, un especialista que no entraba en las peleas por la general.
Roglic no forzó igual que no ha forzado en toda la Vuelta. Llegó a Lisboa sufriendo todavía las consecuencias de su caída en el Tour. Una vértebra fracturada y menos entrenamiento del necesario. Una Vuelta extraña ya desde el comienzo en Lisboa. Llegó tarde a la presentación de equipos porque se despistó en el hotel, que estaba muy cerca del escenario. Por suerte aún no se tomaban tiempos –la Vuelta empezaba dos días después– y su despiste no tuvo las mismas consecuencias que el de Perico en Luxemburgo.
La carrera comenzó para él con un diente menos, una extracción programada que tuvo más repercusión en las redes sociales que en su rendimiento.
Roglic ha ganado su Vuelta más extraña. Una carrera que no ha tenido un equipo que la controlara porque el esloveno, que se vistió de rojo en la cuarta etapa lo soltó dos días después. Y aunque O’Connor ha sido líder dos semanas, todo el mundo sabia que el líder real era Primoz. Y así se ha comportado, aunque sin desgastar a su equipo.
Roglic sabía que estaba en el camino de la cuarta. Y lo hizo a base de victorias en momentos clave. En Villuercas, en la cuarta etapa; en Cazorla y en Moncalvillo, el momento elegido para decidir la Vuelta. Si hubiera esperado un día más apenas hubiera podido contar con el apoyo de su equipo.
Varios corredores del Bora sufrieron una intoxicación alimentaria que provocó la retirada de algunos y el fuera de control de Nico Denz por menos de un minuto. Pero Roglic no falla en la Vuelta.
Ganó las tres primeras de manera consecutiva, pero las dos últimas se torcieron. En 2022 una caída en Tomares le mandó a casa cuando peleaba por la victoria final con Evenepoel. El año pasado tampoco pudo disputar el triunfo, pero por circunstancias diferentes. Su compañero en el Jumbo Visma, Sepp Kuss, era el líder y Vingegaard y él tuvieron que morderse las ganas de atacar en los últimos días para que el podio acabara siendo por completo para su equipo.
Tenía una deuda pendiente con la Vuelta y la Vuelta con él. Este año ha cambiado de equipo, pero ha cambiado su conexión con la carrera. Nadie la ha interpretado mejor y, por si acaso, las bicicletas que usaron él y sus compañeros en la contrarreloj final llevaban semanas guardadas en la sede en Madrid de Red Bull, el patrocinador de su equipo. Las máquinas viajaron de manera directa de Lisboa a Madrid esperando la gran actuación final de Primoz.
Al cuatro que luce ahora entre las victorias finales del esloveno en la Vuelta le faltó otro cuatro, el de las victorias de etapa, que se quedaron en tres.
Enric Mas también ha conseguido su cuarto podio, pero no como esperaba. Quería su cuarto segundo puesto, pero no fue capaz de limar los nueve segundos de ventaja con los que empezaba O’Connor, que mantuvo la segunda plaza del podio y le distanció en 28 segundos más. A Roglic nadie lo movió. Ya tiene su cuarta Vuelta, que celebró con sus hijos en el podio de Cibeles.