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Сентябрь
2024

El Adriático desde Croacia: ciudades, islas, playas y naturaleza para perderse

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Además de ciudades como Dubrovnik, Split y Zadar e islas como Hvar, Korčula, Brač o Mijet, la costa croata ofrece mil rincones de aguas cristalinas y actividades en plena naturaleza. Y si a eso le sumamos una gastronomía con matices de diversas culturas, el resultado es uno de los destinos más atractivos y sugerentes de toda Europa

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La costa del Adriático en Croacia es uno de los destinos más completos y diversos del Mediterráneo. Con una extensión que supera los 1.700 km y más de mil islas repartidas a lo largo de sus aguas cristalinas, este litoral combina a la perfección historia, cultura, naturaleza y un estilo de vida relajado. Un lugar donde podemos viajar al pasado entre ciudades amuralladas y, en el mismo día, disfrutar de islas encantadoras y playas que parecen sacadas de una postal.

El mar Adriático, de un azul intenso, es famoso no solo por su belleza, también por su pureza. De hecho, la costa croata es considerada una de las más limpias de Europa, lo que la convierte en el paraíso perfecto para zambullirse y disfrutar del agua. Siempre sin olvidar que aquí la historia juega un papel fundamental, pues desde las antiguas civilizaciones griegas y romanas hasta las influencias venecianas y otomanas, el Adriático es un mosaico de culturas que se refleja en la arquitectura, la gastronomía y las tradiciones locales.

Con un clima mediterráneo que regala inviernos suaves y veranos cálidos, es cierto que Croacia se ha consolidado como un destino ideal para los amantes del sol y la playa. Pero la verdadera riqueza de la costa croata reside en su diversidad, pues cada ciudad, cada isla y cada rincón natural tiene algo para cada tipo de viajero.

Dubrovnik, Split y Zadar: la cara croata del Adriático

Dubrovnik es, sin duda, la estrella de la costa croata. Esta ciudad amurallada, conocida como “la Perla del Adriático”, se alza majestuosa frente al mar. Su casco antiguo, con calles adoquinadas y su arquitectura medieval, es un auténtico museo al aire libre que nos transporta a otra época. Si no has estado es probable que la hayas visto en alguna película, pues ha sido escenario de multitud de rodajes cinematográficos. Y aunque eso ha incrementado su popularidad, en realidad su fama se la debe a la impresionante muralla de más de 2 kilómetros que la rodea, a su catedral barroca y a edificios monumentales como el Palacio del Rector. Aunque la capitalidad se la lleva Zagreb, en realidad Dubrovnik no se queda atrás gracias a su vivo centro cultural, donde gastronomía, conciertos y festivales marcan su animado día a día.

Split, por otro lado, es una ciudad que vive entre dos épocas. El Palacio de Diocleciano, uno de los monumentos romanos más importantes del mundo, hace de centro de la ciudad. Paseando por sus calles, que te harán sentir dentro de un laberinto, verás que los restos de la época romana se entremezclan con edificios medievales y modernos, y que los cafés, las boutiques y los restaurantes le dan a Split un aire cosmopolita. Además, la ciudad es un excelente punto de partida para explorar las islas cercanas o disfrutar de playas locales como la de Bačvice, famosa por su arena y sus aguas poco profundas.

Para buscar otro ambiente siempre está Zadar, que es quizá la más relajada de estas tres ciudades, aunque no por ello menos interesante. Llama la atención por cómo combina historia y modernidad, pues mientras paseas por ruinas romanas e iglesias medievales, puedes disfrutar de obras de arte contemporáneo como el famoso Órgano del Mar, que convierte las olas en música, o el Saludo al Sol, una instalación lumínica que hace brillar el suelo en colores al anochecer. Si quieres disfrutar de la cara más íntima de Zadar no te pierdas sus mercados locales, donde encontrarás de lo mejorcito que produce el Adriático.

