La CDU, en la encrucijada de pactar con la izquierda para mantener el veto a la ultraderecha
Una semana después de las elecciones regionales en Turingia y Sajonia, ambos estados federales siguen buscando un nuevo gobierno y aunque en las dos regiones se da por hecho la necesidad de coaliciones para formar mayorías, existe una creciente resistencia para dialogar con la Alianza Sahra Wagenknecht (BSW) y así lograr la ansiada mayoría gubernamental. Especialmente desde las filas de la conservadora Unión Cristianodemócrata (CDU).
La autodenominada "conservadora de izquierdas" podría tener la llave para desbloquear el panorama político. Algo que podría complicar a la CDU y mucho más desde que varias voces de este partido estén exigiendo que la incompatibilidad de esta formación se haga extensiva al partido de la otrora líder de La Izquierda (Die Linke), Sahra Wagenknecht, tal y como hasta ahora se ha aplicado a la cooperación entre la CDU con la ultra Alternativa para Alemania (AfD).
"Todos los actores políticos saben lo que representa la BSW, es decir, que va en contra de las creencias elementales democristianas como son los vínculos con Occidente, la democracia liberal o la unificación europea", advirtió el cristianodemócrata Dennis Radtke. AfD y BSW quieren destruir a la CDU “porque somos el último baluarte del centro político”, agregó. No fue el único.
Su compañero en Renania del Norte-Westfalia, Frank Sarfeld, aseguró que la BSW contradice "todo lo que los partidos de la Unión han defendido desde la fundación de la República Federal de Alemania: vínculos claros con Occidente, una Europa unida y la pertenencia a la OTAN como el mayor proyecto de paz de la historia". No obstante, el resultado de las elecciones en Turingia y Sajonia dificulta que la CDU de ambos estados descarte a la BSW como posible socio de coalición.
En las dos regiones, la BSW, fundada en enero, se convirtió en la tercera fuerza más fuerte: en Turingia, con el 15,8% de los votos y en Sajonia con el 11,8%. En Turingia, la CDU difícilmente podrá superar a la BSW si quiere alcanzar la mayoría en el parlamento estatal. Lo mismo en Sajonia donde la búsqueda de un gobierno probablemente será difícil ya que la CDU, aún ganadora, solo pudo superar por poco a la AfD.
El líder de la CDU, Friedrich Merz, no quiere saber nada sobre tales desacuerdos dentro de las filas de su propio partido. Con vistas a las conversaciones de coalición en Sajonia y Turingia, Merz mostró su confianza en que los líderes de la CDU de estos “Länder” "asuman con responsabilidad la tarea que les han encomendado los electores".
También volvió a dejar claro que no habrá ninguna coalición con la AfD o con el partido de La Izquierda. Sin embargo, describió la formación de Wagenknecht como un partido de una “talla en gran medida desconocida”. Ahora es “una cuestión de si los diputados elegidos están dispuestos a participar en la formación de un gobierno sensato”. Pero esta cuestión debe decidirse ahora “en Dresden y Erfurt y no en Berlín”. Las conversaciones podrían durar algunas semanas más y las coaliciones se avistan lejanas.
Mientras tanto, y a la sombra de estas discusiones, brilla la figura de Sahra Wagenknecht. Después de debilitar a su antiguo partido, Die Linke, con críticas internas a lo largo de los años, su partido es ahora la estrella del panorama político germano.
Aunque la Alianza Sahra Wagenknecht no se fundó oficialmente hasta enero y solo tiene unos pocos miembros, ningún programa real y apenas oportunidades para que sus seguidores participen, consiguió entrar a ambos parlamentos regionales con cifras de dos dígitos. Y eso que este partido llevó a cabo la campaña electoral más absurda. En ambos estados federados, la BSW publicitó ampliamente a la fundadora del partido, Wagenknecht, sin ser ella la candidata ni en Turingia ni en Sajonia.
Sobre su mensaje, Wagenknecht destaca especialmente en dos temas: defiende la paz y la inmigración controlada. Está en contra del envío de armas a Ucrania, del emplazamiento de misiles estadounidenses de largo alcance en Alemania o de una mayor migración irregular. En repetidas ocasiones ha pedido una negociación de paz con Putin, ignorando el hecho de que él no quiere dialogar. Y aunque ninguno de estos temas se decide a nivel regional, mucha gente le votó precisamente por eso.
Durante años, Wagenknecht representó sus posiciones en programas de televisión, lo que le dio una gran credibilidad, especialmente en la Alemania del este. Semanas antes de estos comicios, Wagenknecht formuló constantemente sus exigencias a un futuro socio de coalición, consciente de que su formación podría inclinar la balanza, lo que finalmente sucedió. Ahora, y solo unos meses después de su fundación, el nuevo partido no solo podría participar de los dos parlamentos regionales, sino también tener repercusión a nivel nacional.
El año no podría haber ido mejor para Sahra Wagenknecht y todavía queda una cita electoral este año: el 22 de septiembre el “Land” de Brandeburgo irá a las urnas y todo apunta a que la extrema derecha y la BSW se anoten otro nuevo tanto.