El duelo entre la justicia brasileña y Elon Musk
El sábado 31 de agosto la red social X, antes Twitter, fue bloqueada en todo el territorio brasileño. La orden la dio el juez Alexandre de Moraes, miembro del Supremo Tribunal Federal de Brasil, debido a que la compañía del magnate Elon Musk se había negado a desactivar las cuentas de usuarios que difundían noticias falsas y mensajes de odio, y negado también a nombrar un representante legal en Brasil a quien notificarle de las decisiones judiciales.
Musk, dueño de X desde el 2022, había desestimado el pedido del juez, apelando a que se trataba de una censura. Además, lo ha llamado “tirano malvado” y cerró la oficina que tenía en Brasil para evitar la notificación judicial. Ante esa negativa, llegó la orden de De Moraes. El golpe ha sido fuerte para Musk: Brasil, el país más grande de Sudamérica, tenía 22 millones de usuarios en esa red social y era el sexto mercado mundial para la compañía.
Hay más: su empresa Starlink, proveedora de internet, tiene hoy sus cuentas congeladas para asegurar el pago de las multas de X, que ascienden a unos tres millones de dólares. En un principio, esta compañía dijo que no iba a bloquear el acceso –como si lo hicieron otros proveedores conminados por la Agencia Nacional de Telecomunicaciones (Anatel)–, pero en los últimos días ha dicho que lo hará. Por lo menos en esta primera semana, la justicia brasileña le ha doblado el brazo a Musk.
Ahora, lo que se ha puesto sobre la mesa como tema de debate es si el juez De Moraes se ha excedido y atenta contra la libertad de expresión de los usuarios o si, como toda empresa, X debe respetar y cumplir las regulaciones que tiene cada país. También se ha puesto en tela de juicio las posiciones políticas que tiene Musk –apoya a Donald Trump, a Bolsonaro y a otros líderes de derecha– y el giro que le ha dado a su red social desde que la compró. Él se autodenomina como un “absolutista de la libertad de expresión” y, en esa línea, está peleado con Moraes desde hace varios meses.
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Musk a la derecha
Desde que asumió la propiedad de X, Musk liberó cuentas bloqueadas por la gestión anterior. Por ejemplo, le devolvió la cuenta a Donald Trump que le había sido bloqueada de por vida por ‘incitación a la violencia’ tras el ataque al Capitolio. Desde entonces, Trump se ha pronunciado sin filtro en esa red social difundiendo fake news, insultando rivales o burlándose de otros. Por ejemplo, sigue poniendo en duda su derrota ante Biden el 2020.
La supuesta preocupación de Musk respecto a la libertad en su red, parece no ser tal cuando se trata de gobernantes cercanos a él. Se ha reunido para eventuales negocios con el primer ministro de India, Narendra Modi, y el año pasado, la compañía acató las solicitudes estatales para remover más de cien cuentas de periodistas, activistas y opositores del Gobierno. También hizo lo mismo en Turquía con cuentas opositoras a Recep Tayyib Erdogan con quien se reunió para conversar sobre su programa espacial. Un artículo de The New York Times de mayo de este año se titulaba: “La diplomacia de Musk: cautivar a la derecha mundial para beneficiarse”.
En ese esfuerzo, Musk también se ha acercado a Javier Milei y ha dicho que está interesado en invertir en su país. Incluso lo invitó a visitar Tesla. Pero todo indica que su interés va por los enormes recursos que tiene Argentina en litio, principal insumo para las baterías de los autos eléctricos que él produce. La red social le permite respaldar e influenciar a nivel mundial a varios de esos nuevos aliados.
El enfrentamiento con Brasil y el Gobierno izquierdista de Lula Da Silva, que respalda a Moraes, se veía venir. “Debe respetar la decisión del Supremo Tribunal Federal brasileño y la ley. ¿Quién se cree que es? Solo porque este tipo [Musk] tenga mucho dinero no significa que pueda irrespetarlas”, ha dicho Lula. A Moraes le señalan como un exceso el amenazar con fuertes multas a los usuarios que sigan usando X a través de dispositivos VPN.
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La decisión de Moraes y del Tribunal Supremo busca impedir que en la campaña para las próximas elecciones municipales se difundan noticias falsas, como ya ocurrió en las presidenciales de 2019, en las que Lula derrotó a Bolsonaro. En esa campaña electoral, se bloquearon decenas de perfiles en diversas plataformas, que difundían fake news o atacaban a las instituciones democráticas.
Para el abogado peruano Erick Iriarte, especialista en derecho digital, se trata de una situación compleja porque usualmente estas empresas globales no tienen oficinas locales, pero en Brasil sí había una oficina de X y por tanto el juez decidió accionar contra ella. “Allí entra la discusión en el contexto global. X dice que no es responsable de los contenidos, porque está sujeto a la legislación de Estados Unidos. Y el juez dice: tienes una operación local, usuarios en Brasil y se afecta la legislación brasileña. Es una discusión interesante”.
No obstante, Iriarte señala que la decisión del juez le está permitiendo a X presentarse como un adalid de la libertad de expresión, porque le está impidiendo el acceso a los contenidos a los ciudadanos.
“Por ejemplo, si hay temas de difamación, pues hay legislación para que el usuario asuma su responsabilidad. Y lo mismo con mensajes de odio, racismo y otros. Pero si un juez le dice a la empresa: quiero que bloqueen a todos los rojos. O a todos los azules, ¿cuál es el límite? Por otro lado, las plataformas deben hacer algo para controlar esos mensajes. Es una situación compleja”, comenta.
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Migración digital
¿Qué ha pasado con los usuarios de X, ahora que no tienen acceso? Han empezado a migrar a otras plataformas como Bluesky o Threads. Solo en la última semana, dos millones de nuevas cuentas se abrieron en la primera de esas redes en Brasil. ¿Por qué la eligieron? Porque es fácil de usar y tiene un diseño y funciones parecidas al antiguo Twitter. Entre sus funciones permite dar me gusta, repostear, citar, enviar mensajes privados, crear listas. Eso la hace mucho más amigable para un “extuitero”.
Una encuesta del Knigth Center entre sus periodistas afiliados con base en Brasil recoge opiniones encontradas sobre el bloqueo: Sérgio Spagnuolo, editor de Núcleo Jounalismo, dice que en los últimos tiempos la utilidad periodística y el alcance de X habían disminuido significativamente y que más bien se difundía mucha desinformación. Por su parte, Emanuelle Bordallo, reportero de política internacional de O Globo, explica que X es una fuente de información muy importante porque jefes de Estado y autoridades hablan allí antes de emitir otras declaraciones oficiales, y muchas noticias de última hora proceden de la plataforma.
En declaraciones al Financial Times, David Nemer, profesor de estudios de medios de comunicación en la Universidad de Virginia, afirma que Moraes ha enviado un mensaje contundente: “Ha desafiado a Musk y el mundo ha estado observando. Brasil está demostrando que (Musk) no es invencible”.