Las islas: Hvar, Korčula y más allá

Hay infinidad de islas croatas en el Adriático, pero si hay algunas que nunca deberías pasar por alto esas son Hvar y Korčula, o incluso Brač, Vis y Mljet si quieres ir un poco más allá. Cada una tiene algo que ofrecer y, como ahora verás, cruzar hasta ellas siempre está más que justificado.

Hvar es conocida por su animada vida nocturna y sus múltiples propuestas urbanas, pero también tiene un lado más tranquilo si lo que buscas es algo de relajación, pues la isla es hogar de playas solitarias y calas escondidas que merece la pena buscar. La ciudad de Hvar destaca por su imponente fortaleza y su puerto lleno de yates, pero si te adentras en el interior de la isla encontrarás pueblos tranquilos y viñedos que producen algunos de los mejores vinos del país.

Korčula es una isla que ofrece una experiencia completamente distinta, con un ritmo más pausado y un ambiente más tradicional. Se dice que aquí nació Marco Polo y su casco antiguo es una joya medieval que a menudo se compara con la mismísima Dubrovnik, pero en miniatura. Sus pequeñas playas, rodeadas de naturaleza virgen, son perfectas para quienes buscan desconectar por un rato. Además, la isla es famosa por su vino blanco de la variedad autóctona Grk, lo que la convierte en un destino ideal para los amantes del enoturismo.

Más allá de Hvar y Korčula, otras islas merecen una mención especial. Brač, hogar de la famosa playa de Zlatni Rat de la que ahora te hablaremos, es ideal para los amantes de los deportes acuáticos. Vis, una de las islas más alejadas de la costa, ha mantenido su autenticidad y es perfecta para quienes buscan una escapada tranquila en plena naturaleza. Mientras que Mljet, con su parque nacional que abarca gran parte de la isla, es ideal para hacer senderismo y disfrutar de paisajes naturales.

Playas y naturaleza: entre calas y parques nacionales

Es indiscutible que las playas del Adriático croata son famosas por su belleza. Muchas de ellas están formadas por guijarros, pero las aguas cristalinas que las bañan compensan con creces la falta de arena. Como te decíamos, la de Zlatni Rat (Cabo Dorado en croata), en la isla de Brač, es una de las playas más icónicas del país, con su forma de cuerno que cambia según el viento y las mareas. Punta Rata, en Brela, ha sido reconocida como una de las playas más bonitas del mundo, con sus aguas turquesas, en un cabo cubierto de un bosque de pinos, y con vistas a la montaña Biokovo.

Para quienes prefieren un entorno más salvaje y nunca viajan sin sus zapatillas de trekking, el Parque Nacional de los Lagos de Plitvice es de visita obligada. Este espectacular conjunto de lagos y cascadas, rodeado de bosques exuberantes, es uno de los paisajes más impresionantes de Croacia. Aunque si lo que prefieres es mar, el Parque Nacional de las Islas Kornati es un paraíso para los amantes de la navegación y el esnórquel. Con más de 100 islas y pequeños islotes es un lugar perfecto para explorar en barco, con numerosas calas escondidas donde desaparecer.

Sabores del Adriático: una experiencia gastronómica

Estando donde está, cabía esperar que la cocina de la costa del Adriático estuviera llena de matices de diferentes culturas. En sus platos vamos a encontrar influencias mediterráneas, italianas y balcánicas, y eso se nota en el sabor de cada plato. Como no podía ser de otro modo, los mariscos frescos son una de las estrellas de la gastronomía local, con platos como el buzara, un guiso de mariscos cocido con tomate, ajo, perejil y vino blanco. Aunque tampoco hay que pasar por alto las pasticadas, un estofado de carne de ternera típico de la región de Dalmacia, y los calamares a la brasa, que aquí saben como en ningún otro sitio. Como ya has podido ir viendo, los vinos locales, tanto blancos como tintos, son de alta calidad, y las bodegas en las islas, como Korčula y Hvar, son perfectas para disfrutar de unas buenas catas.