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Сентябрь
2024

Habitantes de aldeas de Indonesia visten a los cadáveres de sus difuntos para cuidarlos

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Una familia indonesia se toma una foto con un allegado vestido de uniforme escolar. Después, viste a otro pariente con una camisa blanca. Ambos están muertos y sus cuerpos fueron sacados de sus tumbas para un ritual en su honor.

En la isla de Célebes, en el norte de Indonesia, se celebra desde hace varias semanas el "Manene", una ceremonia propia del pueblo Toraja que consiste en sacar los restos de los familiares de las tumbas para homenajearlos.

"Todos los grupos familiares se reúnen, cada uno viene a ver si sus padres, sus abuelas, sus familiares" están en las tumbas, llamadas "patane", explica a AFP Yuliana Kombong Palino, de 51 años, en el pueblo de Kapala Pitu.

"Nos reunimos, trabajamos juntos, limpiamos [los cuerpos] y cambiamos la ropa", detalla la mujer.

Los ataúdes que contenían los cadáveres se sacan de una cueva funeraria excavada en la ladera de la montaña.

Después de la ceremonia, los restos se vuelven a colocar en su lugar y las tumbas se cierran hasta el siguiente ritual.

Algunos cuerpos han permanecido relativamente intactos gracias al proceso de momificación, mientras que otros son meros esqueletos.

Un vínculo fuerte

La ceremonia es practicada de manera periódica por los torajas, un grupo étnico de cerca de un millón de personas que vive en la isla de Célebes.

Los torajas creen que los espíritus de los muertos permanecen en el mundo de los vivos hasta su funeral, que suele ser grandioso, y entonces inician su viaje al país de los espíritus.

"Los torajas siempre recuerdan a sus ancestros, incluso después de su muerte. El vínculo es fuerte", explica Samuel Matasak, un habitante de Benteng Mamullu.

El "Manene" suele tener lugar cada dos años, tras la cosecha del arroz en agosto o septiembre, ahonda Samuel.

Pero es la primera vez en 40 años que se organiza este ritual en dos aldeas del norte del país Toraja, Kapala Pitu y Benteng Mamullu, explicaron residentes locales a AFP.

Antiguamente, los restos se momificaban mediante un proceso de embalsamamiento natural con productos como el vinagre y las hojas de té. Pero hoy, muchas familias inyectan una solución de formaldehído en los cuerpos para conservarlos.

Ver a los cadáveres puede resultar chocante para los turistas occidentales, pero para los lugareños, este ritual demuestra el afecto que sienten por sus seres queridos fallecidos.

"Cuando hacemos el Manene, para mí personalmente es una alegría poder realizar o expresar nuestro amor por nuestros padres fallecidos, nuestras abuelas, nuestros hijos, nuestros seres queridos", subraya Yuliana.

"Puede que haya cosas que no tuvimos la oportunidad de hacer cuando estaban vivos. Ahora podemos hacerlas", añade.