La Niña del Arenal
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Tiene la Piedad un visaje de amargura que se esconde en la sombra de las catalpas de Adriano, que Roma se hizo cristiana en Sevilla, no en Constantinopla, y por eso la Centuria de Escipión el Africano da por aquí la batalla de la Esperanza. Es una chiquilla que aún está fraguando sus duquelas cuando las penas la ahogan a Ella llenando sus brazos de Misericordia. Y si Miguel Ángel enfrió esa tristeza con el mármol de Carrara para que la muerte de Cristo fuese más anciana que la vida de su Madre, Fernández-Andes la vivificó con el golpe de gubia de su sangre cubana para terminar tallando a la Virgen más niña del mundo. Una quinceañera de rostro de... Ver Más